Newell’s y Heinze necesitaban empezar a construir bases sólidas para esta temporada. Algún guiño de complicidad. Algún indicio que les permita salir del aturdimiento del debut en el torneo local. Alguna ratificación de rumbo, más que necesaria en los inicios de un ciclo. Newell’s y Heinze necesitaban comenzar a darle al Coloso un blindaje especial, vestirlo de fortaleza, poder amigarse con las buenas cosechas en casa, que ese el principio de cualquier ilusión futbolera.
La festejada victoria 1-0 sobre Vélez fue el premio a su mayor decisión, a su espíritu de búsqueda, en el medio de un duelo chato y de vuelo bajo. Se llevó el premio mayor porque acumuló más merecimientos. Y con ese atrevimiento le alcanzó.
El regreso del Gringo a su casa merecía probablemente una puesta todavía mejor. Pero este equipo en proceso de serlo todavía no está en condiciones de reparar en estos factores exógenos.
A este Newell’s le falta tiempo y trabajo, y por eso las palabras del Gringo en la semana. “Prefiero el camino largo del esfuerzo”, remarcó el nuevo DT en rueda de prensa. Y esa advertencia, en estos tiempos fundacionales de una nueva era en Newell’s, pueden representar un arqueo de situación y una declaración de intenciones.
Ante el cuadro de necesidades, Heinze tuvo que apurar la salida al ruedo Mosquera y Recalde, futuros titulares en este elenco, pero que todavìa les falta un poco para estar a punto física y futbolísticamente.
Newell’s arrancó el partido tratando de hacer pie, con actitud de búsqueda, pero mostró fisuras en la primera pelota seria que le cayó a su área (a los 8’), y Janson, demasiado solo por el segundo palo, increíblemente falló una chance clara. La única de la visita y de todo el primer tiempo.
Más allá de eso, Velez no estaba fino en los pases, y eso le quitaba capacidad de daño en las respuestas.
Y Newell´s solo asomaba con tiros libres desde los costados que no podía traducir en riesgo concreto. Los dirigidos por Heinze marcaban presencia, de la mano de Velázquez y Sforza, pero esos esbozos no lograban trascender, y todo se perdía cuando se acercaba al área del Fortín. Arriba le faltaron peso e ideas.
De los dos, en esa primera etapa, fue Newell’s el que quería adueñarse del pleito. Sin claridad, pero esa era su postura de entrega colectiva.
Vélez transitó esa etapa muy atado, nunca pudo desplegar sus garras. Había un buen trabajo de desgaste de los jugadores rojinegros pero la visita se entregó mansa a la intrascendencia.
El pálido 0-0 del entretiempo castigó por partes iguales a los dos. Al dueño de casa que quiso un poco más pero no creó una acción de peligro concreta, Y a un Vélez sepia que jugò siempre con freno de mano.
En el complemento, los ingresos de Pablo Pérez y el paraguayo Recalde provocaron mayores expectativas de poder encontrar ideas y más claridad. Pero, a la lepra le costó toda la noche ser profundo y lastimar.
Más allá de lo buscado con esos cambios, la llegada al gol la arrimó otro tiro libre desde el costado. De esos que había desperdiciado tantos antes. A los 24’, Sordo envió al área, Velázquez la bajó y Sforza solo la tuvo que empujar para anotar el primero leproso, y desatar la locura en el Parque.
Anta la falta de ideas, las pelotas detenidas le acercaron la solución para destraba un pleito complicado que parecía perderse demasiado lejos de los arcos. Y los dos que habían levantado banderas del triunfo en los 40 iniciales, Velázquez y Sforza, fueron los que llenaron de razones la victoria y de la diferencia forjada en el complemento.
Con el pibe Aguirre en cancha, Newell’s sumó picardía. Y se vieron algunas combinaciones con Recalde (siempre se buscaron, no siempre con precisión) que mostraron lo que puede ser el nacimiento de un sector a sacarle provecho.
El triunfo ante el Fortín vale oro para este proceso, que hasta ahora venía esbozando más de lo que comenzaba a concretar.
Lo expuesto frente a Vélez se respaldó en una puesta más ordenada, que no dejó latir al rival y que le sacó un extraordinario rédito a su única acción de riesgo concreto.
Fue un paso adelante, enorme, evidente, muy concreto, en un momento muy importante, que permite empezar a imaginar un futuro posible. Newell’s lo necesitaba, y Heinze también.
¡LA LEPRA DE HEINZE LE GANÓ AL FORTÍN EN ROSARIO! | Newell's 1-0 Vélez | RESUMEN