A dos meses de que se dispute la final de la Copa Davis entre Argentina y Croacia aumenta el entusiasmo. Si bien aún restan muchos temas por definirse (la sede será Zagreb, confirmada ayer por un diario croata), como la superficie y los tenistas que participarán, las especulaciones son imposibles de esquivar. Sobre todo avizorando un futuro más que positivo para el equipo capitaneado por Daniel Orsanic. La Ensaladera de Plata, esquiva como un amor imposible, está otra vez en el umbral de la conquista. Aunque da la sensación de que esta vez, por fin, será. No pretende esta nota hacer futurismo. No es en esa la tónica, sólo pretende acercar algunos puntos que invitan a la ilusión. ¿Cuáles son?
l Para ganar la Copa Davis un equipo necesita tener al menos un jugador top y uno que pueda acompañarlo, aunque sea de menor jerarquía. Argentina los tuvo por años, pero no los supo aprovechar porque entonces, una y otra vez, los egos pesaron por encima de un trabajo conjunto y tarde o temprano terminaron dilapidando hasta las chances más tentadoras. Cuatro veces fue finalista y las desperdició. Cada uno de esos equipos terminó explotando por los aires por algún problema interno. Esta vez tiene a Juan Martín Del Potro (protagonista también de aquellos equipos conflictivos) en un gran nivel, conforme con el grupo y cuerpo técnico, mimado y atendido como un bebé. Aún cuando no estuvo presente por lesiones, este grupo que armó Orsanic se pensó alrededor de Juan Martín Del Potro. Como cuando se dice que los equipos deben amoldarse a Lionel Messi y no Lionel Messi a los equipos. Bueno, algo de eso hay en este conjunto argentino de Copa Davis: Del Potro es la figura. En cierta manera Orsanic lo está logrando. Le limpió los alrededores de jugadores identificados con "el otro bando" (el de David Nalbandian, peleado con Delpo) y habilitó una formación saludable. Leonardo Mayer, Federico Delbonis y Guido Pella son tenistas que lo pueden secundar perfectamente, pero además son tipos de perfil bajo que prefieren estar lejos de las marquesinas. Con ellos no habrá lucha de egos seguro. Mucho menos con los otros que fueron parte del equipo este año: Renzo Olivo, Facundo Bagnis y Charly Berlocq. La única presencia que podía hacer ruido en el núcleo del plantel es la de Pico Mónaco, hoy con un pie y medio afuera de la convocatoria más importante.
l La localía juega un papel fundamental en la Davis. Paradójicamente Argentina llegará a la final sin haber disputado ninguna serie en casa, pero parece que Croacia no es el destino más hostil, por lo tanto hay con qué hacerle frente. Después de haber pasado a Gran Bretaña en Glasgow, con Andy Murray y una hinchada más que encendida, lo de Croacia ni siquiera parece preocupar. Además es un hecho que los argentinos que consigan llegar al escenario elegido le pondrán el tinte local con mucho ruido y color. El destino se llama Zagreb.
l Juan Martín Del Potro no sólo está bien para jugar la Davis. También "quiere" jugar la Davis. Lo que en otros años no fue prioridad en su carrera esta vez sí lo es. El tandilense volvió "de a poco" en la temporada, cuidándose la mano izquierda operada nuevamente el año pasado. Iba de a poco, buscando ritmo y se encontró con cosas maravillosas, como vencer a cinco jugadores que están dentro del top ten. Y una salvedad: con los otros no jugó. Fue finalista en los Juegos Olímpicos, se colgó la medalla de plata y fue cuartofinalista en el US Open, donde no participaba desde hacia tres años. Alimentado con el combustible de las emociones volvió a brillar ante Gran Bretaña en la Davis ganándole el punto clave a Murray. Este 2016 de Delpo, que iba a ser "de prueba", pasó a ser espectacular. Sin mucho que perder y con tanto por ganar, la Davis pasó a ser prioridad. A partir de esto rearmará su calendario para las próximas semanas con la intención de llegar bien a la final. Si no baja el nivel y tampoco lo hacen Delbonis, Mayer y Pella, Argentina es candidataza.
l Croacia se apoya en la figura de Marin Cilic, 11º del escalafón mundial, ganador hace un par de años en Flushing Meadows. Pero Marin Cilic no es ningún invencible, como parecía Murray en la serie pasada. Cilic y Delpo son de la misma generación y se conocen hasta el hartazgo. Delpo le puede ganar tranquilamente, ya lo hizo. Pero tampoco es un monstruo ante el cual no se puedan parar Mayer, Delbonis o Pella. Borna Coric, la segunda raqueta croata, acaba de anunciar que será operado de la rodilla y atendiendo a los tiempos de recuperación es posible que no llegue en condiciones a la final. El capitán Zeljko Krajan trataría de convencer al lungo Ivo Karlovic, de 2,11 metros y 20º del ránking, para que vuelva al equipo, porque está peleado con la federación de su país. Pero Karlovic sólo es peligroso con el saque. Después es un jugador torpe en sus movimientos, sin tanta técnica ni mano. También "ganable", como Ivan Dodig (89º) y Frank Skugur (182), los otros posibles miembros del equipo.
l Orsanic se recibió de estratega contra Gran Bretaña. Planteó la serie como nadie la hubiese planeado. La craneó con Del Potro y le salió bien. Le ganó la pulseada a los 40 millones de capitanes argentinos de Copa Davis. Tiene un buen diálogo con todos los jugadores y nadie está disconforme si le toca quedar afuera de algún punto: "Un equipo, un país, un sueño", la frase que reza la bandera que acompaña al equipo enraizó en los tenistas.
l Argentina dejó pasar cuatro oportunidades de ganar la Davis. Desperdiciar cinco sería un exceso. Y hoy este es el panorama.