Miami.— El veterano John McCain, de 71 años, podría estar a punto de
lograr lo que ambicionó toda su vida: ser el candidato del Partido Republicano a la presidencia de
Estados Unidos. El martes por la noche, en las cruciales primarias de Florida, el senador de
Arizona, hijo y nieto de almirantes de la Marina y ex prisionero de guerra en Vietnam, obtuvo el
36,01% de los votos. Su principal rival, el ex gobernador de Massachusetts Mitt Romney, quedó con
el 31,06%.
Anoche McCain recibió otra buena noticia: de ahora en más
contará con el apoyo del ex alcalde de Nueva York Rudy Giuliani, que se bajó de la carrera por la
nominación presidencial de los republicanos, después de alcanzar un lejano tercer lugar en las
primarias de Florida. Giuliani confirmó el rumor que circuló durante todo el día de ayer en una
conferencia de prensa en la librería presidencial Ronald Reagan, en California.
Ahora McCain se sitúa como el gran favorito de cara a las
primarias del "supermartes", que se celebran el próximo 5 de febrero, y en las que votan 23
Estados. McCain, que ya llevaba una ventaja de unos 7 puntos de media sobre Romney a nivel
nacional, recibirá con su triunfo en Florida una inyección de popularidad y atención en los medios
de comunicación que lo harán virtualmente imbatible, según analistas.
Resurrección. El triunfo de McCain en Florida fue otro capítulo de una asombrosa
recuperación política. El veterano senador comenzó la contienda con muchos bríos, llegando a
encabezar las encuestas, pero luego se quedó sin fondos y enfrentó muchos problemas de
organización. Su popularidad decayó enormemente por sus puntos de vista sobre la ocupación de Irak
y los indocumentados, y por momentos dio la impresión de que su candidatura se había
descarrilado.
Pero la situación comenzó a mejorar en Irak tras el envío
de más soldados, que él apoyó, y McCain reformuló un poco su posición sobre los indocumentados. Al
llegar a la primaria de New Hampshire, ya era un hombre nuevo. Ganó esa primaria, sufrió un
tropiezo en Michigan y luego triunfó en Carolina del Sur y Florida, donde recibió los apoyos clave
del senador Mel Martínez y del gobernador Charlie Crist.
Su gran rival, el millonario Mitt Romney, ganó en Michigan,
Estado del que es oriundo, y también triunfó en las asambleas partidarias de Wyoming y Nevada. Su
revés en Florida es particularmente llamativo, ya que casi la mitad de los votantes dijeron que la
economía era el tema que más los inquietaba. Se suponía que ese era el fuerte de Romney, un
experimentado hombre de negocios, y uno de los puntos débiles de McCain.
Independientes y ancianos. Según las encuestas, McCain corrió con ventaja en
Florida gracias a los independientes, los ancianos y los hispanos.
Analistas opinan que el triunfo de McCain es al mismo
tiempo una derrota para el aparato del Partido Republicano, que trató de boicotear su candidatura
por todos los medios posibles. El mal carácter del senador y su nulo sentido de la disciplina de
partido son las principales razones de esa situación. Pero, a cambio, McCain es el candidato
republicano con más posibilidades de ganar las elecciones presidenciales de noviembre. En las
encuestas, el senador de Arizona está empatado con Hillary Clinton y Barack Obama.
El gran perdedor. Mitt Romney pudo haber perdido impulso en Florida, pero sin
dudas el gran perdedor en ese Estado, el cuarto más poblado del país, fue Giuliani. El ex alcalde
de Nueva York fue en una época el líder en las encuestas entre los precandidatos presidenciales
republicanos. Pero el martes quedó en un humillante tercer lugar, con un 15% de los votos.
Su derrota representó la destrucción de una estrategia poco
convencional diseñada por los jefes de su campaña. Giuliani eludió las primeras asambleas
electorales y primarias en Iowa, New Hampshire y Carolina del Sur, con la intención de ganar en
Florida y aprovechar el eventual triunfo para lanzarse en una campaña de costa a costa previa al 5
de febrero, el llamado "supermartes".
"Vivió en una ilusión". Sin embargo este plan fracasó estrepitosamente. Mientras
McCain y Romney ganaban prensa y difusión de sus plataformas con sus triunfos en los Estados más
chicos, Giuliani se hundía en su proyecto de conquistar sólo a los votantes de Florida. "Quizá
vivió en una ilusión", afirmó ayer el New York Times. El Washington Post, por su parte, lo calificó
de "irrelevante", y habló de su campaña como una "mareante caída libre", tan "precipitada como
impresionante".
Del otro lado. Los demócratas también celebraron primarias en Florida. Sin
embargo, éstas tenían un carácter simbólico, ya que los delegados que salieron de esos comicios no
irán a la convención del partido, en la que se nominará oficialmente a los candidatos a la
presidencia y vice. Eso se debe a que el Comité Nacional Demócrata castigó al Partido Demócrata de
Florida por haber decidido la fecha de las primarias por su cuenta.
No obstante, en los comicios celebrados el martes por ese
partido hubo una participación masiva que se saldó con un triunfo rotundo —de alto valor
psicológico— de Hillary Clinton, que obtuvo el 49,7% de los votos. Barack Obama tuvo que
conformarse con el 33%.