Que la seguridad inteligente ya no es parte de una película de ciencia ficción es tan cierto como que los encargados son variable de ajuste para los edificios desde hace unos años. Así lo demuestra la serie "El encargado", protagonizada por Guillermo Francella y en donde aparecen los tótems de vigilancia (también llamados Ojos de Halcón).
Se trata de paneles antivandálicos que muestran a un empleado remoto, con un altavoz y un micrófono, quien observa las 24 horas del día las imágenes de las cámaras distribuidas en el edificio, conectados a un centro de control ubicado en Buenos Aires y que, de ser necesario, activa una potente sirena con luces estroboscópicas y llama a las fuerzas de seguridad.
En el centro de Buenos Aires uno de cada cinco edificios con residentes de alto poder adquisitivo los tiene, y en los del microcentro rosarino y en Puerto Norte ya se comenzaron a instalar algunos.
El servicio "Ojo de Halcón" fue desarrollado en Argentina y exportado a España y Uruguay. Las empresas de vigilancia niegan que "reemplacen" al encargado (que antiguamente se llamaba al portero) porque no baldea, ni limpia los vidrios, ni recibe al sodero, saluda a los vecinos o a las mascotas.
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"Sólo alertan en casos de inseguridad y también han resultado efectivos ante emergencias médicas e incendios y tiene gran poder de disuasión por ser tan visibles", se lee en las páginas comerciales.
"El Ojo del Halcón fue ideado para resolver la problemática de entraderas y robos y se compone de un dispositivo electrónico o tótem situado en el acceso principal del edificio que permite la comunicación de los vecinos con un vigilador que está ubicado en la Central Receptora de Alarmas. Desde allí, los profesionales encargados de la vigilancia de la propiedad controlan varias cámaras. De esta forma, se amplían las capacidades para verificar diferentes zonas y accesos de un edificio de forma constante y al mismo tiempo. Otra de las características importantes de este servicio radica en la protección del vigilador, que al no estar expuesto a ningún tipo de ataque físico, puede presenciar sin ninguna demora cualquier acontecimiento inusual que suceda en el perímetro custodiado", se promociona.
Se sabe que es menos costoso que un vigilador permanente, pero no se dan precios a menos que se llame especialmente a un asesor que de manera gratuita presupuesta el equipo, de acuerdo a la cantidad de departamentos de un edificio. Se calcula, extraoficialmente, que en 1 de 20 departamentos puede llegar a costar el servicio 80 mil pesos por mes.
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"El encargado", la serie de Francella, se estrenó el año pasado y a poco de su debut en Star+ se mantenía entre los títulos más vistos de la plataforma de entretenimiento.
Francella interpreta a Eliseo, un veterano encargado de un edificio de la Ciudad de Buenos Aires (CABA). Los vecinos encolumnados detrás del abogado Matías Zambrano (Gabriel Goity) buscan echarlo para poner una pileta en la terraza donde está su vivienda, y contratar un servicio de limpieza mucho más económico. Pero Eliseo hace 28 años que está en el edificio, conoce todos los movimientos dentro del inmueble, y recurre a mil artilugios para defender su puesto de trabajo.
Frente a su edificio hay uno con tótem, y él habla de sus penurias con el vigilador como si fuera un psicólogo y también se vale de las 24 horas de vigilancia para que le permita subir a la terraza y desde allí espiar a los vecinos donde trabaja.
Un puesto que se va perdiendo
"Esto es una moda. En Buenos Aires un vecino quiso entrar, lo asaltaron en la puerta y el tótem no pudo ayudarlo porque está en Buenos Aires. Yo sí le hubiera dado una mano", dijo Sebastián, un encargado del microcentro que mira a estos aparatos con cara de pocos amigos.
Los vigiladores humanos cobran por hora. Pueden trabajar 8 horas, 12 o más. Pero en caso de cumplir con el máximo de 200 horas mensuales deberían cobrar un básico de 160 mil pesos.
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Por otro lado, están los encargados, cuya figura va en paulatina extinción, y más aquellos que contaban con vivienda en el edificio, desde la década del 80, antes de los tótems. Es que los consorcios empezaron a reemplazar el cargo por el servicio de empresas de vigilancia a tiempo parcial o implementaron las compañías tercerizadas para el aseo, no todos sindicalizados.
Desde el Sindicato de Encargado de Edificios (S.U.T.E.R. y H), Humberto García dijo que “la figura del encargado de edificio no solo fue esencial durante la pandemia de Covid 19, sino que también con su presencia sigue brindando algunas garantías y seguridad durante su permanencia en su puesto de trabajo”.
García, cabeza del gremio con unos 2.800 afiliados de encargados, señaló que el sindicato no está negado a la tecnología, pero "hay sectores obreros que no están preparados para ser reemplazados por un aparato electrónico".
Para él, un tótem no solo representa un puesto de trabajo menos, sino "una baja en valores humanos como la empatía, la solidaridad y el compromiso social, dado que en los rubros de servicios aún es necesaria una cara visible que resuelva, contenga y acompañe sobre todo a los consorcistas abuelos que muchas veces viven solos".
Por el lado de las normas, vale recordar que está vigente la Resolución N° 3634 dictada por la AFIP en 2014 que expresa que “está totalmente prohibido sacar encargados y reemplazar sus servicios por los de empresas de seguridad y de limpieza”.
El indicador (Mínimos de Trabajadores-IMT-) refiere a un trabajador jornalizado con 18 horas semanales para edificios de cinco a 15 viviendas, y uno de jornada completa para consorcios de entre 26 y 35.
Aunque, la tecnología es la tecnología y como dice el dicho popular: vigilancia inteligente "mata" encargado.