Paraguay celebra por estas horas elecciones para definir quién será el próximo presidente y la conformación del nuevo Congreso en una jornada plácida y calurosa en la que la masiva afluencia de votantes en las primeras horas se convirtió en el dato distintivo, más allá de algunas denuncias aisladas de hechos de violencia. En el sistema político paraguayo hoy se define todo: la Presidencia de la Nación, el Congreso nacional en su totalidad y los gobernadores. No hay balotaje y el primer mandatario se impone por mayoría simple.
Casi cinco millones de paraguayos están habilitados para votar este domingo por primera vez con sistema electrónico al futuro presidente, en elecciones que definirán si mantienen el statu quo del histórico Partido Colorado —que gobernó 65 de los últimos 69 años— o buscan imprimir un cambio dándole la oportunidad a una alianza opositora que reúne partidos de izquierda, de centro y de derecha.
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Santiago Peña, el candidato del oficialismo. No tiene el apoyo del presidente saliente, Mario Abdo Benítez.
La respuesta se conocerá luego de las 17 hora en Argentina, cuando se cierren los comicios tras nueve horas. No hay segunda vuelta. Los últimos sondeos ofrecieron un dispar panorama, que va de adjudicar una segura victoria del candidato oficialista, Santiago Peña, un empate entre éste y el principal opositor, Efraín Alegre, y hasta la aparición inesperada del outsider Paraguayo “Payo” Cubas, un populista de derecha con mucha llegada entre los jóvenes. El Partido Colorado está dividido: Peña no logró el apoyo del presidente saliente, Mario Abdo Benítez. El postulante responde al ex presidente Horacio Cartes (2013-2018). Tiene un pedido de extradición pendiente de los EEUU, algo que ha puesto a su delfín en aprietos ante la opinión pública.
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Efraín Alegre, el candidato de la oposición y único en condición de disputarle la Presidencia al poder colorado.
Una "clase" antes de votar
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Cientos de ciudadanos se agolpaban al mediodía bajo un sol intenso frente a los locales de votación con actitud paciente y documento en mano para emitir su voto, que por primera vez en este país se concreta en modalidad electrónica. Este nuevo procedimiento demandaba una tardanza extra, debido a que en los diversos locales había un sector de "enseñanza", que en la práctica funcionaban como un pequeño curso de instrucción para quienes no sabían cómo votar accionando las máquinas. Después de la "clase", los ciudadanos pasaban a la fila que se dirigía a la mesa que les correspondía, para recién ahí emitir su sufragio.
En la escuela Ignacio A. Pane, en una esquina del populoso barrio Santa Ana de Asunción, la actividad electoral bullía al mediodía al compás de la incesante llegada de votantes y el aroma a chipá que emanaban los puestos de venta callejera.
A pie, en bicicleta, motos o en autos en los que iban hasta seis ocupantes, todos querían llegar a la máquina electoral para pronunciarse sobre el futuro que pretenden para este país, cuyo nombre proviene del guaraní y significa "agua que viene del mar", según la estimación académica más aceptada.
"Vengo de allá abajo", comentó Teresa, una paraguaya de unos 60 años, en declaraciones a Télam mientras señalaba la zona más baja en cuanto a altitud del barrio. Teresa había caminado unos 45 minutos para llegar al lugar, y después había estado media hora esperando a recibir las instrucciones para accionar la urna electrónica y otros diez o doce minutos para poder emitir su decisión.
"No importa, lo que importa es que podamos sacar a este gobierno", evaluó, consultada sobre si no se le había ocurrido abstenerse, ya que si bien el voto en Paraguay es obligatorio, las penalidades no existen y en cada elección alrededor de 40% del padrón no concurre.
De acuerdo con la masiva asistencia verificada en las primeras horas, las autoridades electorales ya manejan la posibilidad de que ese margen se reduzca en esta jornada al menos en cinco puntos.
En esta elección a vuelta única, la ciudadanía paraguaya definirá si le renueva la confianza al histórico Partido Colorado, que gobernó el país prácticamente sin interrupciones en las últimas siete décadas y propone como futuro presidente al joven economista Santiago Peña, o se pronuncia por una heterogénea alianza opositora que lleva como candidato a Efraín Alegre, titular de otro partido tradicional, el Liberal Radical Auténtico. La coalición de Alegre suma a la izquierda del Frente Caaguazú, del ex presidente Fernando Lugo, pero también a pequeñas formaciones de derecha.
Además de presidente y vicepresidente, se eligen hoy 45 senadores, 80 diputados, es decir, la totalidad de las dos cámaras del Congreso; además a 257 integrantes de las juntas departamentales y sus respectivos suplentes, así como a los gobernadores de los 17 departamentos del país.
La jornada comenzó con algunos incidentes menores en una escuela de Asunción y de mayor tensión en la ciudad de Sapucai, a unos 90 kilómetros de la capital, por discusiones entre autoridades partidarias sobre si las urnas electrónicas debían colocarse dentro de las aulas o afuera.
Imágenes de televisión mostraron escenas de pugilato entre militantes oficialistas y opositores que dejaron al menos a un fiscal colorado herido y tres detenidos, mientras por orden de las autoridades nacionales electorales se resolvió dejar las máquinas fuera de las aulas, para que todos pudieran ver la actividad del votante, sin que por ello se pudiera conocer su decisión.
Otro elemento de preocupación lo presentó Alegre cuando fue a votar en la ciudad de Lambaré, vecina a Asunción, ya que denunció que fiscales de su alianza Concertación fueron "secuestrados a punta de pistola" por narcotraficantes en el Departamento de Canindeyú, limítrofe con Brasil.
No hubo respuesta oficial sobre la denuncia de Alegre, quien reclamó la intervención inmediata de las fuerzas de seguridad del Estado en esa zona, donde actúan con facilidad las organizaciones del crimen organizado "que buscan el continuismo", en referencia al gobierno colorado.
Como es tradicional, el momento de concurrencia a emitir el voto de los principales candidatos concitó la atención pública y de la prensa. Peña se presentó a votar temprano en la zona céntrica de la capital y se mostró muy confiado en su triunfo, a punto tal que pronosticó que podría ser electo con alrededor del 50% de los votos.