La política santafesina, más temprano que tarde, deberá salir a la cancha para definir el futuro inmediato y trazar proyecciones. No habrá para nadie 2019 sin 2017.
Por Mauricio Maronna
La política santafesina, más temprano que tarde, deberá salir a la cancha para definir el futuro inmediato y trazar proyecciones. No habrá para nadie 2019 sin 2017.
Las elecciones de medio mandato constituirán para Mauricio Macri, Miguel Lifschitz y Mónica Fein una parada clave para interpretar cómo están parados y cuáles son las verdaderas chances para que Cambiemos y el Frente Progresista lleguen sin muletas al recambio en el poder, que será dos años después.
Macri necesita como un bien de primera necesidad romper la cadena de derrotas que ha tenido el PRO en Santa Fe y Rosario desde el 2011, aunque el año pasado estuvo cerca de poder quedar con la Gobernación y la Intendencia. Esta vez será el presidente de la Nación el que pujará para que el título del día después de las elecciones a diputado nacional y a concejal sea que Cambiemos ganó la provincia y la ciudad de Rosario.
Esa pretensión macrista, pero como contraespejo, es la misma que tiene el socialismo. Y la UCR que no se pintó de amarillo. Aún.
A todo o nada. La aparición de Cambiemos en Santa Fe acelera los pasos para que el radicalismo defina posicionamientos, al margen de fotos y declaraciones de buena voluntad. El ministro del Interior, Rogelio Frigerio, les pidió mayor affectio societatis en la Legislatura, como una manera de ir rompiendo el apoyo part time al gobierno nacional y a la Casa Gris.
En su última visita a Rosario, tras una disertación en la Bolsa de Comercio, Frigerio no dejó lugar a dobleces: "Tienen que ser voceros de la gestión de Macri". La petición colma de ansiedad a la mayoría de los radicales que, en caso de romper amarras con el socialismo, tiene mucho para perder y todavía no sabe cuánto para ganar.
Es lo que se le escuchó decir a un eterno diputado provincial de la UCR que está en Cambiemos pero es oficialista histórico en Santa Fe: "El PRO nos ofrece subir a una balsa que no se sabe ni cuánto ni cómo resiste. Está como el Titanic antes de hundirse pero con orquesta y copas de champán para los que viajamos en la cubierta".
Por lo pronto, desde la conducción de la UCR, encabezada por Julián Galdeano, esgrimen por lo bajo una táctica a tres bandas que no deja de ser llamativa. Quieren ir con Cambiemos a diputado nacional, como UCR a los comicios a concejal por Rosario y como Frente Progresista en el resto de las ciudades y comunas.
"Esa decisión nos convendría a todos, porque de lo contrario se viene una pelea interminable por lugares en las listas", blanqueó un concejal radical.
En ese contexto, los nombres de los potenciales candidatos comienzan a aparecer. Por primera vez, el socialismo tendrá que afrontar un proceso electoral en Rosario sin demasiadas garantías de triunfo, atento a una realidad crítica en materia de gestión, y con la intendenta Mónica Fein pagando muchos costos por la inseguridad. Además, Cambiemos es un frente muy competitivo.
También por primera vez desde el propio socialismo no descartan que el cabeza de lista a concejal sea un extrapartidario. Y allí aparece el nombre de Pablo Javkin, actual secretario General del municipio. "Antes tienen que profundizar los cambios en la gestión y darle mayor protagonismo a Pablo y a otras referencias del Frente", dicen cerca de Javkin, quien se hamaca entre su deseo de ser candidato a intendente y la necesidad previa de revalidar títulos y ganar conocimiento en una elección previa. Verónica Irízar es otro nombre que suena en el PS.
Es el mismo dilema por el que atraviesa, en el PRO, Roy López Molina, quien ya tendría decidido dejar su banca de diputado provincial para competir por el Palacio Vasallo.
Pero esa consigna que indica que "no hay 2019 sin 2017" repercute directamente en la antesala de los comicios a diputado nacional. Antonio Bonfatti es la principal espada que tiene el socialismo para evitar una derrota en la provincia, que sería leída como la previa del recambio en el poder. "Haré lo que el partido me pida", repite como un mantra el ex gobernador.
Radicales en espera. Para Cambiemos no será neutral la posición que defina José Corral, intendente de Santa Fe y presidente nacional de la UCR. "Pensábamos que a esta altura la gestión de Macri estaría mejor, y eso traba que se incorporen más radicales. Pero si Corral no es candidato va a ser más complicado para nosotros hacer seguidismo de un candidato del PRO", confió un correligionario.
Por lo pronto, el macrismo ya tiene definido un nuevo desembarco político. El vienes quedará conformada la Fundación Pensar en la provincia, con sede en Rosario. El diputado nacional Luciano Laspina será el encargado de dirigir ese ámbito, pensado como una especie de think thank del PRO en Rosario, que vaya más allá de nombres populares y proponga un ideario sustentado profesionalmente.
Laspina intentará renovar su banca en 2017, pero el problema de Cambiemos es que todos los que terminan su mandato en la Cámara de Diputados intentan hacer lo propio. Y todos no entran.
Lejano a los ruidos, el PJ santafesino también deberá enderezar la proa hacia las elecciones legislativas. Hoy por hoy, el único que ha definido presentarse como postulante a diputado nacional es Agustín Rossi, quien será la voz que reivindique los 12 años de kirchnerismo, sin pudores ni rubores. Rossi jugará por adentro del PJ si se respeta el sistema D'Hondt a la hora del reparto proporcional en las Paso, de lo contrario irá por afuera.
Al tanto de esto, la estructura peronista más clásica comienza a convocar a dirigentes que durante la hegemonía kirchnerista hicieron rancho aparte, tal el caso del concejal Diego Giuliano, entre muchos otros. No aparece ningún nombre capaz de traccionar por sí mismo. Por eso, como tantas otras veces sobrevuela el mito del eterno retorno alrededor de María Eugenia Bielsa, quien mantuvo reuniones, incluso, con Omar Perotti.
Por esos andariveles transcurre en estos tiempos la política local, siempre a media voz y con sigilo, en momentos en que la sociedad santafesina, y rosarina en particular, interpela a todos por un motivo excluyente y urgente: la inseguridad.
Por Miguel Pisano