Con el ruido de los autos de fondo que pasan sobre Circunvalación, los huerteros del parque huertade La Tablada producen frutas y verduras de todo tipo. A los clásicos como tomate, zanahoria, rúcula o naranja, se suman espinaca roja, acelga amarilla, maracuyá y guayaba, en un pulmón verde que fue parte del modelo de agricultura urbana y periurbana presentado por la Municipalidad y con el cual Rosario ganó un certamen internacional en la que ciudades de todo el mundo expusieron sus proyectos para abordar, de manera conjunta, la crisis climática y la desigualdad.
En concreto, la ciudad participó en el certamen internacional organizado por el Centro Ross de World Resources Institute para Ciudades Sostenibles. En esta edición, Rosario fue premiada por su proyecto “producción sostenible de alimentos para una Rosario resiliente”, compitiendo con ciudades de todo el mundo para mostrar cómo pueden abordar de manera conjunta el cambio climático y la desigualdad. La ciudad recibió el premio de 250 mil dólares que serán destinados a fortalecer el sistema de huertas .
Todos los días hay alguien en el parque huerta La Tablada. Porque como dice Rafael, que junto a su esposa trabaja una parte de la huerta y gracias a ello pueden vivir luego de haberse venido de Rufino, “para que esto dé sus frutos, hay que estar todos los días y te tiene que gustar”.
“Teníamos huerta también en Rufino, donde vivimos casi cinco años. Teníamos una papelera, pero nos agarró la pandemia y nos volvimos a Rosario. Venía a comprar verduras acá y en octubre me dieron un pedazo de terreno donde sembré tomate cherry. Coseché una gran cantidad”, contó.
Cada parque huerta tiene un coordinador, un responsable de que todo funcione. Y en Tablada aparece Damián Barbiero, agrónomo que hace 20 años trabaja en el parque huerta y que desde hace siete lo coordina: “Hay alrededor de 30 familias trabajando. Antes, esto era un basural, un pozo con tierra dura. Se rellenó con hojas, abono y material orgánico. Se empezó a plantar laurel: eran chiquitos y ahora son los árboles que están alrededor del parque”.
El obrero de la huerta
En la sintonía de Rafael está Miguel. Al punto de que la última Navidad eran las 5 y estaba en el parque huerta, regando y cuidando su sector. “Esta es mi vida”, asegura.
Lo más llamativo del sector de Miguel son las frutas que logró producir, impensadas en esta parte del mundo: maracuyá, papaya y guayaba. Sobre eso, Damián afirma que “tener el maracuyá acá, es una locura”.
Miguel es del barrio y, con 63 años, todos los días camina las cinco cuadras que separan su casa del parque huerta para cuidar la producción. Es de Goya (Corrientes) y llegó con 19 años a Rosario después de trabajar como cosechador de maíz y algodón. Todavía se acuerda que llegó “en invierno, cerca de mayo. No teníamos mucha cancha: veníamos con una camisa y una camperita a trabajar al lado del río”.
parque huerta
Rafael y Damián, mostrando un ejemplar de acelga colorado.
Silvina Salinas/La Capital
En el parque huerta empezó su esposa, hace casi 20 años, y un día le pidió ayuda para que le diera una mano con unos tomates. Aunque le aclaró esa vez que sólo iría a hacer eso porque no quería saber más nada con el campo y seguir dedicándose a la albañilería, de a poco las visitas al lugar fueron más continuas: salía a las 15 de la obra y se iba para la huerta.
Ese reencuentro con la actividad y una fractura de tobillo tras un accidente en moto hicieron que la obra quedara cada vez más lejos: “No podía estar mucho tiempo parado y me empezó a gustar cómo venía la verdura. Iba y venía entre la construcción y la huerta, hasta que un día dije ‘no va más’”.
Diferenciación
En la feria de los viernes, que se hace allí mismo (Belgrano 4902), de 9 a 13, a medida que se van terminando las cosas que se llevan a la puerta, van los huerteros a cortar fresca la verdura para que solo pase de una mano a la otra, sin intermediario alguno.
Rosario fue seleccionada entre 262 propuestas de 54 países sobre el tema “ciudades inclusivas para un clima cambiante” por un jurado independiente de "líderes urbanos y visionarios". Los otros cuatro finalistas fueron las ciudades de Ahmedabad (India), Londres (Reino Unido), Monterrey (México) y Nairobi (Kenia).
La diferenciación que consiguió Rosario respecto de las otras candidatas es, según el secretario de Desarrollo Humano y Hábitat, Nicolás Gianelloni, que la ciudad practica agricultura urbana pero con “huertas públicas, 40 hectáreas de producción pública que pertenecen al Estado. Te garantiza la agroecología, que el proceso esté acompañado y que eso llegue a la feria”.
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“Esto está pensado para que las familias vivan con esto, con lo que venden en la feria. La gente que participa de la huerta no recibe ningún plan, ellos vienen, trabajan, producen y venden”, agrega.
Los 250 mil dólares que ganó Rosario tendrán como destino la ampliación de la red de parques huerta, según indicó el funcionario, ya que “hay más demanda que la producción que tenemos”. Por el momento no hay un lugar elegido, aunque se tienen en cuenta las zonas norte y sudoeste en terrenos cedidos por privados.
Además, detalla: “El premio está pensado para fortalecer el programa de agricultura urbana y para la reconversión de los quinteros del cinturón verde. La idea es que se reconviertan hacia la producción agroecológica”.