Fue un golpe al mentón. Tan seco como contundente que aún duele. Sobre todo en el corazón y orgullo de los hinchas de Central. Marco Ruben avisó que seguirá en modo reposo hasta nuevo aviso. Esa determinación generó un torbellino de dudas y problemas a resolver a la brevedad en el seno dirigencial y en las entrañas del cuerpo técnico que lidera Cristian González. Porque la decisión del 9 obligará al rearmado del equipo sin su figura. El Kily contaba con los ojos cerrados con el delantero. Lo tenía como el máximo referente y exponente. Pero ante la sorpresiva postura de Marco trastocó todo el flamante proyecto, que tiene como base el sentido de pertenencia. Ahora el técnico canalla deberá mostrar temple y muñeca de mando para mover rápido los reflejos para buscar un reemplazante de grueso calibre en un contexto nada favorable internamente por la pandemia.
El pasado sábado a la tarde, Central emitió un comunicado labrado por Marco Ruben en el que refleja la “decisión de no jugar al fútbol profesional durante lo que resta de este año 2020. Si bien siento esto como una pausa en mi carrera, el tiempo y las circunstancias dirán si esta pausa es definitiva o no”.
Automáticamente los hinchas vieron esas líneas como un claro adiós por más que en otro párrafo haya destacado que: “No vivo esto como una despedida, pero siento oportuno agradecer a todo el mundo Central por estos años recorridos juntos que sin duda fueron los más importantes de mi vida como futbolista”. Desde el mundo exterior la lectura a simple vista es clara: Ruben le hizo un desplante a Central. Esta hipótesis se puede argumentar si se apela al contenido público que realizó y enumeró en reiteradas ocasiones Cristian González desde que asumió formalmente y necesita jugadores comprometidos ahora con la causa.
El Kily quiere que el club debe recuperar el sentido de pertenencia. Y este accionar de Marco no ayuda en acompañar lo que pregona el actual entrenador canalla, que se enteró el sábado por Ovación que el hasta hace poco referente del plantel canalla iba a lanzar un comunicado. No caben dudas de que para la era del Kily González es un cimbronazo. Se trata del jugador estrella. Era el referente. El mismo quien le había confesado al DT que seguía en su proyecto en su momento.
El Kily pretende un equipo equilibrado. Para esta primera etapa busca la base construida desde experiencia. Sin embargo, la realidad marca que perdió antes de arrancar al rey del tablero táctico. Y ahora tiene el desafío de suplirlo. ¿Podrá desde los recursos del club?
Mientras que la postura de Ruben generó un cúmulo de sensaciones disímiles en el seno dirigencial. Muchos imaginaban una respuesta como la que brindó anteayer. Sobre todo porque desde hacía días no tenían novedades de Marco, quien claramente se enamoró de la cuarentena.
Ruben priorizó seguir nutriéndose del círculo familiar. Alimentado la pasión por el río y la pesca en una etapa particular por la pandemia, claro está. Desde que decidió reintegrarse al club a fines de 2014 mostró una película con capítulos de diversos géneros.
Tuvo la suficiente capacidad para regalar sonrisas en casi todos los clásicos que jugó. Hizo goles en el Gigante y en el Coloso. Con la misma personalidad fue protagonista a la hora de patalear por el contrato en agosto de 2018. En aquella ocasión lo hizo de manera espontánea y sin pedir permiso.
Hubo humo blanco con los directivos y meses después fue uno de los guerreros que conquistó la Copa Argentina en Mendoza ante Gimnasia La Plata. En ese torneo no fue determinante. Estaba eclipsado por Matías Caruzzo y Néstor Ortigoza, dos jugadores que entendían a la perfección a Bauza. A los pocos días, y cuando los canallas saboreaban el éxito triunfal tras casi 23 años sin festejos, argumentó necesitar un cambio de aire.
Fue así que emigró a Brasil para sumarse a Atlético Paranaense. Allí jugó todo el 2019, casi al mismo tiempo que Central se jugaba el descenso. Cuando consideró dejar Curitiba optó por regresar a Arroyito. Y así fue. Se reintegró hace un puñado de meses. El viernes 20 de diciembre fue presentado como honores en el Gigante.
Ruben habló ese mediodía con felicidad y proyectando una estadía prolongada. Jugó lo que restaba de la Superliga y terminó marcando de lo lindo en los últimos partidos. Hasta que la actividad se paró por completo a raíz de la pandemia.
Desde entonces todo entró en terreno de suposiciones. Ruben nunca habló desde que arrancó la cuarentena. Su representante fue sincero cuando declaró en una entrevista con Ovación el pasado 19 de junio que “Marco aún no decidió qué hará”. También remarcó que “sigue en Central o deja el fútbol”. Por el momento colgó los botines, pese a que podría volver a calzárselo en enero próximo.
Habrá que ver qué sucederá llegado el momento. ¿Tendrá lugar? De la boca para afuera, sí. Incluso desde Central ayer fueron diplomáticamente correctos. No se movieron del eje racional pese a que por dentro podrían estar pensando en lo contrario. El presidente Rodolfo Di Pollina le dijo a este medio que “las idea de la dirigencia es que tiene las puertas abiertas”.
El directo deportivo Raúl Gordillo afirmó que “las puertas no se le cierran a nadie, menos a un referente como Marco”. Aunque a la vez expresó que “va a depender en diciembre cómo estemos. Vuelve Zampedri y seguramente el Kily decidirá”.
Tras las consultas de rigor, más tarde apareció en las redes oficiales del club un mensaje destinado que decía: “¡Las puertas de tu casa siempre van a estar abiertas!” colgado de un video de Marco anotándole un gol a Newell’s en el Gigante.
No caben dudas de que es un momento sensible para Central. Marco Ruben avisó que sigue en modo exjugador cuando el club está buscando volver a recuperar el sentido de pertenencia. La dirigencia emite señales de seducción al capitán. Mientras el Kily se quedó sin el máximo referente para encarar el gran desafío de su vida como entrenador en el club que lleva en el corazón.