Elegir el destino, buscar la ruta, preparar la bicicleta y salir a pedalear. Viajar en bicicleta es una actividad que, desde el inicio de la pandemia de coronavirus, suma cada vez más fanáticos en distintas ciudades del mundo. Y Rosario no es la excepción: actualmente hay por lo menos media docena de grupos estables de cicloturismo, algunos con más de mil integrantes, siempre dispuestos a viajar en dos ruedas.
Las travesías en bicicleta, con un estricto fin recreativo y no por el simple hecho de trasladarse a algún lugar, no son un fenómeno nuevo. En Rosario, el más antiguo de los grupos de ciclismo ya está por cumplir diez años. La mayoría de las agrupaciones surgieron para dar respuesta a un problema común: la necesidad de salir en grupo para evitar siniestros o robos en los entrenamientos. Y rápidamente fueron sumando salidas turísticas.
La pandemia de coronavirus impulsó esta forma de viajar. La revalorización de la movilidad sustentable, de los espacios al aire libre y la recomendación de la Organización Mundial de la Salud sobre el uso de la bicicleta desde el comienzo de la crisis sanitaria sumó nuevos fieles a estos recorridos que tienen como escenario olvidados caminos rurales de numerosas localidades del sur provincial.
Nacer pedaleando
Marisa Peretto dice que prácticamente nació pedaleando. Se mueve en dos ruedas desde que era pequeña y hace varios años empezó a viajar en bici. En los últimos cinco, junto a los integrantes de Kamimikaze, un grupo de cicloturismo del que participan unos 150 integrantes y pedalearon varias veces por caminos rurales y espacios verdes en La Rivera, Puerto San Martín, Pueblo Muñoz o Uranga.
"Los grupos de cicloturismo existen antes del coronavirus, lo que hizo la pandemia fue acrecentarlos", señala la periodista, apasionada por el ciclismo.
Tres o cuatro veces por semana, Los Kamikase organizan salidas por los alrededores de la ciudad, con distintos horarios, ritmos y kilómetros, que suman varias decenas de personas. Para participar hay que sumarse a las rutinas de entrenamiento que se hacen dos veces por semana y permiten cumplir con los trayectos más largos sin perder el aliento.
Este ejercicio y el uso de casco son los dos requisitos indispensables para participar de las salidas. El resto queda a discreción de cada integrante del grupo. Se puede participar con cualquier tipo de rodado que resista los viajes, "lo importante no es la bicicleta sino el ciclista", aseguran. Tampoco hay códigos estrictos para la indumentaria o el equipaje.
Se trata, ni más ni menos, que de dejar atrás la rutina, disfrutar del ejercicio y de los paisajes que suelen incluir ríos o edificios históricos. "Es una actividad atrapante, encantadora. Planificar los viajes lleva tiempo, algunos son cansadores o estresantes, pero nada se compara con la alegría que se siente cada vez que volvés de una salida", resume Peretto.
Un mapa en dos ruedas
A costa de repetir rutinas, podría decirse que los ciclistas ya armaron su propio mapa de Rosario, con caminos con nombre propio para recorrer en dos ruedas. "El Dákar", por ejemplo, es uno de esos trayectos. El trayecto de avenida Belgrano entre Rioja y 27 de Febrero es una de las principales pistas de entrenamiento ya que garantiza seguridad y transitabilidad.
También está "La Zapatilla", el circuito creado en el parque Alem para aprender a conducir vehículos suele ser un lugar de preparación. Y "El Cuadrado", uno de los caminos más usuales que atraviesa unos 52 kilómetros entre Rosario, Funes, Ibarlucea y Granadero Baigorria.
Y salidas temáticas, como la que se cumplió el último feriado de Pascuas en el que se recorrieron siete iglesias de siete localidades diferentes: Soldini, Zavalla, Roldán, Funes, Baigorria, Ibarlucea y Rosario, siguiendo la tradición cristiana en dos ruedas.
Las salidas incluyen circuitos de asfalto y de tierra, distancias cortas y largas y diferentes niveles de dificultades. Los recorridos se planifican de antemano y se comparten en los grupos de whatsapp previos a cada salida.
Hay caminos clásicos y otros casi vírgenes. Son los que van abriendo algunos pioneros, "personas que hace mucho que practican cicloturismo, les gusta investigar y se meten en lugares poco conocidos, generalmente caminos rurales, con distancias largas", explica Peretto.
Algunas de estas pedaleadas se comparten a través de aplicaciones creadas por comunidades de amantes de las actividades al aire libre. Wikiloc es la más conocida, porque permite transferir las rutas al GPS de forma sencilla. La app nació sin grandes pretensiones pero que en una década ha logrado convertirse en uno de los referentes en el mundo del excursionismo online. Alrededor de unos 7 millones de usuarios han utilizado su servicio.
Desde Wikiloc se puede acceder a 20 rutas de cicloturismo en rosario y otros 170 recorridos de mountain bike.
Desde 18 a 70 años
Cicloturismo "Tu lugar" es un grupo formado en agosto de 2016 que actualmente suma unos dos mil participantes. Ezequiel Aguilar, un comerciante de 50 años, es el impulsor de la agrupación que se encuentra todo los lunes, miércoles y viernes en parque de las Colectividades y los sábados salen a pedalear por localidades rurales.
"Quisimos formar un grupo que le de participación a todos. Entre nosotros hay personas desde los 18 años hasta los 70, gente que recién se inicia y personas que llevan años moviéndose en bicicleta. Nos ayudamos, nos acompañamos y nadie se queda atrás", cuenta Aguilar.
Con esa premisa, no sólo recorrieron campos de Zavalla, Pérez, Pujato, Casilda, Ricardone, Andino o Timbúes sino que además una vez por año arman salidas especiales para cambiar de paisaje. Ya fueron a Salta, a San Luis y a Córdoba. Los impulsa el camino por andar, el viento en la cara y las sonrisas que los saludan en cada lugar a donde llegan.
"Pedalear es un cable a tierra. Cambiar de rutina, salir de la casa o del trabajo, conocer gente, encontrarse con amigos, encontrar con quien programar un viaje. Se genera mucho compañerismo y eso es lo que atrapa y apasiona", asegura el ciclista que se está entrenando para llegar hasta el Obelisco pedaleando en un día. Pero esa ya es otra historia.