Tras una madrugada de disturbios que se saldó con la detención de unas 45 personas y más de un centenar de agentes heridos, la primera jornada de la cumbre de jefes de Estado y de Gobierno del G20 arrancó hoy en Hamburgo con nuevas protestas y la quema de automóviles en varios puntos, según informó la Policía.
En un día en el que las manifestaciones están prohibidas en un radio de 38 kilómetros en la ciudad portuaria, cientos de críticos con el Grupo de los Veinte intentaron acceder a la zona de alta seguridad en la que se reúnen los líderes internacionales con el objetivo de bloquear el encuentro multilateral.
"Aquellos que cometen delitos bajo pretexto del derecho de manifestación, no deben estar en la calle, sino ante un tribunal".
Según comunicaron las autoridades, desconocidos prendieron fuego a varios vehículos que se encontraban aparcados en diferentes zonas de la ciudad y atacaron negocios así como una comisaría de Policía situada en el barrio hamburgués de Altona, contra la que varios violentos lanzaron artefactos incendiarios.
Desde instancias oficiales también señalaron que centenares de manifestantes bloquearon el acceso en calles céntricas de Hamburgo y en algunas vías de tren, lo que causó retrasos en el transporte público.
Unos 20.000 agentes de Policía velan por la seguridad en la primera cumbre del G20 que se celebra en Alemania. Este jueves, la protesta titulada "Bienvenidos al infierno", la más temida por las autoridades por su caudal de violentos, culminó con 111 policías heridos y con la emisión de 29 órdenes de detención contra manifestantes, mientras que otros 15 permanecen bajo custodia policial.
Activistas encapuchados, pertenecientes al conocido como "bloque negro", se vieron envueltos en duros enfrentamientos con la Policía. Según trascendió, los manifestantes arrojaron botellas y tablones a la Policía, que respondió con dureza, haciendo uso de tanques lanza aguas y gas pimienta.
No obstante, algunos testigos, entre ellos un periodista de la radio pública alemana Deutschlandfunk, precisaron que fueron las fuerzas de seguridad quienes iniciaron los disturbios al lanzar gas pimienta contra los manifestantes que, a pesar de las reiteradas peticiones, se negaban a dejar al descubierto su identidad.
En Alemania está prohibido secundar protestas con el rostro cubierto.
A pesar de las críticas que ha recibido la intervención policial, el ministro de Justicia alemana, Heiko Maas, defendió la actuación de los agentes. "Aquellos que cometen delitos bajo pretexto del derecho de manifestación, no deben estar en la calle, sino ante un tribunal", señaló el político socialdemócrata.
"Todas las opiniones son importantes y todo el mundo tiene derecho de manifestarse pero la violencia nunca debe ser un medio para el debate político", agregó posteriormente Maas en un mensaje publicado a través de la red social Twitter.
En el mismo sentido se manifestó el portavoz de la Policía de Hamburgo, Timo Zill, quien describió la protesta "Bienvenidos al infierno" de este jueves como una "incontrolable amenaza contra la seguridad" en la que, precisó, participaron unos 3.500 extremistas.
"No quedaba otra alternativa que actuar así, otra forma de proceder sería irresponsable", manifestó.
La cumbre de dos días del G20 que reúne a los mandatarios de los principales países industrializados y emergentes, entre ellos al presidente de Estados Unidos, Donald Trump, comienza hoy de forma oficial en Hamburgo.