La decisión ya está tomada, pero la Dirección de Diseño Urbano aún se encuentra estudiando cuál será el formato y el material de los futuros pretiles.
El titular del área, Guillermo Castiglioni, adelantó que los conos "deberán ser lo suficientemente altos" como para que los conductores los vean y no se "claven" bajo los vehículos, y posiblemente de fundición. El modelo más conocido de ese tipo es el que circunda la esquina del teatro El Círculo, la de Laprida y Mendoza.
Sin embargo, cuando se definió cómo sería el diseño de los pretiles a utilizar en el Plan de Remodelación del Casco Histórico se desechó la idea original que había propuesto el equipo de Castiglioni y se optó por instalar pretiles de concreto.
Primó, dicen, la estética (o al menos una cierta visión estética) por sobre la funcionalidad.
"En general las ciudades intentan tener una imagen homogénea, por eso se trató de mantener el mismo diseño de pretiles que ya se habían usado en otros lugares, como Costa Alta, Puerto Norte y el parque a la Bandera, sin tener en cuenta que calle Sarmiento es angosta, tiene otro flujo de tránsito, dársenas de estacionamiento, y por eso el formato no era el más conveniente", reconoció Alvarez.
Tanto el secretario como Castiglioni explicaron que los pretiles deben ser "fusibles", es decir, lo suficientemente vulnerables como para romperse antes que poner en riesgo la seguridad de personas y preferentemente tampoco de los vehículos.
"No deben ser rígidos, pero tampoco tan frágiles como para que se rompan a cada rato", dijo el director de Diseño Urbano, algo que se vio venir cuando la decisión "política" terminó inclinándose por los pretiles de concreto.
De hecho, admitió Castiglioni, la altura de los actuales no permite que un automovilista los vea al maniobrar, máxime porque en esas cuatro cuadras sobre Sarmiento no existe desnivel entre la vereda y la calzada.
"Si no se tiene un sensor de paragolpes es probable que se choquen", dijo, para recordar un episodio que pinta la situación: "Frente al bar El Cairo hay una cochera y al sacar el auto una señora chocó el pretil cinco veces, hasta que por pedido del marido lo terminamos sacando".
De hecho, La Capital publicó reiteradas notas sobre el penoso estado que los conos iban mostrando a medida que avanzaban las obras, sin que a nadie se le ocurriera detener su instalación.
No habían terminado los primeros cien metros entre San Lorenzo y Santa Fe, cuando la contratista ya había tenido que empezar a repararlos, tarea que nunca se interrumpió.
"Se arreglan todo el tiempo", confirmó ayer un inspector de Obras Públicas apostado en la esquina de Córdoba y Sarmiento (ver aparte). Sin embargo, contó, son tan frecuentes los "toques" de los vehículos a los pretiles ("un primer golpe los raja y el segundo los termina rompiendo o volteando") que cuando la contratista los repara los operarios suelen sacar fotos para documentar el trabajo porque al día siguiente vuelven a aparecer rotos.
Ayer, por ejemplo, a lo largo de las cuatro cuadras se veían muchos pretiles recién reparados (el cemento estaba fresco o los habían protegido con adoquines), pero aun así 46 mostraban diferentes grados de rotura.
Mal cálculo
"Teníamos pensado que se podían ir rompiendo, pero nunca imaginamos que iba a ser en semejante cantidad", dijo Alvarez.
Con esa experiencia, el próximo formato intentará adaptarse más a la realidad. "La solución quizás pase por cambiar el material y elegir un diseño más adecuado para ese entorno", opinó el titular de Obras Públicas, quien arriesgó que "lo ideal sería que fueran metálicos y más altos".
El cálculo es que entre el trabajo de diseño y la o las licitaciones necesarias (dependiendo de si se hará una para la fabricación de la matriz y otra para los pretiles o sólo una para adquirir uno "genérico") los nuevos conos llegarán a Sarmiento antes de mediados de año.
"Se está trabajando rápidamente porque esto es una urgencia para nosotros", reconoció Alvarez.