La tarde del 16 de marzo de 2019 el Carcarañá se transformó en “un infierno” -como lo definieron quienes ese día participaron del "Raid Desafío del Carca"- y se llevó la vida de Marisa Cassin, una kayaquista de 50 años del Club Rosario Central. Silvina D'Angelo fue de las pocas personas que ante agentes de policía y bomberos pudo relatar lo que había sucedido y cómo la muerte podría haberse evitado con las medidas de seguridad necesarias.
La mujer, compañera de Marisa y testigo de cómo la embarcación se dio vuelta y quedó atrapada entre las ramas, recién fue convocada a declarar ante la Justicia de San Lorenzo la semana pasada. Una muestra del ritmo que tuvo la investigación de la que el fiscal Maximiliano Nicossia se hizo cargo en el mismo momento del hecho y recién tomó envión en los últimos meses con el paso de la causa a manos de la fiscal Natalia Benvenutto, y la participación de la familia de la víctima como querellante en la causa. A dos años de su muerte, sus compañeros volverán a convocarse este sábado en la Rambla Catalunya y volverán a gritar: “No fue un accidente”.
Marzo es un mes difícil para quienes participaron de aquella convocatoria a navegar el Carcarañá, desde la localidad que lleva el nombre del río a Puerto Gaboto, haciendo noche en Andino. Una travesía que ya había sido suspendida en 2018 por los organizadores, el senador provincial Hugo Rasetto y la comuna de Pueblo Andino, justamente por las condiciones del río y que así y todo se concretó ese 16 de marzo de 2019.
“El 9 de marzo fue el cumpleaños de Marisa y por esos días, también llegó la convocatoria a declarar por primera vez en la Justicia para compañeras como Silvina, por eso este año decimos que marzo y el aniversario de la muerte de Marisa nos entristece, pero tenemos algo más de esperanza de que la investigación avance”, contó María Bianchi, otra de las kayaquistas que participó de la jornada y que el 10 de marzo pasado estuvo en los Tribunales de San Lorenzo acompañando a quienes declararon por primera vez en dos años.
"La fiscal nos dijo ahora que vamos a poder declarar todos los que queramos y para nosotros eso es muy importante porque todos vivimos esta tragedia desde lugares muy diferentes", señaló Bianchi y recuerda que su recuerda que en el momento del hecho D'Angelo fue de las pocas declararon ante bomberos y policías. “Ella venía remando cerca de Marisa y fue una de las testigos más cercana de lo que pasó, sin embargo, en estos dos años no la habían llamado a declarar ni a ella ni a ninguno de los participantes”, remarcó.
La causa que desde marzo de 2019 estuvo en manos del fiscal Nicossia pasó ahora a manos de la fiscal Benvenutto, lo que le dio un nuevo impulso, además del hecho de que la familia de Marisa, un hermano y un hijo, se constituyeron como querellantes en la causa a través de su representante legal Germán Mahieu.
Relatos de lo sucedido
Bianchi aún hoy recuerda la convocatoria como evento “familiar” y de hecho, señala que "muchos de los que estuvieron ahí eran jóvenes y adolescentes menores”. Es que se aclaró era una travesía y no una competencia.
El punto crítico era el sector de la usina abandonada en Lucio V. López, donde el río tiene saltos y están los restos de una usina abandonada con partes de hormigón. Sin embargo, les habían comunicado los organizadores que en ese lugar los kayaquistas se agruparían y pasarían con cuidado, algo que no sucedió.
Eso no sucedió y los retazos de los relatos de la jornada siguen conmoviendo.
"Nadie nos avisó y yo sólo sentí los gritos de desesperación, alguien que decía «por el medio». Lo que vivimos fue un infierno: había gente que se golpeaba, kayaks que habían perdido el conductor, remos flotando, personas gritando; 70 botes que se dieron vuelta. Los hijos de los participantes veían pasar vacíos los botes de sus padres y hubo cinco embarcaciones partidas por los golpes, porque nadie nos avisó, nadie nos agrupó ni nos socorrió ante la emergencia", detalló Bianchi con dolor a días del siniestro.
La falta de previsión y la negligencia de los organizadores no fue el único punto señalado, sino además la "nula" respuesta en el rescate una vez que los botes comenzaron a volcar. Es más, una muestra fue que Marisa quedó dada vuelta y enganchada en las ramas de unos árboles y fue retirada del agua una hora y media después, ya ahogada.
"A la lancha de apoyo nunca la vimos en ese momento y ni siquiera tenía botiquín de primeros auxilios, tampoco había nadie en tierra y sólo nos auxilió gente que estaba en la costa y que no pertenecía a la organización", habían indicado y lo sostienen.
Una muerte evitable
Con todos esos argumentos y exigiendo la celeridad del proceso judicial, compañeros y amigos de Marisa se convocarán una vez más este sábado en la playa seca de la Rambla Catalunya para reafirmar que su muerte “no fue un accidente”.
“En estos dos años no pasó nada”, señalan en términos judiciales. Apuntan que Rasetto sigue siendo senador de la provincia por el Departamento Iriondo, las autoridades de Pueblo Andino tampoco han sufrido consecuencias y agregan: “Hugo Storani que estaba a cargo de la organización del evento y la logística en el río hace desde entonces su vida como si nada”.
Y en el medio de la bronca está el recuerdo de Marisa, a quien volverán a rendir homenaje en una convocatoria de la que se podrá participar a pie, en bicicleta o en kayac y que se llevará adelante con uso de barbijo y distanciamiento social. “No no podemos olvidar de Marisa porque Marisa somos todos los que estuvimos ese día en ese lugar", concluyó Bianchi.