El mundo está en conflicto, la guerra en Ucrania ocupa un lugar destacado en las noticias. El seguimiento minuto a minuto, mediante imágenes, videos e informes de avances y retrocesos, de victorias y derrotas, nos mantiene en la misma cuantía, atónitos y alerta. Pero esta guerra no es la única ni la más cruenta, existen otras que se están peleando en simultáneo en el resto del mundo.
A simple vista, se nos permite inferir que los mayores sacrificios y devastación ocurren en el continente olvidado. Es así, que la reseña comienza por Africa.
El Sahel
La región del Sahel se desarrolla por una decena de países. Estos son (de oeste a este): el sur de Mauritania, norte de Senegal, centro de Malí, norte de Burkina Faso, sur de Níger, norte de Nigeria, centro de Chad y de Sudán, Eritrea y norte de Etiopía. En esta franja, que comienza en el Atlántico y termina en el mar Rojo, convergen múltiples crisis, insurrecciones, conflictos armados en los que se implican grupos yihadistas, criminales, fuerzas de ocupación occidental, rutas migratorias hacia el norte de Africa, autopistas de la droga y pobreza extrema. La crisis se desencadenó el 22 de marzo de 2012 cuando el presidente de Mali, Amadou Toumani Touré, fue expulsado del poder.
Desde el golpe de Estado, la región se ve sumida en una espiral de violencia que no cesa, en la que se ven envueltos tanto grupos islamistas como el ejército francés. Según datos de las Naciones Unidas, existen dos millones de desplazados e incontables víctimas fatales.
Conflicto de Tigray (Etiopía)
En 2018 un nuevo gobierno asume el poder en Etiopía. El ministro entrante acusó a funcionarios de antiguos gobiernos de corrupción y abuso de derechos humanos. A su vez, disolvió a la coalición multiétnica que había gobernado Etiopía hasta el momento creando un nuevo partido. Las hostilidades se apuntalaron en 2020 cuando el gobierno central desconoce las elecciones en la región de Tigray. El 4 de noviembre de 2020 se anunció una ofensiva militar contra el Frente de Liberación Popular de Tigray dando inicio a la guerra civil etiope. Desde entonces se suceden cruentos enfrentamientos armados que se mezclan con hambrunas, ejecuciones sumarias masivas, ataques y bombardeos a civiles y la utilización de la violación como arma de guerra. El gobierno de Adis Abeba cerró el paso a periodistas y ha cortado la conexión a Internet con el fin de limitar la filtración de información al exterior, por lo que el número de víctimas es insondable.
Al igual que Africa, Oriente Medio no encuentra paz, y en la maraña geopolítica en la que nos encontramos, parece estar cada vez más lejos de conseguirla.
Afganistán
Los atentados del 11 de septiembre tuvieron como contracara la invasión del suelo afgano por una coalición multinacional liderada por Washington que derrocó al régimen de los talibanes, quienes se convirtieron en insurgentes, e instauró un gobierno títere. Tras una ocupación de casi 20 años, el conflicto se transformó en el más largo en la historia de los Estados Unidos. El saldo de la ocupación de las potencias occidentales se estima en vidas, la coalición invasora perdió 3.609 de ellas, alrededor de 14.000 insurgentes dieron la suya y unos 20.000 civiles murieron, por lo que wikileaks desenmascaró como “daños colaterales”. Pero no solo muertes dejó la aventura preventiva en medio oriente, hoy Afganistán es un verdadero estado fallido, sumido en una economía en ruinas, donde la justicia no existe y los crímenes son moneda corriente. El conflicto seguirá entre nosotros por largo tiempo.
Yemen
Esta pequeña nación árabe se encuentra inmersa en un espiral de violencia sin parangón alguno en el resto del mundo. De hecho, al día de hoy es considerado el peor desastre humanitario del mundo. El conflicto lleva casi siete años y medio y arroja unas 230.000 víctimas fatales. La incorporación al conflicto de Arabia Saudita, de los Emiratos Árabes Unidos y de mercenarios provenientes de Francia, de las islas Británicas y Australia no ha hecho más que agudizar un conflicto que, día a día, provoca el hambre de 16 millones de personas en medio de un país vuelto cenizas.
