
Jueves 06 de Septiembre de 2012
Un exitoso empresario ruso, Alexey Bykov de 30 años, quiso comprobar si su novia realmente lo amaba y no se le ocurrió mejor forma que fingir su propia muerte para ver cómo reaccionaba. Y no escatimó en detalles, contrató a un director de cine, varios especialistas y un guionista para organizar el falso accidente de trafico. Pidió a su novia, Irina, reunirse en un lugar especifico, donde le estaría esperando con toda la escena preparada.