La técnica pictórica del filete porteño ingresó ayer a la nómina de patrimonio cultural inmaterial de la Unesco, compuesta de "expresiones que demuestran la diversidad de ese patrimonio y aclaran su importancia", anunció oficialmente la organización con sede en París.
"El filete porteño de Buenos Aires es una técnica pictórica tradicional que combina los colores vivos con estilos tipográficos específicos. Sus realizaciones se pueden contemplar en autobuses urbanos, camiones y señalizaciones de tiendas y almacenes, y son cada vez más frecuentes en la decoración del hogar", indicó la Unesco.
"Sus imágenes incorporan elementos de carácter social o religioso y la temática popular de estas comprende, entre otras, representaciones de santos y personalidades políticas admiradas, así como de estrellas musicales e ídolos deportivos. A veces, las imágenes van acompañadas de dichos y refranes", agrega.
Según el Comité, "esta práctica cultural ha llegado a ser parte integrante del patrimonio cultural de la ciudad".
Fábricas de carros. El filete tuvo su origen en las fábricas de carros, donde los primeros pintores crearon un estilo que desafortunadamente no fue documentado en sus inicios ni tampoco en su posterior desarrollo. Por ello, la historia del fileteado está basada en la recopilación de testimonios de los maestros de este oficio. Al igual que en el tango, no hay un primer artista ni una fecha exacta que permitan determinar con exactitud el inicio de esta práctica, mas los testimonios coinciden en que fueron tres inmigrantes italianos los que desarrollaron casi contemporáneamente el filete al inicio del novecientos: Cecilio Pascarella, Vicente Brunetti y Salvador Venturo, quienes posteriormente tuvieron como primeros continuadores a sus hijos.
Según Alfredo Brunetti, fue su padre don Vicente quien inició este oficio cuando aplicó un color intenso sobre el color gris municipal que caracterizaba a los carros porteños. Miguel Venturo, hijo de Salvador, fue quien incorporó la mayoría de los motivos que conforman el repertorio típico del fileteado. Flores, volutas, hojas de acanto, cintas argentinas, bolitas y líneas muy estilizadas se van combinando con escenas y frases. Otras características del fileteado son los colores vivos que se utilizan, los contrastes que generan una falsa sensación de volumen, la sobrecarga del espacio, la simetría y la conceptualización simbólica de elementos.
La ornamentación remitía mayormente al estilo neoclásico o gruttesco, que era copiada de diferentes elementos decorativos de la época, como rejas, frentes arquitectónicos, vidrios decorativos, y esto se evidencia en marcado uso de la espiral. Los temas preferidos eran retratos de íconos populares, (Carlos Gardel y la Virgen de Luján), paisajes de campo y frases acuñadas por la sabiduría popular, que alguna vez Jorge Luis Borges supo definir acertadamente como "costados sentenciosos".
Consecuencia de ello es que el fileteado se realizaba no solamente con fines estéticos, sino también como manifestación de los valores socioculturales de Buenos Aires. Posteriormente el fileteado adaptó sus formas a los camiones y a los colectivos, pero este colorido pasó inadvertido para la gran mayoría de los porteños.
La técnica del filete estaba muy difundida en nuestro país en las décadas de 1960 y 1970, cuando los ómnibus eran pintados con colores muy vivos en su carrocería, así como en los grandes espejos que el colectivero tenía en el frente, decorados con nombres, frases, escudos de clubes de fútbol y hasta cintas del color de su camiseta amada. Lo mismo ocurría con los carros de los verduleros y las jardineras de los lecheros, así como en los camiones, que estaban fileteados y llevaban frases y nombres de personas amadas y de líderes políticos o ídolos deportivos o artísticos. Por otra parte, el fileteado nunca fue valorado entre teóricos y críticos de arte, y la primera exposición que se hizo de esta disciplina tuvo lugar recién en 1970, gracias a una paciente recopilación de trabajos hechos por Nicolás Rubió y Esther Barugel.
Sin embargo, poco después, comienza la desaparición del fileteado en los vehículos debido principalmente a una ley nacional de 1975 que prohibía filetear los colectivos en el ámbito de la ciudad de Buenos Aires.
A partir de ese momento, algunos fileteadores comenzaron a pintar carteles, vitrinas y objetos con lo cual el fileteado se desprendió del soporte original, los vehículos, con una nueva e impensada autonomía.
En los últimos años, el fileteado se ha convertido en la imagen característica de Bueno Aires, y de la Argentina por extensión, y se constituyó en un producto cultural de fuerte identidad local, como el tango. Hoy en día, puede ser fácilmente reconocible en aplicaciones tales como el diseño gráfico, la publicidad, la indumentaria, el bodypainting y el tattoo.
El vallenato. La Unesco declaró también como patrimonio inmaterial de la humanidad al vallenato colombiano, género de grandes como Rafael Escalona, Leandro Díaz y Emiliano Zuleta Baquero y que en años recientes ayudara a internacionalizar el astro Carlos Vives.
Según expertos, tres de los más grandes juglares del vallenato son Rafael Escalona, Leandro Díaz y Emiliano Zuleta Baquero.
Escalona fue inmortalizado por el Nobel colombiano Gabriel García Márquez en su obra cumbre "Cien años de soledad".
"En el último salón abierto del desmantelado barrio de tolerancia un conjunto de acordeones tocaba los cantos de Rafael Escalona, el sobrino del obispo, heredero de los secretos de Francisco el Hombre", escribió García Márquez sobre su amigo Escalona.
Alguna vez García Márquez dijo que "Cien años de soledad" era un vallenato de 400 páginas.