Un hombre de 65 años construyó un taller de carpintería en el albergue que le brindaron monjas carmelitas ante las que se hizo pasar por indigente, denunciaron vecinos de la ciudad neuquina de Centenario.
Un hombre de 65 años construyó un taller de carpintería en el albergue que le brindaron monjas carmelitas ante las que se hizo pasar por indigente, denunciaron vecinos de la ciudad neuquina de Centenario.
El hecho fue denunciado el jueves por los propios vecinos del barrio 11 de Octubre, donde está ubicado el convento y los cuatro monoambientes que son utilizados por personas carenciadas.
Hay una denuncia policial e intervino el Municipio, pero no se pudo constatar legalmente que el hombre esté trabajando dentro del taller, que estaba con candado.
La historia comenzó hace unos meses, cuando un hombre de 65 años se instaló en una pieza en uno de los módulos, que da a la calle Chachil, en el tranquilo barrio frente al convento de las monjas.
Hasta ahí, todo trascurría en forma normal, hasta que el hombre contrató a una empresa para levantar un galpón de chapa y poner a trabajar sus máquinas.
La situación fue tan insólita que el supuesto indigente se colgó de la luz de los vecinos, algo que provocó una merma en la tensión, en un sector de la barriada.
“Hace ruido con las máquinas y usa la luz del convento. Acá a muchos vecinos dejó sin luz porque se chupa toda la energía cada vez que prenden las máquinas”, expresó una vecina a LM Neuquén, que no quiso dar su nombre.
“Es una persona violenta y nos dijo que no se quería ir, que iba a trabajar en ese lugar”, acotó.
El revuelo fue de tal magnitud que hasta las mismas carmelitas tuvieron que salir a aclarar y bajarle el tono polémico a la situación, que indignó al vecindario.
“Creo que hay que ser respetuosos, ya hablamos con esta persona y nos dijo que en 15 días se iba. Estos albergues son para personas que están atravesando situaciones difíciles”, dijo una de las monjas del convento.
Según la denuncia policial, el hombre, cuyas iniciales son I.B., se instaló hace unos meses, pero dos semanas atrás levantó el galpón de chapa para la futura “empresa”.
Al parecer, iba a poner una fábrica de muebles, por la cual ya tenía algunos empleados trabajando, en el mismo predio del albergue para los indigentes, según se pudo conocer por los vecinos.
Pero la rapidez con la que corrieron las noticias hicieron “recapacitar” al hombre, que ahora sostuvo que desmontará el taller y se irá a buscar otro lugar para trabajar el mes que viene.
Los vecinos sostuvieron que el uso de la red eléctrica con fines industriales alteró la tensión en algunas casas que, en algunas horas, tuvieron que iluminarse con velas, según consta en la denuncia.
Lo más llamativo del caso es que el hombre en cuestión tiene el domicilio legal a pocos metros de los albergues para los indigentes: Painamal 290.
“Es todo muy raro porque vivía legalmente antes de que se instalara en los albergues. Es como si hubiera planeado todo para levantar el taller”, dijo un vecino.
Las monjas dejaron claro de que los albergues no los administran ellas en forma directa, sino a través de una persona encargada especialmente de hacer los contratos de comodato.
Cada uno de ellos puede durar hasta seis meses, período en el que la persona indigente se inserta nuevamente en el ámbito laboral y familiar.
El Municipio no pudo constatar actividad comercial, ante la denuncia en la comisaría de uno de los vecinos del barrio 11 de Octubre de esta ciudad.
Cuando llegaron los inspectores a los albergues de la calle Chachil, el portón donde se construyó el galpón para la fábrica de muebles estaba cerrado con candado.
“Recibimos el reclamo, pero no se constató nada, no había nadie trabajando en el lugar. Legalmente no podemos hacer nada”, dijo Aníbal Vega, a cargo del área de comercio de la comuna.
Según los comentarios de los vecinos, el hombre se movilizaba en un vehículo de alta gama y ya tendría empleados y clientes que lo iban a visitar para su proyecto.