La popularidad del presidente Jair Bolsonaro sigue deteriorándose por su mala gestión de la pandemia, que castiga con dureza a Brasil. Este fin de semana se registraron caravanas de protesta con autos en al menos 50 ciudades de Brasil, que pidieron el juicio político para destituir al presidente. Brasiles el país más afectado por el coronavirus en América Latina. Los niveles de aprobación del mandatario sufren su peor caída desde el inicio de su Gobierno en 2019, según una encuesta nacional publicada el viernes. Y la hipótesis del juicio político se abre paso en el Congreso, donde el 1º de febrero cambiarán las autoridades de ambas Cámaras. Aunque esos mismos sondeos señalan que esta opción no recibe apoyo mayoritario.
El malestar de los ciudadanos se centra en que el mandatario ha negado sistemáticamente la gravedad de la pandemia, pese a que él mismo contrajo el virus, un enfoque que consideran responsable de que Brasil continúe como el tercer país más afectado a nivel global y el primero en número de muertes y contagios en América Latina. Bolsonaro ha destituido a dos ministros de Salud, ambos médicos, y puso en ese delicado cargo a un general de ejército sin especialidad en medicina.
La semana pasada un bloque de importantes partidos de la oposición ya había pedido que el jefe de Estado sea sometido a un proceso político para destituirlo, esencialmente por la fuerte crisis sanitaria en Amazonas, donde se registra un colapso en el sistema hospitalario y en los cementerios, además de la dramática escasez de oxígeno para los pacientes más graves.
"Con estas caravanas demostramos que es posible ir a la calle a protestar pese a la pandemia. Este Gobierno ya cometió demasiados crímenes contra la población brasileña y no podemos seguir quietos", afirmó la líder sindical Carmen Foro, secretaria general de la Central Unitaria de los Trabajadores (CUT), la mayor central sindical del país. La CUT es afín al Partido de los Trabajadores (PT) del ex presidente Lula.
Sin subsidios
Además, los manifestantes exigen que el Gobierno reanude la entrega de subsidios que distribuyó el año pasado a 66 millones de desempleados y trabajadores informales, cuya situación ahora es más precaria en medio de la segunda ola del brote.
"Como si no bastara el nivel récord de desempleo, el presidente extinguió el auxilio de emergencia, que era la única fuente de renta para miles de trabajadores", señalaron los organizadores de la protesta, convocada por redes sociales.
El subsidio fue aprobado en marzo pasado por un valor equivalente a cerca de 110 dólares. Esa cifra fue reducida a la mitad el pasado octubre y el último pago se efectuó en diciembre, pues los presupuestos de 2021 no contemplan la continuidad de esas ayudas. Es una política muy similar a la aplicada en Argentina, donde las ayudas llamadas IFE y ATP se terminaron y no se contempla renovarlas en 2021.
Brasil, con 210 millones de habitantes, registra 8.816.254 contagios acumulados y un total de 216.445 muertes, según el conteo independiente de la Universidad Johns Hopkins.
Bolsonaro enfrenta los peores índices de su popularidad desde el inicio de su Gobierno en 2019, según destaca la prensa brasileña. Su nivel de desaprobación aumentó del 32 %, el pasado diciembre, al 40 % que calificó su gestión de "mala" o "terrible" en una encuesta de Datafolha publicada el viernes. Poco menos de un tercio de los encuestados consideraron al Gobierno de Bolsonaro como bueno o excelente, en comparación con el 37% del sondeo anterior.
Pero al mismo tiempo, el 53 % de los entrevistados está en contra de que el Congreso inicie un juicio político para destituir al jefe de Estado, un leve aumento con respecto al 50% que lo desaprobó en un sondeo previo. Asimismo, los partidarios del juicio político cayeron al 43% después de ubicarse en el 46%.
El enojo de los brasileños aumenta por la lentitud en el proceso de vacunación. Pese a que comenzó el pasado fin de semana, hay pocas vacunas para el país con una de las mayores poblaciones del mundo. El viernes la nación recibió, desde India, dos millones de dosis de la vacuna del laboratorio británico AstraZenaca.
“Contando las dosis de Butantan (un instituto de investigación del estado de San Pablo) y las de la India, no hay suficiente vacuna y no hay certeza de cuándo Brasil tendrá más o cuánta”, aseguró Mário Scheffer, profesor de medicina preventiva en la Universidad de Sao Paulo. Esa escasez "interferirá con nuestra capacidad a corto plazo para alcanzar la inmunidad colectiva", concluyó.