Beijing-
El gobierno chino anunció hoy que endurecerá las medidas de seguridad en
vísperas del comienzo de los Juegos Olímpicos, a la vez que informó la detención de 20
personas y la confiscación de armas un día después del atentado que dejó 16 muertos.
En la ciudad de Kashgar, donde sucedió el ataque, la policía inspecciona
los coches y bolsas de los viajeros, informó la agencia de noticias oficial Xinhua.
Esta localidad, situada en la provincia de Xianjiang, fronteriza de
Kirgistán, es de minoría musulmana y se encuentra a 4.000 kilómetros de Beijing.
En ese marco, el Club de Corresponsales Extranjeros de China, denunció hoy
que dos periodistas japoneses sufrieron una paliza por parte de policías en la región de
Xinjiang, donde pretendían informar sobre la muerte de los 16 agentes.
Sobre este hecho, la policía manifestó que “pagará las facturas del equipo y los
chequeos médicos”, a la vez que pidió disculpas por haberlos confundidos con
terroristas.
Por su parte, la organización Reporteros Sin Fronteras sostuvo que estos
incidentes “son indicativos de la hostilidad desplegada por muchos miembros de las
fuerzas de seguridad chinas, una hostilidad alimentada en los últimos meses por las
campañas oficiales contra la prensa extranjera”.
En tanto, si bien en la capital china no se endurecieron las medidas, la
misma es vigilada por 110.000 policías y 1,4 millón de voluntarios, indicó el medio oficial del
país asiático.
En este sentido, el Ministerio de Seguridad Pública chino informó que la
policía encontró “armas y documentos que exaltan la Guerra Santa” en el refugio
de dos de las personas sospechadas por el atentado de la víspera.
“Los agentes hallaron explosivos y rudimentarias armas de fuego
similares a las encontradas por la policía en un campo de entrenamiento del Movimiento
Islámico del Turkistán Oriental (ETIM), descubierto en enero de 2007”, señaló el texto
del ministerio.
Al respecto, el gobierno chino informó que los dos apresados sospechados
del ataque son un verdulero y un taxista oriundos de la provincia donde fue el
atentado.
Ayer, dos personas embistieron con un camión a un grupo de policías que
desarrollaban sus actividades matinales en los cuarteles que yacen frente a un concurrido
hotel de la región.
Luego de arroyar a los agentes, los atacantes se bajaron del camión y
comenzaron a lanzar explosivos caseros a las barracas de los policías y a atacarles con
cuchillos.
En tanto, las autoridades chinas informaron hoy que 18 “terroristas
extranjeros” fueron arrestados en la provincia de Xinjiang, aunque no especificaron si
las detenciones tienen relación con el suceso de ayer.
Según Beijing, el ETIM fue el encargado del ataque, mientras que fuentes
del grupo rechazaron considerar el ataque como un “atentado”, y lo calificaron
como “una muestra de la desesperación de la población en su propia
tierra”.
Además, el experto estadounidense Dru Gladney opinó ayer que “no
parece tener ningún sentido que el gobierno se tenga que preocupar por una perturbación seria
de los Juegos”.
En este sentido, hay un dato que no debe escapar al análisis: la Región
Autónoma Uygur de Xinjiang queda a unos 4.000 kilómetros de la ciudad olímpica, por lo que la
amenaza terrorista no está tan clara como las fuerzas de seguridad chinas lo
presentan.
Sin embargo, el secretario del Partido Comunista de Kashgar, Shi Dagang,
afirmó hoy que los autores del atentado “piensan hacer una guerra violenta y
psicológica contra los Juegos Olímpicos”. (Télam)