En un sistema de transporte al que no le sobra nada y a tres meses de que el calor obligara al municipio a sacar de circulación una decena de trolebuses que prestaban servicio para la línea Q, los coches volverán a circular el primer lunes hábil de mayo. Así lo confirmaron este viernes desde la Intendencia y señalaron que la Secretaría de Movilidad ya apresta por estos días los "detalles técnicos" para que las unidades vuelvan a la calle a unir 14 barrios de la ciudad. El retorno incluirá, además, la incorporación de personal para cubrir vacantes y que ya está en proceso de capacitación.
Los coches que deben hacer gran parte de su recorrido sobre avenida Francia en forma autónoma y fuera de la red de tendido eléctrico (catenarias), es decir funcionando en base a la energía de las baterías, tuvieron que salir de circulación hace tres meses, el 23 de enero pasado.
Fue justamente el calor que provocaba a diario el recalentamiento de estos equipos y no les permitía funcionar, lo que obligó a tomar la decisión a las áreas técnicas de Movilidad. Ya en las últimas semanas con el inicio del otoño el descenso de las temperaturas máximas se comenzó a pensar en volver a poner las unidades en la calle y "a trabajar en la puesta a punto", indicaron.
Ahora el retorno ya tiene fecha y será el 8 de mayo próximo. "Esa es la fecha en que estarán finalizadas todas las tareas de reacondicionamiento", indicaron desde el municipio y explicaron que en el transcurso de estos meses "algunas de estas unidades fueron destinadas a prestar servicio en la línea K, permitiendo sostener el sistema".
Lo cierto es que ahora la línea Q deberá volver a la calle con su recorrido habitual y los coches deberán hacer nuevamente parte de su circuito con autonomía, a través de baterías. Para eso, anticiparon, "se están realizando tareas de readecuación en el sistema de baterías y también algunas otras tareas de mantenimiento en las unidades que hoy eran flota de reserva".
Además, detallaron que se incorporará nuevo personal para cubrir vacantes, que se encuentra capacitándose en las especificaciones técnicas necesarias para conducir este tipo de unidades.
Calor y polémica
Ya a mediados de diciembre, cuando las temperaturas empezaron a apretar, se registraron las primeras fallas en las baterías de las 12 unidades que prestaban el servicio de la línea. Todos coches que habían sido comprados durante la gestión de Mónica Fein, en Rusia, en el marco de un plan de ampliación de la red de troles.
La “sorpresa” fue que la explicación técnica: con el calor las unidades directamente no podían seguir funcionando porque no se adaptaban a la región, lo que incluso quedó explicitado en un comunicado de la Intendencia.
“Como consecuencia de las altas temperaturas registradas en la ciudad durante los últimos días, que generan el recalentamiento de las baterías que permiten el funcionamiento autónomo de los trolebuses, de manera temporal y hasta que disminuya el calor, la prestación de la línea Q será reemplazada por otros dos servicios con similar recorrido”, se indicó.
Así, en pleno enero, el servicio que se veía interrumpido prácticamente a diario por los desperfectos directamente se suspendió. Los técnicos explicaron que el problema es que “tras un desgaste de cinco años de uso, las baterías no resisten las altas temperaturas y tardan varias horas en recuperarse" y agregaron que "los inconvenientes se presentan cuando lo hacen con autonomía (por fuera de las catenarias) y debe realizar largas distancias”. Argumentos que además abrieron otra polémica alrededor de la decisión tomada en 2017 por la Intendencia sobre la compra de las unidades a sabiendas de que deberían funcionar en una ciudad que en temporada de verano tiene picos de temperatura que superan los 40 grados, como sucedió este año.
Reclamo de más servicios
Los estudiantes universitarios y, sobre todo, los que cursan en las unidades académicas que la Universidad Nacional de Rosario (UNR) tiene en el La Siberia, oficialmente llamado Centro Universitario Rosario (CUR), son quienes vienen encabezando desde hace ya varias semanas, con el inicio de actividades, el reclamo por el retorno de la circulación de Q que llegan hasta la zona, así como de otras tres líneas que también habían dejado la calle durante la pandemia.
Desde el Covid-19 a marzo pasado, según indicaron dirigentes de la Federación Universitaria de Rosario (FUR), la presencialidad retornó en un 99 por ciento, sin embargo, a esa zona de la ciudad aún hay cinco líneas que aún no completan su recorrido hasta el barrio República de la Sexta que se llena de jóvenes. Y de todos esos servicios, según afirmaron días atrás, el principal inconveniente se presenta justamente con la línea de trolebuses Q.
Y no son los únicos. La Q presta servicio en 14 barrios de la ciudad. En su recorrido comparte catenarias con la línea K en un trazado común de 11,4 kilómetros y circula de forma autónoma el resto del recorrido que hace sobre Francia, en un trazado de 25,6 kilómetros.
Así, ahora volverá a hacer su circuito de ida desde la colectora Juan Pablo II y Francia, tomando por Francia hasta Mendoza y recorriendo esa arteria hasta Alem desde donde toma Cerrito para llegar a La Siberia. En el regreso, desde ese punto, tomará Necochea, 3 de Febrero, 1º de Mayo y San Juan para luego ir nuevamente en forma autónoma avenida Francia, luego Arijón y Ovidio Lagos, y llegar hasta la punta de línea en colectora Juan Pablo II y Francia.
Un transporte en vilo
Todo eso en un contexto en el que el transporte está lejos de pasar su mejor momento no solo porque el servicio sigue mostrando falencias en las frecuencias, sino además porque el conflicto nacional por los subsidios sigue en tensión y los empresarios ya amenazaron en las últimas horas con recortar los servicios nocturnos si los fondos no se acreditan el lunes próximo.
Una mirada sobre la calidad del servicio la dio en los últimos días el Observatorio Social del Transporte (OST) que a través de un estudio realizado en una de las esquinas céntricas de la ciudad concluyó que el sistema de colectivos de Rosario lejos de mejorar, empeoró sus frecuencias en los últimos meses.
La comparación de mediados de agosto de 2022 de los servicios de las 20 líneas que transitan la esquina de Laprida y Santa Fe arrojó que actualmente el promedio de espera entre dos servicios de las líneas testeadas es de 14 minutos, una desmejora respecto del año pasado, cuando era de 12. Y agrega que la mayoría de las líneas tienen peores rendimientos que en 2019.
A eso se suma la crisis permanente por los subsidios nacionales. En la tarde del jueves los empresarios del transporte dieron por fracasadas ayer las negociaciones con el gobierno nacional para cobrar subsidios atrasados para los colectivos del interior y advirtieron que, de no llegar de inmediato los 20 mil millones de pesos adeudados, suspenderán los servicios nocturnos en todo el país.
Es más, la medida entraría en vigencia el lunes y solo dejaría como excepción al Area Metropolitana de Buenos Aires (Amba). En Rosario, el gremio de los choferes (UTA) puso en duda que la medida empresarial logre aplicarse por la fuerte presencia del Estado municipal en la prestación del servicio, pero el atraso en la llegada de los fondos y la tensión son un hecho.
Tanto es así que aclararon que desde el sindicato habrá medidas en caso de que se vean afectados los derechos laborales de los colectiveros.