Camila cumplió un año y tuvo fiesta con torta, globos, piñata y bonetes de cartón para todos sus
invitados. Lo particular del caso es que la cumpleañera es una caniche blanca que adquirió
costumbres de muñeco de peluche por obra de sus dueñas, Brisa y Julieta Gutiérrez, dos hermanitas
de 7 y 3 años.
“Una vecina había hecho lo mismo y había invitado a nuestros perros a participar del
cumpleaños. Por eso, cuando llegó la fecha, mis hijas quisieron hacer lo mismo con Camila”,
contó Carina Leda, madre de las niñas que decidieron que su caniche tuviera su fiesta de cumpleaños
como si fuera un integrante de la raza humana.
Los dueños de casa adaptaron los bonetes de cumpleaños de las niñas al tamaño de la cabeza de
los perros. Hicieron una torta con forma de hueso, llenaron una piñata con alimento para perros,
compraron galletitas caninas y adornaron la casa como corresponde.
Además prepararon bebidas y alimento para los dueños de los perros invitados y cursaron las
respectivas invitaciones. “Vinieron todos”, expresó Carina.
Si bien es un hecho particular en Mendoza y casi único en el Este, no es tan extraño que se
realicen fiestas de cumpleaños a las mascotas. “Nuestro veterinario nos contó que es muy
común en Estados Unidos y que ya se está propagando esa costumbre a otras partes del mundo”,
sostuvo la dueña de casa.
La familia Gutiérrez Leda tiene hoy dos caniches y un mestizo y su fanatismo por los perros
nació cuando eran novios. “Jorge, mi marido, me regaló un cocker cuando estábamos de novios.
Desde ese momento no dejamos de tener perros, pese a que este animalito tuvo muchos problemas de
salud. Le teníamos que hacer diálisis y finalmente murió. Lo tenemos enterrado en el jardín. Tiene
una tumba con su lápida”, contó la mujer.
Los perros de la familia son tratados como humanos, no sólo por los festejos que reciben.
Brisa y Julieta pasean a los caniches en cochecitos de muñecas y los visten y peinan como si fueran
sus juguetes. Lejos de resistirse, los perros parecen aceptar el trato y dejan que sus pequeñas
dueñas dispongan de ellos.
“No sabemos si esto se transformará en una costumbre o una moda. Nosotros lo hicimos
porque las nenas lo deseaban y lo consideramos divertido. Todos lo disfrutamos y la fiesta salió
muy bien, por lo que seguramente lo repetiremos”, aseguró Carina.
Embarazo psicológico