Puesta a punto y costos
El funcionamiento de estas aplicaciones depende de expertos que diseñan, crean y optimizan herramientas para que funcionen de manera fluida en tablets y en sistemas operativos de celulares como Android e iOS, transformando ideas novedosas en interfaces reales para la experiencia de los usuarios. La demanda por estos perfiles también crece. Según proyecciones de la consultora Statista, el mercado global de aplicaciones móviles podría superar los u$s 755.000 millones en ingresos para 2027.
Los desarrolladores son los encargados de evaluar la viabilidad de los proyectos, definir los requerimientos técnicos y diseñar plataformas atractivas y funcionales. También realizan reiteradas pruebas para garantizar que cada aplicación cumpla con los estándares de rendimiento, seguridad y usabilidad. Esto incluye establecer patrones de protección de datos y coordinar con especialistas en experiencia de usuario (UX) y diseño de interfaz (UI) para asegurar un resultado final de calidad.
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Romeo Jovel, coordinador del área de Investigación y Desarrollo de Redjar.
Foto: gentileza Redjar.
En el plano técnico, Jovel diferencia entre quienes desarrollan apps móviles, quienes hacen aplicaciones web y los programadores full stack, que cubren ambos frentes. En etapas iniciales, un mismo profesional puede asumir todo el desarrollo, pero a medida que el proyecto se complejiza surgen especialistas para cada área. Si bien en Rosario el interés por crear productos digitales crece, la inversión inicial sigue siendo elevada: el desarrollo de una app empresarial puede rondar los u$s 20.000, mientras que los emprendimientos pequeños pueden arrancar con menor inversión. La diferencia está en el grado de análisis y definición del producto, ya que las primeras requieren un relevamiento detallado y desarrollos más complejos.
Lo nuevo en gastronomía
El desarrollo de aplicaciones ligado al mundo gastronómico es uno de los que viene con más empuje. Se trata de un rubro que se apoyó con fuerza en la digitalidad durante la pandemia, donde las apps fueron mediadoras centrales entre bares y comensales o a la hora de agilizar los tiempos de espera de un pedido o reserva. También surgen apps que buscan acercar promociones o descuentos en productos, en base a un modelo de suscripción mensual donde el usuario paga un precio fijo por acceder a beneficios.
Este esquema marca un punto central en el modelo de negocios de las aplicaciones móviles, que pueden optar por monetizar a través del cobro al usuario, al comercio o a ambos, dependiendo de las funcionalidades que brinden. Un ejemplo de una aplicación que utiliza la modalidad de cobro únicamente al negocio es Merent, creada por dos jóvenes rosarinos, Juan Ignacio Cisneros y Franco Estévez, egresados del Colegio San José. Este desarrollo busca mejorar la experiencia de los consumidores en bares de la ciudad.
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Juan Ignacio Cisneros y Franco Estévez, amigos y creadores de la app Merent.
Foto: gentileza Merent.
“Merent está pensada para resolver problemas frecuentes en la gastronomía, especialmente en horarios pico, como errores en la toma de pedidos, tiempos de espera prolongados y saturación del personal”, sintetizaron los socios. Los bares y cafeterías que quieran asociarse deben tener un menú digital con lectura de código QR. La tarifa contempla dos planes: uno “esencial”, con un costo de $50 por ticket consumido, y un plan “deluxe” que incluye un pago extra de $30.000 por mes (con el primer año bonificado) para acceder a reportes semanales y mensuales con recomendaciones para el negocio. Todo local que quiera trabajar con la app debe operar con un software especial provisto por Merent.
“El sistema utiliza inteligencia artificial para analizar datos del servicio, como tiempos de entrega o pérdidas, y entregar las métricas que ayuden a mejorar la operación. El cliente llega, se sienta, escanea el código QR, selecciona su mesa y la cantidad de comensales. Desde ahí puede ver la carta, hacer el pedido y pagarlo en el momento a través de una integración con Mercado Pago. Así se evitan demoras para ordenar la cuenta y se optimiza el trabajo de los mozos, que pueden enfocarse en lo que más valoran los clientes una atención cálida, cercana y personalizada. Merent creemos que la tecnología debe potenciar el servicio, no reemplazarlo”, indicaron los emprendedores.
Otro caso que llegó a la ciudad es Comidita, que sirve para reseñar restaurantes y bares de Rosario y alrededores. El desarrollo acaba de ser lanzado por Renzo Costamagna, quien contó a Negocios de La Capital que la idea es que las personas sumen opiniones y puntajes de los lugares que visitan, y que sirva a otros usuarios al decidir dónde ir a comer. Tiene un sistema de gamificación por puntos, donde a medida que se hacen más reseñas los usuarios adquieren más puntos que, en un futuro, podrían canjear por beneficios como descuentos en determinados locales, un ítem aún pendiente de implementación.
