Durante este mes, el Ente de la Movilidad debe girar a la Intendencia el nuevo estudio de costos, que podría derivar en una nueva suba del boleto, en base a las facultades que le concedió el Concejo al Ejecutivo.
Durante este mes, el Ente de la Movilidad debe girar a la Intendencia el nuevo estudio de costos, que podría derivar en una nueva suba del boleto, en base a las facultades que le concedió el Concejo al Ejecutivo.
El último incremento se había dado el primer día de 2019, cuando la tarifa se fue a 23,17 pesos, se eliminó el boleto ocasional con monedas y se dejaron de emitir tickets por cada viaje: el pasaje sólo queda registrado en la tarjeta Movi.
Con el último incremento de enero, el boleto de colectivos en Rosario experimentó una suba del del 101 por ciento en el lapso de un año. Y en breve, llegaría otro.
Por lo pronto, la poda de subsidios nacionales le asestó un duro golpe al transporte local, en una coyuntura jaqueada por los aumentos de los insumos y los combustibles.
Como si esto fuera poco, la semana pasada el cierre de la principal proveedora de carrocerías de ómnibus del país, Metalpar, no hizo más que seguir plagando de nubarrones el horizonte del sistema.
En los últimos días de diciembre de 2018, el Concejo aprobó el presupuesto municipal para este año con un incremento del 35 por ciento en la TGI y subas en la patente automotor. Lo recaudado por esos incrementos tiene por objetivo financiar al transporte urbano de pasajeros.
En esa sesión también se aprobó la delegación de facultades a la intendenta Mónica Fein para que pueda aumentar el boleto sin autorización del Concejo, por un plazo de seis meses.
Estas facultades le permiten a la jefa comunal subir el boleto del colectivo de manera automática, hasta en un 90 por ciento del costo de la tarifa real.