Votemos. Chau miradas cómplices, adiós palabras y soporíferos debates sin retos a duelo y escasez de pimienta. Las necesidades son muchas y conocidas: falta de trabajo, más y mejor educación pública gratuita, eficaz cobertura de salud y también la decisión de recuperar la seguridad perdida. Las estamos sufriendo en carne viva. Las promesas, demasiadas. Hay escasa o nula mención a lo no hecho. Sólo algunas ideas y buenas intenciones aunque sin ahondar demasiado en el cómo. Veo jugar a mis nietos cerca de un arenero público donde mascotas ensucian complacidas y nos vamos. Esos espacios son una bomba, me dijo una vez un funcionario. "Si vieras la cantidad de pesticidas que tiene una lechuga, no comerías más. No sólo está expuesto el producto, sino también la persona que está trabajando ahí y hasta en las cercanías del lugar. Hay casos donde se ven malformaciones y problemas de respiración. Los microorganismos de la tierra son devastados, neutralizados y muertos." Lo afirmó un famoso chef y experto en cocina vegetariana con establecimientos en el país que dice que carnes, frutas y verduras son modificadas a fuerza de venenos legales que las hace aparecer perfectas para el mercado de los alimentos que consumimos cada día. El uso de tóxicos se denuncia. Enfermedad letal conocida, pero olvidada. Nadie cuida de verdad nuestra salud. La avaricia puede más. Todos los mensajes de estación apuntan a lo sabido y los otros temas mejor esquivarlos. Como por ejemplo un colapso ecológico inminente. ¿Soportarían los candidatos una revisión exhaustiva de sus antecedentes en esa materia como funcionarios públicos? ¿Cuánto invertirán sus programas en ecología política? Es la letra chica invisible de documentos serios que acaba por diluirse en términos engañosos y simuladores. La estafa de siempre, diría un amigo cinéfilo. "Feos, sucios y malos" nosotros y "Uno miente, el otro engaña" ellos. Esos pescadores de votos saben que un gobierno hace tanto lo que decide como lo que decide no hacer. Las áreas responsables deben batallar endureciendo conductas contra el pillaje del Tercer Mundo que se proyecta sin traba alguna al futuro. La desnaturalización de la naturaleza está alertándonos. Y los responsables de las políticas públicas deberán rendir cuentas. Pero hay que exigirlas antes, durante y después de votarlos.