Las complicaciones severas en la salud a causa de uno o varios piercings (como se denomina a la colocación de aros y otras piezas) en distintas zonas del cuerpo no son habituales, sin embargo, según indicaron desde la Sociedad Rosarina de Infectología, alrededor de un 10% de las personas que se perforan cejas, lengua, labios, orejas, ombligo y pezones suelen tener alguna reacción no esperada que puede ir de leve a moderada, y en algunos pocos casos comprometer la vida.
Esta semana se conoció que una joven brasileña de 20 años falleció a causa de una infección que afectó su cerebro luego de colocarse una pieza metálica en el labio.
En Santa Fe hubo un caso fatal en 2016. Un chico de 14 años murió después de que lo internaran al presentar una infección en la cadera. Se demostró finalmente que el origen de esa complicación había sido un aro en el lóbulo de la oreja que se había puesto días antes.
“Los casos mortales o las reacciones de jerarquía no son frecuentes pero pueden ocurrir, desde ya, porque el organismo de cada persona reacciona de forma particular ante una perforación y la presencia de un cuerpo extraño. Además, tanto en la boca como en la piel, en general tenemos bacterias que pueden ingresar al torrente sanguíneo a través de una herida como la que se produce en estos casos”, señaló a La Capital el infectólogo Matías Lahitte.
El profesional agregó que “en general quienes realizan estos trabajos lo hacen muy bien, con medidas de bioseguridad adecuadas, que es fundamental, pero también es relevante que quienes se hacen un piercing cumplan con todos los recaudos y con las recomendaciones posteriores y durante muchos días, porque la cicatrización tarda”.
El especialista ofreció una serie de recomendaciones para que los jóvenes (que son los que particularmente se colocan estas piezas en distintas partes del cuerpo) y sus padres conozcan las medidas que deben tomar y las señales de alarma.
• Es importante reducir al mínimo los riesgos de infección asegurándose que los materiales utilizados estén esterilizados adecuadamente.
• El personal que los coloca debe estar debidamente entrenado en piercings.
• Quien hace la perforación debe utilizar guantes, material desechable y estufa de esterilización.
• Pensar en que pueden darse complicaciones por la colocación del piercing. Si esto sucede, es necesario pedir asistencia de inmediato a un médico y no demorar la consulta.
• Evitar perforaciones en el cartílago de la oreja o el cuero cabelludo.
• Evitar las perforaciones durante el verano, porque aumenta el riesgo de infección.
• Asesorarse de los cuidados que se deben realizar en el sitio de la perforación y cumplir con los mismos.
• Tener en cuenta el tiempo de cicatrización luego de la colocación. Suele demorar de 3 a seis semanas.
• Es necesario tener el esquema completo de vacuna antitetánica y hepatitis B.
• No estar cursando ninguna infección al momento de efectuarse el “body piercing”. Lo mismo sirve para los tatuajes.
• Realizar el procedimiento sobre piel sana, sin quemaduras, reacciones alérgicas, ni enfermedades dermatológicas crónicas.
• Higienizar adecuadamente la zona por tratar. Lavar con agua y jabón y algún antiséptico.
• Después de la perforación, realizar las curaciones hasta que el proceso inflamatorio normal de la piel ceda. Curaciones diarias con alcohol al 70% al menos las primeras 72 horas. No exponerse al sol los primeros días.
• Controlar la zona y recurrir enseguida al médico ante síntomas como fiebre, enrojecimiento, pus, inflamación de los vasos linfáticos circundantes, dolor o molestias.