La Fuerza Aérea Argentina deberá seguir sin tener cazas de alta performance. Las gestiones para adquirir cazas supersónicos que realizaba el Ministerio de Defensa quedaron en nada luego de que el presidente Alberto Fernández descartara de plano la compra en una entrevista con un medio internacional. Las misiones a diversos países para adquirir aviones que reemplacen a los ya retirados Mirage IIIC quedarán para el próximo gobierno. Argentina tiene desde hace muchos años un “cielo abierto”, disponible para cualquier avión hostil que quiera ingresar en él. En los últimos años se estudiaron diversos modelos, usados, como los Mirage F1 de España, en tiempos del anterior gobierno de Cristina Kirchner, y recientemente los nuevos cazas chinos FC1, pero ninguna de estas gestiones prosperó. También se estudió comprar cazas F-16 usados a Dinamarca.
El presidente Alberto Fernández descartó la compra de aviones militares. Durante una entrevista con el diario británico Financial Times expresó que “la Argentina tiene que destinar sus recursos a cosas más importantes que a la compra de aviones militares hoy en día”, afirmación que deja de lado la incorporación de un caza supersónico, como de otras aeronaves para la Fuerza Aérea o para las aviaciones del Ejército o de la Armada.
Las palabras del mandatario se dan cuando el Ministerio de Defensa debería iniciar el “proceso de consolidación de ofrecimientos”, luego de las distintas evaluaciones realizadas por la Fuerza Aérea Argentina. Vale recordar que los candidatos considerados fueron el caza chino FC-1 Xiaolong, el F-16 (usado pero actualizado) y el caza indio Tejas. Según el sitio especializado Zona Militar tenía cierta ventaja la propuesta China y, en menor medida, la de Estados Unidos/Dinamarca. Los cazas F-16 daneses son usados y cuentan con muchos años de uso, pero su estado de mantenimiento y actualización tecnológica se considera óptimo.
En su respuesta, Fernández aclaró que “nosotros estamos en un continente muy desigual, donde no hay problemas de guerra para nosotros hay otras prioridades que comprar armas”. Una afirmación que pone en evidencia la falta de voluntad de hacer la compra, que tendría un costo del orden de cientos de millones de dólares, aunque la cifra varía mucho en función del caza elegido y su cantidad. Los medios de defensa comparan con países de la región, como Brasil, Chile, Perú y Colombia. Brasil adquirió cazas Saab J39 suecos, aviones de 4a. generación y considerados entre los mejores del mundo; Chile posee una flota de 46 cazas F-16, diez de ellos comprados nuevos a inicios de los 2000.
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Los F-16 de Dinamarca también estuvieron a estudio. Si bien son aeronaves con muchos años de servicio su mantenimiento es óptimo, así como su actualización tecnológica.
Las frases lapidarias de Fernández plantean serias incógnitas respecto al futuro de otros proyectos en curso para reequipar a las fuerzas armadas, señala con alarma Zona Militar. Los números indican una muy baja inversión en Defensa de la Argentina. El SIPRI (Instituto Internacional de Estocolmo para la Investigación de la Paz en inglés) en su último informe, menciona que la inversión en Defensa en base al PBI de Argentina fue del 0,57%. Argentina se ubica en el último puesto de Latinoamérica exceptuando a Venezuela, país que dejó de ser medido debido a sus dificultades macroeconómicas.
En función del PBI, Argentina pasó de invertir el 1,18% en 2001 a 0,76% en 2011, diez años en los cuales el porcentaje no dejó de descender. En promedio, desde 2001 hasta 2021, la inversión de Argentina en defensa fue de 0,84% anual.
El promedio de gasto en Defensa en 2021 de Bolivia fue del 1,73% del PBI, mientras que en Brasil fue del 1,47%. Chile se destaca con un 2,23% mientras que Colombia sobrepasa al resto con un promedio del 3,33% de su producto bruto interno. Colombia padece hace décadas un conflicto armado interno. Le sigue Ecuador, con un 2,47%, mientras que Paraguay, Perú y Uruguay ocuparon el 0,90%, 1,43% y 2%, respectivamente.
Otro parámetro puede ser el presupuesto de Defensa medido en dólares constantes. Los gastos de 2021 fueron de 45 mil millones de dólares en América del Sur. El gasto de Argentina en 2001 fue de 2.667,4 millones de dólares, en 2011 subió a 2.948,2 y en 2021 bajó a 2.406,7. Números bajos comparados con los países con mayor gasto de la región: Brasil, Colombia y en menor medida con Chile. Brasil gastó 15.342,4 millones de dólares en 2001, 19.427,5 en 2011 y 18.746,8 en 2021. Colombia invirtió 4.672,5 millones de dólares en 2001, 7.205,9 en 2011 y 10.006,3 en 2021. Chile destinó 2.702,4 millones de dólares en 2001, 4.565,8 en 2011 y 5.743,4 en 2021. Más del doble que la Argentina. Si se tiene en cuenta solo los números del año pasado, Argentina quedó en sexto lugar en la tabla del SIPRI en millones de dólares constantes.
SIPRI es una de las instituciones más prestigiosas en el análisis de la seguridad internacional, aunque deba realizar salvedades en determinados países por sus dificultades económicas. No solo es el caso de Venezuela, también hay dificultades con la Argentina desde 2007, debido al control estatal del tipo de cambio. SIPRI hace mención a “valores estimados” en múltiples variables.
Las constantes mermas en materia presupuestaria, y a sabiendas de que en general la incorporación de equipamiento en las Fuerzas Armadas es tomada en función de costos en dólares, las constantes crisis económicas y los recortes en la cartera de Defensa profundizan el desgaste de las capacidades argentinas. El 2021 mostró los problemas operativos y de recambio de equipamiento, aunque el Ministerio de Defensa sostenga firmemente que el Fondo Nacional de Defensa (FONDEF) _sancionado en el año 2020_ puede llegar a revertir la situación, comenta críticamente Zona Militar. Pero la incorporación de material no ha sido sostenida, enfocándose en asuntos que no hacen a las capacidades centrales de las tres Fuerzas Armadas. Los cazas son “sistemas de armas” de los más caros y costosos de mantener. La Armada, por su lado, se resiente de la falta de submarinos, incluso antes de la trágica pérdida de ARA San Juan, así como de una aviación naval a la altura de la misión de vigilar el Mar Argentino.
El caza JF-17 Thunder, conocido en China como Chengdu FC-1 Xiaolong es un avión de combate multirrol ligero. Rusia suministra el motor. Originalmente diseñado para ser una pequeña y ligera aeronave de combate propulsada por un solo motor para reducir costos, el JF-17 estaba destinado a ser una solución simple y económica para reemplazar grandes flotas de aviones obsoletos en las fuerzas aéreas de países en desarrollo. El JF-17 evolucionó en una aeronave de combate más avanzada durante las últimas etapas de su desarrollo debido a exigencias de la Fuerza Aérea de Pakistán (PAF) y la incorporación de tecnologías y rasgos más modernos para sustituir viejos cazas de los años 60 y 70. La exigencia central de Pakistán es tener un caza multipropósito a un precio económico, como reemplazo para su flota de cazas Mirage III. El mismo problema que afronta la Argentina, pero el país asiático lo solucionó.