Rosario es fuerte en el rubro alimenticio, con marcas que tienen largas décadas desarrollando productos para la mesa de los argentinos. Son empresas lideradas por hombres y mujeres que han sabido surfear las olas de la demanda del consumo, que va y viene como las reglas del juego de la economía del país. En este caso, Negocios de La Capital entrevistó al número uno de pastas Yuli, Ezequiel Abbate, quien lidera una marca que cumplió el año pasado 80 años y hoy tiene un nuevo desafío: seguir creciendo con un consumo retraído.
La industria comenzó de la mano del abuelo materno de Ezequiel, a quien todos llamaban Don Félix Yuli, quien ya venía de trabajar en el rubro de las pastas. Montó la primera pequeña fábrica en 1944 sobre calle Santa Fe 1494, allí comenzó haciendo y vendiendo sus pastas frescas. La marca fue creciendo entre los rosarinos y fueron mudándose respondiendo a la demanda que había y ya por aquellos años se incorporaron las hijas de Don Félix, Silvia e Isabel y luego un primo hermano de ellas también formó parte de la empresa familiar. El actual titular de la industria, Ezequiel, es hijo de Silvia y a los 18 años empezó a trabajar en la planta de su abuelo, “hacía de todo, estuve en la producción y también en la distribución recorriendo la calle”, recuerda.
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Las pastas frescas son uno de los productos claves de Yuli. Se distribuyen de forma veloz porque los tiempos de consumo son cortos.
Foto: Héctor Rio / La Capital
Ezequiel se fue apasionando con el rubro y poco a poco fue tomando su posición de liderazgo en Yuli hasta que en el 2006 se quedó con el 100% del paquete accionario. A partir de allí comenzó un camino propio con un plan de negocios que lo llevó, junto a su equipo, a marcar un rumbo claro: ampliaron la planta, invirtieron en tecnología italiana, sumaron destinos en la distribución y empezaron a abrir bocas exclusivas en distintos puntos de la ciudad.
Ir directo al cliente
Cuando Ezequiel se quedó al frente de Yuli, la marca sólo tenía un local sobre avenida Pellegrini, hoy ya tienen nueve distribuidos en los barrios y el micro centro de Rosario. Él prefiere no dar el paso de abrir el camino de las franquicias, porque elige poder controlar de cerca la atención a sus clientes. El último local que inauguró fue un desafío para ellos porque está sobre una tradicional calle textil donde no se ven jugadores del rubro alimenticio: “Lo abrimos sobre calle San Luis al 1100, entre Mitre y Sarmiento, en octubre del año pasado. Buscamos con esta apertura aprovechar una zona que tiene mucho movimiento de gente y rompimos un poco el corredor textil. Y la verdad es que está andando muy bien”, relata.
Para entender este negocio, hay que saber que los tiempos de la distribución para ellos son claves, porque tienen dos tipos de productos: los frescos, que deben consumirse en el corto plazo, y los pasteurizados que les permite otra logística con tiempos más laxos de hasta 40 días. Para los primeros, los locales exclusivos son claves, así como las cadenas de retail donde están presentes. Venden en los Coto, Carrefour, Libertad, Macro y Arco Iris, así como en muchos almacenes y supermercados chinos. Otro punto fuerte es que además de la marca Yuli fabrican una segunda etiqueta: se trata de Piporino, un producto que se vende como pan caliente en los segmentos a los cuales les cuesta más acceder a Yuli ya que su precio está un 20% por debajo.
De esta forma, lograron diversificarse y atender distintos segmentos, más teniendo en cuenta la coyuntura económica. Ezequiel es positivo en su mirada respecto al actual gobierno nacional de Javier Milei porque acuerda con su política económica y tiene una mirada positiva acerca de lo que vendrá. El punto a favor que le reconoce al gobierno es el control de la inflación, ya que en los años anteriores definir estrategias con precios a la suba de forma constante no era nada fácil para la gestión. Pero, claro, lo que ocurre hoy es que registran una merma importante en las ventas producto de la baja del consumo. Calcula que “respecto del año pasado hay una retracción del 20%”.
Con chances de fabricar mucho más
En lo que respecta a la producción, tienen capacidad ociosa en la planta -ubicada sobre Riobamba al 400- por lo cual el equipo está en gateras esperando que las variables mejoren. La planta, de 2000 metros cuadrados divididos en dos plantas, produce hoy en dos turnos 60 toneladas de pastas rellenas pasteurizadas por mes, pero tiene capacidad para hacer 100 y en lo que respecta a las pascualinas, fabrican 100 mil productos mensuales con capacidad para fabricar más del doble. Por lo cual, si suman mercado, sólo tienen que proveerse de más materia prima y lanzarse a fabricar más.
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La planta de Yuli tiene 2000 metros cuadrados, divididos en dos plantas.
Foto: Héctor Rio / La Capital
Con todos los locales con los que ya cuentan, la proyección de crecimiento viene de la mano de los grandes distribuidores nacionales de productos frescos, porque no tienen en carpeta más apertura de locales directos en Rosario. Ezequiel cuenta a La Capital que están en plena tratativas con interesados en poder hacer esa logística por el país, al tiempo que abre la puerta para quienes quieran proveer este servicio. Deben ser distribuidores con equipamiento para trasladar estos productos pasteurizados con frío, como aquellos que llevan “lácteos o fiambres”, especifica. Actualmente venden sus productos en el sur de Santa Fe, en un radio de unos 100 kilómetros, y también llegan con distribuidores a Misiones, Chaco y Tucumán, pero la idea es seguir ampliando mercado en otras provincias.
El consumo interno: la apuesta al 2026
Si bien las ventas están muy ajustadas, Ezequiel analiza que “hoy se están acomodando los sueldos y las cosas pararon de aumentar y en algunos casos hasta empiezan a bajar. Porque hoy si querés vender tenés que bajar precios o sostenerlos. En el caso nuestro, hace tres o cuatro meses que no subimos los precios en el mostrador, a pesar de que sí subieron algunas materias primas. Hemos decidido absorber esa diferencia para no aumentar”, explica al tiempo que tiene buenas expectativas para el consumo en el 2026, porque “se ha empezado a recomponer el salario”.
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Hay empleados que trabajan desde hace 20 años, en la foto se ve a Silvia Difonso que es uno de éstos casos.
Foto: Héctor Rio / La Capital
En el equipo de Yuli trabajan empleados nuevos pero también históricos de la firma, personas que los acompañan desde hace veinte años. Eso es también un orgullo para la firma familiar con tantas décadas en Rosario. “Es muy importante el equipo, porque se van capacitando unos a otros, porque no hay muchos lugares donde se pueda aprender el oficio de hacer pastas”, afirma Ezequiel. Y, al cierre de la entrevista a pedido de Negocios, piensa en qué herencia le ha quedado de Don Félix: “Del abuelo aprendimos la receta de las pastas frescas y a trabajar siempre con productos de calidad “.