¿Qué harías si supieras que un desconocido está hablando con tu hijo o tu hija por Instagram o a través de WhatsApp? ¿Si le pidiera fotos? ¿Si intentara manipularlo o manipularla con falsas promesas o amenazas?
El grooming es un delito tan silencioso como peligroso. Y ya está ocurriendo. Merece toda nuestra atención.
¿Qué harías si supieras que un desconocido está hablando con tu hijo o tu hija por Instagram o a través de WhatsApp? ¿Si le pidiera fotos? ¿Si intentara manipularlo o manipularla con falsas promesas o amenazas?
Esto no es una advertencia teórica. Es una realidad que ya está ocurriendo, y que crece día a día.
El grooming, ese delito silencioso que ocurre detrás de una pantalla, es una de las formas más peligrosas de violencia hacia las infancias en la actualidad. No deja marcas físicas, pero sí profundas heridas emocionales. Puede ser la puerta de entrada a delitos más graves, como el abuso, la explotación e incluso la trata de personas. Y está más cerca de lo que creemos.
Según datos del Observatorio de Grooming Argentina, uno de cada cuatro chicos y chicas de entre 9 y 17 años recibió al menos una vez una solicitud para enviar contenido sexual. La mitad admite haber hablado con desconocidos en redes sociales. Cuatro de cada diez tiene un celular antes de los nueve años, y pasan más de siete horas diarias frente a una pantalla. Es decir: están expuestos, muchas veces sin supervisión ni herramientas para defenderse.
Ante esta realidad, no hay lugar para la indiferencia ni para la demora. Y como representantes del Estado local, tampoco podemos limitarnos a observar.
Por eso, desde el Concejo Municipal de Rosario, decidimos actuar con la urgencia y la responsabilidad que esta situación nos exige.
Renovamos el convenio con la organización Grooming Argentina, con quien ya venimos trabajando de manera articulada y efectiva. Lo hicimos junto a Hernán Navarro, referente nacional en esta lucha, y con el impulso del concejal Lucas Raspall, que ha llevado esta causa con compromiso y sensibilidad. Porque sabemos que la prevención no se declama: se organiza, se planifica y se lleva a las aulas.
Durante 2024 capacitamos a 3.688 estudiantes en 37 escuelas públicas y privadas de Rosario. También formamos a docentes, brindándoles herramientas para que puedan detectar, contener y actuar ante situaciones de riesgo. Esto es lo que tiene que lograr una iniciativa pública: llegar, transformar y dar respuestas donde antes había dudas o silencios.
Y hay algo más importante aún: junto a Grooming Argentina, les dijimos a los chicos y las chicas de nuestra ciudad que no están solos. Que pueden hablar, contar lo que les pasa, confiar. Que sus voces importan y que su cuidado es una prioridad.
En Rosario decidimos construir confianza, comunidad y cuidado. Y sabemos que no hay mejor herramienta contra el grooming que una red de protección activa. Porque entendemos que las pantallas en sí no son el problema: el problema es la soledad digital, el abandono institucional y la falta de información.
Combatir el grooming no es una bandera partidaria. Es una causa común de toda la sociedad que no admite excusas ni relativismos. Y sobre todo, es un llamado a cambiar la forma en que acompañamos a los chicos y adolescentes en un mundo cada vez más complejo.
Rosario elige no desentenderse. Y mientras otras voces gritan desde la bronca o el marketing, nosotros construimos desde el compromiso y la política pública.
Por Carina Bazzoni