“Me sostengo con el apoyo de mi familia y el acompañamiento de toda la gente del pueblo que siempre está presente”. Con esa frase, Fabiana Morón, describió a La Capital de dónde saca fuerzas para intentar sobreponerse al tremendo dolor por la pérdida de su hija Julieta Del Pino, quien fue asesinada el pasado 25 de julio en Beravebú cuando solo tenía 19 años.
Al cumplirse un mes del brutal femicidio por el que se encuentra imputado y detenido un hombre de 28 años, la mamá de la víctima renovó su pedido de justicia en el marco de una marcha desarrollada en la noche del martes.
Familiares, amigos y vecinos recorrieron el trayecto que hizo por última vez Julieta antes de ser encontrada sin vida para luego confluir en Plaza San Martín, donde se leyeron una serie de documentos y depositaron flores al lado de un retrato de “Juli” como muestra de evocación a su memoria.
“Basta de femicidios, no queremos ni una menos porque ese menos denota el vacío que hoy, a fuerza de movimiento, intentamos llenar para hacer visible lo que muchas veces hicimos invisible”. Este fue uno de los mensajes que resonó en el ambiente y resumió el espíritu con que el grupo de Mujeres Autoconvocadas de Berabevú organizó la manifestación que se sumó a la que cada viernes realizan en este pequeño poblado de poco más de 2 mil habitantes donde aún está fresca la herida que dejó el aberrante acto criminal y que marcó “un antes y después”.
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Así lo consideró Fabiana en diálogo con este medio al sostener que el homicidio de su hija instaló en el pueblo un “debate general” sobre la violencia de género con la vista puesta en generar conciencia y ayudar a las víctimas para que denuncien sus padecimientos y encuentren contención.
Y en ese sentido valoró que se hayan formando espacios locales para trabajar la problemática, además de agradecer a organizaciones feministas de distintos puntos del país que la llaman o envían mensajes de acompañamiento.
“Fue un cimbronazo muy grande para todo el pueblo y ahora se formaron grupos de mujeres y chicas jóvenes para tratar este tema de violencia de género que antes no se hablaba”, rescató en medio del dolor que lleva a cuestas.
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La mujer contó que “Julieta era nuestro sol y hasta a veces tengo la sensación de que va a volver aunque sepa que es imposible, pero la verdad es que la siento cerca en cada momento”. Y se mostró convencida de que “la unión y la fuerza que tenemos como familia la envía ella; no me caben dudas”.
Fabiana asegura que le “hace bien” recibir y charlar en su casa con amigas de Juli para “recordarla con una sonrisa porque eso me ayuda a sostenerme y seguir adelante, al igual que aferrarme a mi esposo y a mis otros hijos”. “Cuando las chicas vienen a visitarme -comentó- no hablamos sobre la causa sino sobre cosas que nos hacen bien al recordarla”. Y sobre el presunto asesino de su hija dijo que “no merece que yo piense en él, lo único que quiero es que se haga justicia y pague por lo que hizo”.
Morón se mostró confiada en la investigación judicial que llevan adelante los fiscales Susana Pepino y Matías Merlo al indicar que “estuvieron desde el primer momento y siguen trabajando mucho; sé que llamaron gente a declarar y están esperando el resultado de distintas pericias que llevan su tiempo”.
Causa
El acusado de asesinar y enterrar en el patio de su casa a Julieta es Cristian Romero, quien fue imputado y continúa preso al dictarse su presión preventiva en el marco de una audiencia celebrada en los Tribunales de Melincué, donde la jueza de la investigación penal preparatoria, Silvina Marinucci, hizo lugar al pedido de los fiscales.
Al sospechoso, quien tiempo atrás mantuvo una relación sentimental con Julieta, se le atribuyó el delito de homicidio agravado por el vínculo en contexto de violencia de género. Y aunque aún falta el resultado de una serie de medidas, las evidencias recolectadas hasta el momento fueron “suficientes” para sostener el delito achacado.
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Los investigadores manejan la hipótesis que la joven fue asesinada en la vivienda donde fue hallada tras una intensa búsqueda aunque aún no fueron establecidas en forma fehaciente las circunstancias previas al asesinato de la joven que, según los resultados preliminares de la autopsia, murió por “estrangulamiento manual" además de presentar lesiones en su rostro que podrían haber sido provocadas por golpes de puño.
Respecto a la secuencia del suceso, falta atar algunos cabos aunque lo que se desprende de la investigación es que el presunto femicida siguió con su auto a la joven mientras ella regresaba en bicicleta a su casa tras salir de su trabajo el viernes 24 de julio, cerca de la medianoche. Se supone que el asesino la interceptó con su rodado donde ella habría subido, obligada o no, para luego encontrar su peor final.