Esteban Andrada se regodeaba con terminar de nuevo con la valla en cero, como en los 1.128 minutos anteriores. Si ni Maxi Rodríguez pudo vencerlo en ese mano a mano en el adicional del primer tiempo, cuando suspiró al ver que la Fiera le pegó mal de emboquillada, el arquero de Boca tenía para pensar que volvía a zafar. Lucas Albertengo estaba más para aguantar que para atacarlo verticalmente. Rodrigo Salinas no había podido encontrar un hueco. Denis Rodríguez ya no pateaba como en esa que dio rebote en la primera mitad y encima era reemplazado por un jugador que no había tenido ni el más mínimo roce en esta Superliga. Pero así es el fútbol de impredecible y el delantero, que recién en la 8ª fecha tenía su primera vez en cancha después de quedarse 11 partidos afuera, le rompería el arco y el invicto. Por eso para Cristian Manuel Insaurralde fue el día más importante desde que retornó al fútbol argentino y a Newell's. Al fin esa apuesta que tanta expectativa había sembrado empezaba a pagar dividendos en lo que todo el equipo de Kudelka espera sea el inicio de un ciclo de frutos gordos.