La semana posterior a la que el secretario de Gobierno, Gustavo Leone, comparara a algunos referentes del PRO local con los viejos teléfonos de Entel "porque sólo funcionan a monedas", encontró al funcionario refutando críticas del macrismo y redoblando la apuesta. Mientras tanto, y en un intento por colocar paños fríos en esta tensa relación entre las principales fuerzas que podrían dirimir la Intendencia de Rosario en 2019, la Casa Rosada analiza financiar obras que quedaron truncas luego de que no prosperara el pedido de Mónica Fein ante el Concejo para contraer deudas por 146 millones de dólares.
El malogrado intento oficialista en el Palacio Vasallo sigue dando tela para cortar y desnuda aristas interesantes. "¿Realmente piensan que en Rosario el PRO va a actuar como lo hizo sin tener una venia de arriba?", preguntó un operador macrista con asidua llegada al despacho presidencial, en referencia a la posición que tomaron los concejales de ese espacio al negarse a tratar el pedido de endeudamiento.
Otra fuente enrolada en el mismo sector aportó un dato sugerente: "La obra de recuperación de los Bajos del Saladillo está en carpeta del gobierno nacional para ejecutarla a partir de 2018". Se trata de un trabajo clave para la zona sur de la ciudad, que Fein había incluido en el anexo de obras del pedido de endeudamiento como uno de los trabajos a realizar con el dinero que se estaba solicitando.
En el macrismo insisten en que "no había seguridad" del destino que iban a tener esos fondos y que por eso se negaron a avalar la toma de crédito. En el socialismo la versión es distinta. Hablan de "faltar a la palabra" y de "no cumplir" con compromisos que habían asegurado en una reunión realizada en febrero entre los principales referentes de ambas fuerzas.
Todos contra el PRO
Como sea, después de ese chisporroteo llegó el plan todos contra el PRO, que arrancó con el "teléfono de Entel" a escala local y siguió con duras críticas tanto en el Congreso Nacional como en la Legislatura provincial.
En el primero de los ámbitos, esta semana la diputada nacional socialista Alicia Ciciliani le disparó con munición gruesa al jefe de Gabinete, Marcos Peña, cuando éste concurrió al Congreso para dar su habitual informe de gestión. Le reprochó la actitud del PRO en Rosario y le exigió que Nación saldara la deuda de coparticipación que tiene con los santafesinos.
En la Legislatura provincial, en tanto, el ariete para arremeter contra el macrismo fue el senador por el departamento Rosario, Miguel Cappiello, quien pidió a los representantes del PRO local que "trabajen desde una oposición saludable y constructiva, defendiendo los intereses de los rosarinos".
Sin dudas en la semana que comienza se multiplicarán los gestos políticos. Por lo pronto, se espera que en estos días se concrete el encuentro entre el presidente Mauricio Macri y la intendenta Fein.
Allí el mandatario nacional le dará precisiones sobre obras que la Nación financiará en la ciudad. Cualquiera sea el resultado que arroje ese encuentro, el próximo 20 de junio el palco en el Monumento estará plagado de miradas de recelo y de poca confianza entre varios funcionarios de ambos sectores.
Es que las miradas van más allá de las elecciones legislativas y los chispazos que las mismas están provocando. La vista está puesta en 2019, donde el PRO irá a la carga por quedarse con la Intendencia de Rosario y el Frente Progresista buscará extender sus más de 25 años de gobierno en la ciudad.
Hay un antecedente que inquieta a los socialistas y sus díscolos aliados: en 2015, la actual diputada nacional del PRO Anita Martínez estuvo a 10 mil votos de quedarse con Rosario. Las elecciones legislativas de este año tal vez funcionen como plebiscito de lo hecho por la administración Fein hasta ahora.
No son elecciones simples para el Frente Progresista, que pone en juego cinco de las nueve bancas que hoy tiene ese espacio. De perderlas, podría quedar más debilitado de lo que está en el seno de un Concejo muy fragmentado.
Como se ve, en el marco de un año donde políticamente se juega mucho, cada acción, cada voto y cada declaración tiene un por qué: Rosario, 2019.