Siria
La guerra civil Siria está a días de cumplir 11 años. El conflicto gozó de cierta atención en sus inicios, cuando una serie de protestas, enmarcadas en la llamada “ primavera árabe”, derivaron en enfrentamientos entre las fuerzas armadas del país y la denominada oposición Siria, la cual incluye varios grupos terroristas. Posteriormente, se transformó en un conflicto internacional entre varios países, incluidos las dos mayores potencias nucleares (Estados Unidos y Rusia), así como otras potencias regionales (Turquía, Israel, Irán y Arabia Saudita). El conflicto es de un carácter sumamente complejo ya que sus beligerantes intercambian posiciones todo el tiempo. Un ejemplo de esto lo constituye el accionar de los Estados Unidos, quienes al principio proporcionaban asistencia a los rebeldes procurándoles financiamiento, armas y entrenamiento, para luego, admitir que parte de dicha ayuda terminó en manos de terroristas que la usaron tanto contra el gobierno, contra los civiles, oposición y los mismos aliados de los norteamericanos. El conflicto se ha cobrado medio millón de muertos y provocó la migración de unas 12 millones de personas que han tenido que huir de sus hogares.
Birmania
El conflicto interno se registra desde la independencia nacional de 1948. Sumidos en un ciclo sin fin de paz y violencia los birmanos conviven con el desastre, las revueltas a causa de divisiones étnicas y políticas en el seno social parecían haber cesado en el 2011, cuando el gobierno civil, luego de una dictadura que se prolongó por casi cinco décadas, instigó un período de reformas políticas, con la liberación de miles de presos políticos y un tímido régimen de tolerancia religiosa. Pero el 1º de febrero de 2021 los militares retornaron al poder y proclamaron el estado de emergencia, detuvieron a los principales líderes políticos del país, entre ellos la premio Nobel de la Paz Aung San Suu Kyi. A continuación, desataron una campaña de represión para acallar cualquier protesta, matando a más de un millar de personas y generando cientos de miles de desplazados.
En nuestra América no existen conflictos de la escala que asolan Medio Oriente y Africa, pero sí hay procesos en curso que generan una fuerte desestabilización en la región.
Colombia
En este país del cono sur se desarrolla un conflicto de baja intensidad desde mediados de los años 60, que ha pasado por varias etapas de calma y recrudecimiento de las hostilidades. En ellas forman parte el Estado, las guerrillas, los narcotraficantes y paramilitares, utilizando incursiones armadas, desapariciones forzadas, masacres, terrorismo, secuestros de civiles, militares y políticos, torturas, ejecuciones extrajudiciales, entre otras tácticas de guerra sucia. En el conflicto ha intervenido Estados Unidos prestando apoyo logístico, económico y militar al Estado colombiano. El gobierno norteamericano ha profesionalizado las fuerzas armadas de Colombia, las que se han convertido en un gran factor de desestabilización regional. Muchos de estos soldados, altamente entrenados, solicitan su baja del ejército y se venden como mercenarios. Vale la pena recordar que los principales sospechosos del asesinato del presidente haitiano, Jovenel Moïse, son ex soldados del ejercito colombiano.
México
México es el ejemplo vivo de una nación sin contienda bélica, pero que todos los días es parte de un enfrentamiento entre fuerzas irregulares y regulares. El narcotráfico elimina a periodistas, civiles y competidores por igual. La guerra al narco, como se le denomina comúnmente al enfrentamiento que el Estado Federal planteó frente a las organizaciones delictivas, comenzó en 2006. Entre ese año y el 2012 murieron alrededor de 121.000 personas mediante ejecuciones, enfrentamientos entre bandas rivales y agresiones a la autoridad. En 2019 el número ascendió a casi 275 mil, sobrepasando los 30 mil solo en dicho año.
El Estado mexicano ha perdido el monopolio de la violencia en amplias zonas del país, donde la ley y orden rigen a cargo del cartel de turno.
El orden global pos-guerra fría se desmorona, pero a ese desmoronamiento no le sucede ninguna construcción planificada. El ascenso de un nuevo escenario de hegemonía tripartita lleva las disputas a todo el globo. En las ruinas de la aldea global, los conflictos por la reestructuración de los poderes regionales se acentúan. Era cuestión de tiempo, iban a tocar las puertas de Europa.