La costa de la ciudad australiana Perth es habitualmente noticia por la presencia de tiburones blancos de magnitud, los que en más de una ocasión han generado episodios traumáticos por la proximidad con quienes incursionan en el mar para practicar deportes, pescar o simplemente pasear en sus embarcaciones. En este contexto es que una familia el pasado fin de semana vivió una hora de terror cuando un ejemplar de más de cuatro metros de largo rodeó su bote y trató de atacarlos en forma sistemática.
El pánico que el tiburón blanco provocó en David Tuckfield, su esposa Tanya y su hijo Shelby, de 14 años, cuando se dedicaban a pescar quedará grabado de por vida en esta familia, la que describió y hasta filmó uno de los ataques del gigantesco pez.
En imágenes que luego compartieron a la cadena australiana 9 News, se puede ver el momento en que el tiburón trata de morder el motor propulsor del bote, confundiéndolo con comida, lo que provocó gritos de pánico de la mujer a bordo.
El tiburón, tras cumplir con el ritual de aproximación al dar varias vueltas alrededor de la embarcación, se detuvo en el motor y lo atacó con violentos mordiscones, provocando zozobra entre el matrimonio y su hijo por la violencia de las dentelladas, las que a su vez le daban inestabilidad al barco.
Los intentos del tiburón continuaron por más de una hora, y mientras el miedo ya había embargado a la familia, el alivio llegó cuando vieron que el gigantesco ejemplar decidió alejarse, lo que rápidamente aprovecharon para regresar a la orilla y ponerse a salvo.
Luego del susto, David Tuckfield, el propietario del barco, le relató a 9 News : “Tuvimos un gran visitante de las profundidades, un tiburón blanco de buen tamaño. Trató de quitarle un trozo al motor, estábamos hipnotizados, y el miedo fue el resultado lógico cuando vimos que no se resignaba y seguía atacando el motor”.
David dijo que va a pescar a menudo pero nunca había visto un tiburón tan cerca de su barco, y que lo había impactado el tamaño. “Era una criatura grande y majestuosa”, describió el hombre. “No los apreciamos hasta que los ves de cerca”, agregó, pero también sostuvo que su presencia fue intimidante.
Es que este pescador eventual pudo contar el hecho que atravesó con su familia y debe agradecerlo, porque en febrero pasado varias playas en Sydney fueron cerradas después de que el nadador británico Simon Nellist, de 35 años, muriera por el ataque de tiburón blanco de 4.5 metros, que marcó la primera muerte de este tipo en las playas de la ciudad en casi 60 años.
Tres meses antes de ese incidente, otro británico llamado Paul Millachip también fue atacado y asesinado por un tiburón blanco frente a la costa de Australia Occidental. El hombre de 57 años fue arrastrado bajo el agua por el animal que lo despedazó en frente de una familia horrorizada.