Dentro de la fiebre por la cerveza artesanal, hay muchas historias de grupos de amigos que pronto trocaron en el sueño de un proyecto comercial serio. La Capital repasó junto a sus dueños la historia de dos marcas que empezaron como emprendimientos de amigos y estudiantes, en algún lugar prestado provisorio, y tras años de experimentación y perfeccionamiento derivaron en la consolidación de una marca y luego en la instalación de un local propio.
El primer caso es el de 372, ubicado en Mendoza y Cafferata. Nicolás Machado y Mauricio David se conocieron estudiando la carrera de biotecnología y empezaron a fabricar cerveza en 2006 a través de la curiosidad que les generó una materia de la carrera. Arrancaron en el altillo de una propiedad de Balcarce 372, de donde proviene el nombre de la marca.
David Gómez, encargado del marketing y comunicación digital de la empresa, se sumó al equipo y en 2014 comenzaron a comercializar la cerveza en bares de la ciudad. En abril de 2017 abrieron el local en Echesortu para 200 personas en el que trabajan 25 empleados, y tuvieron tan buena repercusión que ya están pensando en expandirse.
Los 372 tienen nueve estilos de cerveza propios, entre los que se destacan como las más pedidas la Rotopercutor (IPA americana, con lúpulos importados), Jani (Octoberfest Honey), Bolchevique (Roja irlandesa) y la English 372 (Pale Ale inglesa).
Una vez por mes hacen un estilo de ocasión, que usan para experimentar y a manera de test del gusto de los clientes, que este mes es una variedad añejada en roble. También ofrecen venta y recarga de growlers.
Los tres socios fueron los primeros en instalar un local de cerveza artesanal en la zona. "No sabíamos si iba a funcionar porque cerca no hay otros lugares parecidos, o si no iba a venir nadie justamente porque estamos lejos de las zonas de bares del estilo", afirma Gómez.
Ahora están franquiciando el modelo de bar junto a la marca: "Buscamos inversores interesados en instalar locales en otros lugares de Rosario y alrededores, creemos que es un proyecto rentable que va a tener éxito", destaca.
Producen 10 mil litros por mes, y el comercializador afirma que es para cuidar el producto. "Podríamos producir 18 mil litros, pero bajaría la calidad", admite el encargado de las relaciones públicas de la firma.
El futuro también es promisorio: en pocos meses abrirán otro local en una zona aún no develada ("No queremos avivar a la competencia", dicen) y hoy están buscando galpón para instalar la nueva fábrica y expandir la producción con maquinaria más moderna.
Otro caso
La historia de Mauricio Duran tiene similitudes pero es distinta. El dueño de Goodfellas, de tan sólo 26 años, ya montó una marca que mediante un sistema de franquicias abrió dos locales en un año en Rosario y está próximo a introducir otro en Funes.
El joven contó que en 2010, mientras estudiaba Ingeniería en Tecnología de los Alimentos, se le ocurrió producir una cerveza para un proyecto de una materia. "Mi viejo tiene una panificadora. La primera la hice con él en la fábrica y me empecé a copar. Hace 8 años atrás casi no había información. Pero conocí a un médico que fue uno de los pioneros del país en la materia, que me enseño mucho y me dio los primeros insumos", relató.
La vocación siguió, pero aún como aficionado. "Estuve cuatro años experimentando con mis amigos. Empecé a armarme yo los equipos, cada vez con mayor producción. Fue una época de gran sacrificio, laburaba 12 horas en la panificadora y le metía 4 o 5 horas a la cerveza", recuerda.
Hasta que en 2014 sacó el producto a la calle. Poco después compró su primer equipo a gran escala, automático. Y a partir de 2016 la marca explotó. "Empecé a abocarme en la calidad. Hacemos énfasis en la innovación de los métodos de producción y en la calidad de los materiales utilizados. Que sean cervezas premiadas, que la cerveza tenga una tomabilidad muy alta. Nunca nos desesperamos por vender", afirmó. Hoy producen 15 mil litros y está por dar el salto a 22 mil.
Licencias
La idea de Duran fue licenciar la marca, para tener bares exclusivos pero no hacerse cargo de regentearlos. "Yo le vendo la licencia al que la explota y luego tengo poder de control sobre cada aspecto del bar. El negocio es tan grande que no podés tirar el centro y cabecear", ejemplifica.
El primer local propio, tipo "bar boutique", fue montado en julio sobre una antigua casona de avenida Pellegrini casi Sarmiento, con capacidad para 250 clientes. "Boutique porque es algo seleccionado, que tiene una producción de calidad", apuntó.
Hace unas semanas abrió en Güemes y Dorrego otro local con formato "station", más pequeño, en el que se llenan botellones y se puede tomar una pinta al paso, o comer algo menos elaborado (snacks, finger food), y en breve abrirá otro en Funes.
Duran comentó que introdujo como novedad un llenado de botellón "que introduce tecnología para hacerlo de forma isobárica, sin oxidación, que hace que el growler dure un mes en la heladera en lugar de una semana", indicó.
Goodfellas produce hoy siete estilos, y está por sumar dos más. "La Scottish Export es las más consumida, y la American Amber Ale es un boom, porque es una de las premiadas", aclaró.
Y así, lo que empezó como el sueño de estudiantes hoy se expande, produce y genera empleo. Un boom que parece no detenerse.