“Es una aplicación muy intuitiva, te deja subir fotos, hacer reseñas y usa herramientas de inteligencia artificial para mejorar las críticas. Hay un botón en la descripción que el usuario puede usar para mejorar la redacción. La hicimos junto a mi cuñado Esteban porque somos apasionados de la comida y la tecnología. En una semana la teníamos lista, cuando antes podría haber tardado tres o cuatro meses, gracias a herramientas de IA que optimizan su armado”, aseguró Renzo. Por el momento, no les genera ingresos, ya que la búsqueda fue acercar una opción divertida a quienes disfrutan de salir a comer y de hacer críticas constructivas.
Una segunda vida para la comida
En Argentina existen aplicaciones móviles que facilitan el rescate de alimentos de comercios para evitar el desperdicio. Estas apps conectan a restaurantes, supermercados y otros establecimientos con personas que buscan comprar comida a precios más bajos, contribuyendo así a la reducción del desperdicio de alimentos que, de otra manera, terminarían desechados.
Este tipo de soluciones digitales apuntan a un problema alarmante: en Argentina se estima que se desperdician más de 16 millones de toneladas de alimentos al año. Según un estudio de la Facultad de Agronomía de la UBA, las verdulerías representan un punto clave del desperdicio: de los 2.400 locales relevados, se descartaron en promedio 22 kilos diarios de frutas y verduras, lo que equivale a casi 50 toneladas de residuos orgánicos al día.
Entre las opciones que se abrieron camino a nivel local se encuentra Cheaf, que semanas atrás anunció su llegada a Rosario. La marca, creada en México en 2020 por Kim Durand y Elena López, conecta locales de venta de alimentos con usuarios. Según cifras provistas por sus creadores, a pocos meses de su lanzamiento nacional la plataforma lleva 95.000 kilos de comida salvados en seis meses, y esperan cerrar el año triplicando este número.
La operación es sencilla: los comercios publican sus packs de comida en la app en tiempo real, los usuarios los ven en un mapa, pagan desde su celular y retiran en el local. Las notificaciones automáticas avisan cuando un local favorito sube nuevos alimentos o si el stock del día está agotado. En cuanto al esquema de rentabilidad, la aplicación cobra una comisión al comercio por cada pack vendido.
Otro emprendimiento similar y de raíces 100% rosarinas es Wobox, creada por Juan Pablo Esquivel, Virginia Lemos y Sebastián Oberti. Se presenta como una solución al excedente de producción de alimentos de la industria gastronómica y el retail, con la filosofía de promover un consumo sostenible. También funciona conectando a usuarios con comercios locales que ofrecen productos frescos, excedentes o próximos a vencer a precios reducidos, a través de cajas sorpresa.
Los usuarios descargan la app y, gracias a la geolocalización, ven los comercios más cercanos (aunque en el mapa aparecen todos). Eligen el box que les interese, confirman y validan su uso. El producto se retira en el mostrador del comercio. Para el vendedor, el servicio es gratuito y bajo demanda: la carga se hace en apenas dos minutos, sin costo de adhesión ni de implementación.
Reventa de shows
En materia de espectáculos, una app que acaba de aterrizar en Rosario es Tick Trade, que conecta a personas que quieren vender o comprar entradas para un show agotado. La herramienta fue creada por Florencia Crespo Kennedy, junto a Delfina Saluzzo y Juan Ignacio Veltri.
“Nosotros verificamos que cada entrada sea real. Retenemos el dinero de la venta en la plataforma hasta que el comprador ingresa efectivamente al evento. Si no puede hacerlo porque es un ticket duplicado o hubo un error, el depósito se devuelve íntegro. Veíamos que muchas veces pasaba que se hacían reventas y, cuando había un problema, la persona no tenía a quién reclamarle. Creamos esta solución para dar confianza en la operación y respaldar al usuario”, indicó Crespo Kennedy.
La persona que quiera vender una entrada debe pasar un proceso de validación exhaustivo. Si el ticket es falso o surge un problema con su validación, el usuario es bloqueado de la plataforma. “Además, ponemos un límite: no dejamos que el precio supere el 20% del valor original. Queremos que la reventa sea justa y estamos trabajando para que los eventos más chicos puedan vender sus tickets directamente desde la app, cobrándoles comisiones más bajas”, agregó.
En cuanto a la comisión, hoy es del 7% para quien vende y 7% para quien compra. Dentro de ese porcentaje, un 4% corresponde a Mercado Pago, la pasarela que usan para que el dinero quede seguro hasta validar la entrada. “Lo que queda para nosotros es lo mínimo para cubrir verificación, soporte y mantenimiento de la plataforma. Y algo importante: todo es 100% transparente, cuando hacés una compra o venta, antes de confirmar te aparece detallado cuánto es la comisión y a qué corresponde. No hay cargos ocultos ni sorpresas”, aseguró.
Bonus track
Una app que anunció su pronta llegada a Rosario es Vinitus, vigente actualmente en Buenos Aires. El desarrollo propone a los usuarios formar parte de un club de amantes del vino, donde, a partir del pago de una membresía mensual, podrán tener una copa gratis por día en los wine bars, restaurantes y vinotecas adheridas. Todavía no hay fecha de inicio fijada, pero el desembarco es inminente y está vinculado al crecimiento que tuvo el vino como bebida en Rosario, con la apertura de una decena de bares especializados en botellas boutique y bodegas de autor.