Por Carina Bazzoni
El Ministerio de Educación de la provincia inició una investigación administrativa por un presunto caso de abuso en un colegio católico del distrito oeste de la ciudad. La denuncia fue realizada por la mamá de una menor que asistía a una de las salas del nivel inicial de la escuela. Un hombre que trabaja en el comedor del establecimiento está apartado de su cargo hasta que se esclarezca la situación.
El director del Servicio Provincial de Enseñanza Privada, Fernando Acosta, confirmó que se están desarrollando una serie de entrevistas con la totalidad de los docentes, maestras, directivos y asistentes de la escuela Nº 1115 San José, de Cafferata y 27 de Febrero, en el barrio San Francisquito.
Las actuaciones se iniciaron a principios de mes, "cuando la mamá comunicó a la escuela lo que sucedía con su hija y desde el colegio rápidamente se dio aviso al ministerio", sostuvo el funcionario y apuntó que se trabaja junto a equipos de psicólogos del centro de salud y de la escuela Champagnat.
El San José del barrio San Francisquito es un colegio que depende de la Iglesia católica. Si bien se trata de una escuela privada, la provincia subsidia el cien por ciento de la planta docente del colegio, ya que muchas de las familias de los alumnos no pueden afrontar el pago de la cuota.
La mayoría de los alumnos cursan desde el jardín de infantes hasta el nivel secundario en el edificio de Cafferata y 27 de Febrero. Ayer al mediodía, cuando se hizo pública la noticia sobre una denuncia de abuso contra una alumna, muchos de los papás manifestaban su sorpresa por lo sucedido, otros en cambio hablaban de ciertos "juegos" que el asistente del comedor mantenía con los alumnos (ver aparte).
Una mamá preocupada
La situación de la niña se denunció por primera vez en la Comisaría de la Mujer. La mamá de la niña concurrió a la dependencia policial especializada en situaciones de violencia contra las mujeres el pasado 6 de agosto.
Según indicó, ese día, mientras bañaba a su hija, la niña le manifestó que le ardía la vulva y cuando la revisó para ver qué tenía, advirtió que estaba lesionada. Inmediatamente, la mujer le preguntó quién le había hecho eso; pero la niña sólo atinó a contestar con evasivas e irrumpió en llanto.
"Primero me dijo que la había lastimado una compañerita, después mencionó a un amigo de edad más grande, y finalmente le agarró como un ataque de nervios y, al día de hoy, todavía no se anima a hablar del tema", relató ayer su mamá quien decidió hacer público el tema "ante la falta de respuesta del colegio y de la Justicia", sostuvo.
La mujer contó también que semanas antes de ese episodio, su hija había dejado de ir contenta a la escuela, que lloraba cada vez que tenía que entrar y que no quería separarse de ella. "Mi hija nunca había actuado así, desde que comenzó el jardín iba muy contenta, estaba muy entusiasmada. Pero en las últimas semanas cambió rotundamente", contó la mamá, quien pidió que se reserve su identidad por la gravedad del caso.
La mujer afirmó que los médicos de la Comisaría de la Mujer corroboraron que la niña presentaba signos de abuso y, con esa certeza, se acercó al colegio a hablar del tema. En el nivel inicial del colegio sólo hay un varón que mantiene contacto con los niños: un ecónomo del comedor que, en algunos casos, se encarga de buscar a los niños a la sala a la hora del almuerzo y, después de comer, los acompaña hasta la puerta donde los esperan sus familiares.
Después del 6 de agosto, por su estado de angustia, la niña no volvió más al jardín.
La investigación
El director del colegio, Sergio Acosta, sostuvo ayer que el caso está en manos de la Justicia y de las autoridades del Ministerio de Educación. "Ni bien la mamá se acercó a contarnos lo sucedido, le dimos aviso a la supervisora y al representante legal del colegio", sostuvo.
El directivo apuntó que, tal como indica el protocolo establecido por las autoridades educativas, se realizaron las correspondientes entrevistas con todo el personal de la entidad y, en ese marco, se resolvió apartar del cargo "al personal acusado", hasta tanto se investigue la situación y avance el proceso en la Justicia.
Acosta sostuvo también que se entregó a los supervisores las filmaciones de las videocámaras de seguridad que posee el colegio, tanto en la zona del comedor como en los espacios de circulación comunes por los que transitan habitualmente los alumnos y el personal escolar.
Actualmente interviene en el caso la fiscal Nora Marull, a cargo de la Unidad de Delitos contra la Integridad Sexual. De acuerdo a voceros del Ministerio Público Fiscal, la funcionaria requirió exámenes médicos y que los equipos de psicólogos de la fiscalía entrevisten a la niña.
Según trascendió, la menor no aportó datos relacionados con una situación de abuso ni tampoco existen aún elementos para sostener una acusación contra personal de la escuela o alguna otra persona adulta.
Un cocodrilo
La noticia sobre una supuesta situación de abuso en el colegio, movilizó a los padres de los alumnos. Algunas familias del nivel inicial advirtieron que el asistente del comedor mantenía un juego con los niños, "hacía con las manos como que era un cocodrilo o un tiburón y que los mordía en los brazos o en la espalda".