Con importante maquinaria, este lunes los roldanenses vieron caer la fachada de gran parte de la Casa Amsler ubicada en la avenida San Martín y Urquiza, uno de los edificios más antiguos que tenía la localidad de Roldán. Por su deterioro y peligro de retumbe, el municipio autorizó que sea demolida.
En 2020, la construcción que nació como almacén de ramos generales, cumplió 150 años. Estaba deshabitada hacía más de 50 años y desde entonces carecía de mantenimiento. Según sus dueños, era difícil la recuperación por su estado y antigüedad con paredes asentadas en barro a lo que se sumaban pisos y techos deteriorados.
Previo a la Pandemia, el municipio realizó estudios que dieron como resultado que su estado era irrecuperable. Finalmente, su demolición fue aprobada por la ordenanza N° 1026/19. Dicha normativa aprobada por el Concejo, dispuso la excepción a las Ordenanzas Nº 611/2009 del Código Municipal de Preservación Patrimonial y la Ordenanza Nº 615/2009 de Emergencia patrimonial para construcciones anteriores a 1920.
El inmueble ubicado en la manzana 6 comprendida entre San Martín y Urquiza, San Luis y Belgrano pasó por una evaluación e informe elaborado por los ingenieros Roberto Bernardi y Marilina Ramírez, de la Secretaria de Planeamiento de la Municipalidad quienes recomendaron “su vallado, apuntalado y posterior demolición”.
La pedrada ocurrida el pasado 27 de febrero provocó la caída de una parte importante del edificio generando complicaciones en la circulación de las veredas que las circundan. El municipio ordenó aislar hasta la calle con un alambrado porque existía serio riesgo de que el resto del frente colapsara. Previo a ese fenómeno meteorológico, se había desprendido parte de la mampostería por lo que ya contaba con un corralito más pequeño.
Cuando el Concejo aprobó la demolición, pidió que antes de proceder con el derrumbe se firme un acta acuerdo entre el Ejecutivo y los dueños en el cual éstos últimos se comprometía a dejar alguna referencia histórica del lugar como una parte de la fachada con una plaqueta conmemorativa explicando lo que funcionó en ese ese espacio y su historia.
Roberto Amsler, uno de los herederos y que era concejal en el momento que se autorizó demoler, había dicho que una de las puerta del año 1870 todavía estaba firme y que quizás esa podía ser una pieza que quede como símbolo del lugar.
Mientras caen los ladrillos empujados por las excavadoras, nadie sabe cuál será el futuro de esa esquina icónica ubicada en pleno centro comercial, frente al Paseo de la Estación y a 50 metros del andén. Por ahora quedará un terreno llano y la nostalgia de muchos a los que se les cayó una lágrima al ver como se perdió parte de la historia y la identidad local.
El almacén de ramos generales
En el sector que se está demoliendo funcionó un gran almacén de ramos generales. Todo comenzó en diciembre de 1870 cuando María Steimann y Samuel Amsler, una pareja de inmigrantes suizos llenos de sueños y proyectos, abrieron las puertas de la pulpería de Amsler.
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El almacén de ramos generales fue uno de los más grandes del sur de Santa Fe y Córdoba.
Con el tiempo se transformó en el almacén de ramos generales más importante de la zona, testimonio que quedó narrado por el historiador Miguel Angel De Marco, en una reseña de La Bolsa de Comercio de Rosario.
Fue un centro de comunicación, sociabilización e integración del poblado. Una cotidiana romería en la que resonaban afanes, logros y frustraciones. Las inmensas mangas de langosta, las sequías, los forajidos, el enrolamiento y la deserción en la Guardia Nacional, el malestar por la política fiscal del gobierno, las carreras de caballo, las faenas del campo, eran temas recurrentes en aquel comercio en el que no podía faltar la libreta como documento comercial.
«Anotábamos prolijamente los kilos de pan, los metros de seda, los litros de vino. Había de todo en La Casa o En lo de Anfle como decían los primeros italianos labradores”, recordó a este diario un descendiente al cumplirse sus 150 aniversario.
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Este tipo de almacenes cumplieron en su época un valioso rol para el desarrollo de las actividades rurales, cuando el productor debía proveerse de alimentos, indumentarias e insumos en una distancia próxima, donde gozaba además del crédito que le otorgaba hasta la próxima cosecha.
Samuel murió el 2 de diciembre de 1893, a los 54 años de edad, cuando había cancelado muchos años antes las cuotas por las compras de sus tierras a la Compañía de Tierras del Central Argentino. Su esposa María Magdalena, de 44 años, junto a su hijo Roberto, de tan sólo 17, llevaron adelante el almacén, sumándose a la tarea sus hermanos menores.
A comienzos del siglo XX, la economía argentina ingresó en la etapa final de la superación de la gran crisis financiera que había estallado 10 años antes, en 1890, y la región de Rosario vivió un boom de producción cerealera único y sin antecedentes.
En ese contexto la familia Amsler, que había consolidado y posicionado al almacén de ramos generales como uno de los más grandes del sur de Santa Fe y Córdoba, se dedicó al acopio de cereales, en los galpones, con desvío ferroviario propio, que construyó en Pellegrini y Fray Luis Beltrán, en pleno centro de la actual ciudad de Roldán.
En 1931, falleció María Magdalena, la fundadora de la empresa junto con Samuel. La casa dejó de llamarse viuda de Amsler e hijos, para convertirse en 1936 en Roberto Amsler S.R.L., integrada por Roberto, María, Gustavo y Federico.
La gran crisis económica del 29 no afectó el crecimiento de la empresa, y la creciente explotación de los tambos de la zona les abrió el camino para la construcción de instalaciones capaces de albergar a los remates ferias.
Aún en las etapas más críticas de la economía argentina, el negocio de ramos generales seguía siendo el único en Roldán, donde se podía conseguir todo lo necesario para el hogar, el campo, la construcción o la industria.
En 1968 se formó una nueva sociedad: Roberto Amsler S.A.C. y el 12 de diciembre de 1970 la empresa celebró su centenario. La Casa Amsler no sólo significaba un lugar de trabajo para mucha gente, sino que además pasó a formar parte de sus vidas.