Tupido y verde, el bosque de acacias tapiza los médanos casi hasta el borde de la playa. Hace unas
pocas décadas alguien tuvo la feliz idea de imaginar una pequeña villa, cuidada. Madera, piedra,
caminos serpenteantes de arena, diseño y calidad exquisita en todos los detalles: así se hizo
Cariló, 10 kilómetros al sur de Pinamar. Un paraíso de mar, bosque y ahora también de desarrollos
turísticos. El diamante de la costa Atlántica argentina vive su enero de gloria con una ocupación
superior al 90 por ciento de sus casi 20 mil plazas, entre hoteleras y no hoteleras.
En el centro comercial, armonizado en sus construcciones, todos los espacios de circulación
comunes son de madera rústica. Las marcas más preciadas por los argentinos también llegaron al
bosque. Y emergen entre los pinos con sus locales especialmente diseñados para
“dialogar” con la madre naturaleza.
Que nada rompa el encanto, por favor. Cariló, se sabe, no es un sitio más en el extenso mar
argentino. Aquí se venden como el pan relojes de diseño (800 pesos), camisas (250 pesos), autos
nacionales (Fiat) y también autos importados de entre 30 mil y 150 mil dólares. Son de la
ascendente marca alemana Audi, que con su exposición de una decena de sus fabulosas máquinas,
hipnotiza a los paseantes.
Así lo confirmó Andrés González, a cargo de los test drive (pruebas de manejo) que ofrece
Audi Cariló a los interesados en saber qué se siente al manejar un auto como el modelo Q7 (ver
aparte).
El vehículo se vende con terminaciones a medida a 140 mil dólares, viaja a más de 200
kilómetros por hora, puede llevar a siete ocupantes y sin que nadie se despeine. Además, sube y
baja médanos como si nada.
La marca alemana, que compite en con las también germanas pero más instaladas en el país
Mercedes Benz y BMW, pegó un brinco espectacular en la Argentina después de la crisis. “En
2001 vendimos un auto y en 2007, tres mil”, contó González. La empresa tiene nueve agencias
en todo el país, y entre ellas califica la rosarina Marrocchi, que se viene abriendo camino.
“Para nosotros es clave estar aquí en Cariló por una quincena. Vemos la tendencia para
todo el año, vemos cómo son valorados los distintos modelos, y además, lo principal: desde acá
nacen muchos contactos que luego se concretan en operaciones cuando volvemos a Rosario, durante el
año”, explicó Leonardo Ricci, enviado por Marrocchi a Cariló.
La empresa rosarina vendió a un promedio de 30 unidades por año en sus escasos dos años que
lleva con la marca alemana.
Apart hotel. Además de las marcas sofisticadas, en Cariló son furor los apart
hotel, que en ningún caso se construye a más de 2 a 3 plantas de altura. Tienen un nivel de
ocupación casi total en enero y las cabañas en pleno bosque, también con servicios de hotelería.
Son departamentos rodeados de espacios verdes, piletas climatizadas, lugares donde desplegar
el rito del asadito y con todos los servicios de un hotel: desayuno, limpieza, ropa de cama,
espacios comunes e Internet inalámbrica.
Los precios van de 3 mil a más de 10 mil pesos por semana para la familia tipo. Los números
bajan en febrero y luego caen hasta niveles casi “humanos” de marzo a diciembre.