Una mujer oriunda de la ciudad misionera de Montecarlo que vive en Egipto desde 2003 contó que debió buscar refugio en casa de una familia amiga porque era víctima de violencia de género, y pidió al gobierno de la provincia que interceda para regresar a Argentina, ya que su esposo le puso una orden de restricción que le impide salir de ese país.
En una entrevista con Radio News de Misiones, Carolina Pavón relató su situación. Al principio "lo dejé pasar pero la violencia fue cada vez mayor, entonces llegó un momento en el que ya no pude más y me fui de la casa", dijo.
"Me estaba volviendo para la Argentina, pero preferí hacer las cosas bien, hacer el divorcio" para "tener el derecho de volver a Egipto a visitar a mis hijas; ellas se quieren quedar porque este es su idioma, su religión", explicó la mujer que dijo que "a ellas les lavaron la cabeza y creen que soy satanás".
Ahora "estoy en lo de mi amiga Sonia, que es una alemana, pero es sólo por hoy y por mañana porque vine a hacer unos trámites en la embajada, pero estoy parando y residiendo en una casa de familia que vive cerca de Libia, hacia el oeste de Egipto, sobre el Mediterráneo", dijo, donde ayuda "con la limpieza de la casa" y "a una persona mayor que tiene algunas dificultades mentales".
Pavón estudiaba antropología en Montecarlo, y en 2003 se casó con Mahmoud Mohammed Mahmoud Ahmed Tarfa, un contador de Alejandría, y se fue con él a vivir a Egipto.
"Acá es una cultura machista, de pronto me vi vestida con velos", relató Pavón, quien intentó adaptarse: "En un principio me parecía simpático, me ponen un velo y un trapo en la cabeza y ellos son felices. Pero eso implicó una cosita que lleva a la otra: que ténes que rezar, que ténes que ayunar, que ténes que ser buena musulmana y, con el tiempo, te das cuenta que la mujer vale la mitad del hombre", señaló.
En 2004 regresaron porque se enfermó su abuelo -con quien se había criado- y tuvieron una hija. Pero su esposo no podía trabajar en su profesión pues no tenía validado el título y además no se acostumbraba a vivir en la Argentina, por lo que en 2005 volvieron a Egipto y se llevaron con ellos a la abuela, que padece Alzheimer.
"Cuando llegamos acá él cambio totalmente y me dijo 'ahora que ténes una hija y tu abuela, a dónde vas a ir si no te gusta'. Entonces empezaron los maltratos, después nació mi otra hija, la llevé a mi abuela de vuelta a la Argentina porque la asistencia médica allá es mucho mejor, yo tenía a los dos nenas conmigo, nadie me ayudaba" y, encima, "no tenía cómo costear esos gastos", relató.
Pavón ahora no puede salir del país árabe: "Me bajaron varias veces del avión", aseguró.
Con la restricción a salir del país "también te quitan el derecho a trabajar, entonces ¿cómo te mantenés?", planteó la mujer y agregó que, si bien la embajada argentina en Egipto procura ayudarla, "hay bases legales" que no se pueden saltear.
"Mi vida corre peligro. Si él sabe dónde estoy, si me encuentra o estoy afuera en la calle, me puede agarrar y llevarme a la casa y ya está. Si me pega y voy a denunciarlo a la policía debo llevar dos hombres extraños, que no sean de la familia, o cuatros mujeres extrañas, que hayan visto y quieran hacer de testigo. La mujer es la mitad del hombre, se te ríen en la cara", manifestó.
Pavón le pidió a las autoridades de Misiones que intervengan en esta situación.
"Esta es mi última carta, no pretendía hacer de mi vida algo tan público y abierto porque se empezó el proceso de divorcio, las visitas a mis hijas", explicó, pero el trámite "va tan lento" que ahora no sabe "qué hacer".
En Egipto "no tengo familia, es inhumano mantenerme en este lugar", finalizó la mujer.