Rosario se caracteriza por ser un semillero de artistas. Algunos de ellos están de festejo, como los que integran la organización Titiriteros Rosarinos, que este 2021 cumple 20 años de trabajo colectivo y a la gorra. Susana Petrelli es titiritera e integrante de la organización desde sus inicios. En diálogo con La Capital cuenta la historia transitada desde hace dos décadas por la organización y de qué se trata el arte de los títeres.
Todo colectivo tienen un punto de partida y en este caso fue la crisis económica y social de 2001. Un contexto crítico que condujo a los titiriteros y titiriteras de la ciudad a organizarse como una manera de sobrevivir a los embates de la realidad. “Las titiriteras y titiriteros siempre tuvimos la inquietud de nuclearnos y trabajar colectivamente, pero fue la crisis del 2001 la que nos trajo esa organización, cuando en febrero de ese año nos reunimos y decidimos llevar adelante un festival a la gorra en el parque España. La experiencia funcionó muy bien, nos unió mucho y nos empoderó, porque la mayoría de nosotros estábamos sin trabajo”, recuerda Petrelli.
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El festival que se llevo a adelante, con la realización de funciones teatrales los domingos de febrero y marzo, fue el punto de partida de la organización de Titiriteros Rosarinos, que hoy integra a 24 elencos de artistas de la ciudad y también de la región. Desde aquella experiencia, no dudaron en comenzar a gestionar sus fuentes laborales colectivamente, y a partir el 2005 lograron un convenio con la Municipalidad de Rosario que funcionó hasta el 2019. Ese acuerdo les permitió trabajar en distintos espacios de la ciudad con un sistema de rotación de elencos en cada presentación. Una metodología que garantizó la fuente laboral a todos aquellos que integran el colectivo. Los convenios también se extendieron con la provincia, lo que les permitió concretar el proyecto “Gira maravillosa”, un plan que los llevó a rodar con su arte por las distintas ciudades y localidades santafesinas.
El deseo colectivo tomó cada vez más fuerza y los artistas fueron por más: la adquisición de un espacio propio al que dieron en llamar La Estación de los Títeres. “La Estación es un proyecto que surge desde el inicio del colectivo y que tiene que ver con el deseo de contar con un espacio de referencia de la actividad titiritera, también con un espacio de experimentación, de producción y de encuentro”, cuenta Petrelli.
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El deseo se materializó en 2017 con la adquisición de las instalaciones del hall central de la vieja estación de trenes Rosario Oeste, de 9 de julio al 4900, en barrio Azcuénaga. Ubicada frente a la plaza Ciro Echesortu, las viejas instalaciones estaban por aquel momento en estado de abandono y la vecinal La República les cedió el espacio en comodato a la organización de artistas hasta el día de hoy.
A pulmón, como todo lo logrado, los titiriteros y titiriteras se dispusieron a trabajar para embellecer la estación. Armaron un ciclo de vacaciones de invierno donde todo lo recaudado fue destinado al nuevo espacio. “Hoy la casa está hermosa para recibir al público. La estación es un lugar pensado para que todo el que vaya, infancias y adultos, quiera volver”, dice Susana Petrelli.
El hall de la estación de trenes Rosario Oeste tiene mucha magia y una mística especial. Aun conserva su antigua boletería como si ofreciera una invitación a viajar. Viajes que se hacen realidad cuando la fantasía se hace presente en cada función de títeres. Una expresión teatral que tiene llegada tanto a las infancias como al universo adulto.
A la hora de definir el arte que desarrollan, la titiritera explica: “Es un lenguaje teatral, de animación de objetos, títeres, muñecos, de formas animadas, de sombras. Un lenguaje donde se anima al objeto y al hacerlo se le da vida y cobra sentido”. Y continúa: “El teatro de títeres es una forma de lenguaje que aglutina muchos otros lenguajes, está íntimamente vinculado a las artes plásticas, del movimiento y a las artes literarias”.
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La Estación de los Títeres de la zona oeste se da el lujo de ofrecer toda esa riqueza a chicos y grandes, y además se planta como espacio de referencia para todos los artistas del país que quieran visitar sus talleres de formación y producción.
El arte no la ha tenido fácil en los últimos tiempos. La pandemia y los cambios de gestión pusieron en pausa la renovación de los ciclos titiriteros. El colectivo aún no cuenta con convenios con el gobierno local y provincial, pero de todos modos está de festejo y la celebración se produce en cada función y en cada taller. Todos los domingos por la tarde la agrupación brinda presentaciones para todas la familias en la plaza Ciro Echesortu. El ciclo que se llama “La estación de los títeres”, cuenta con el apoyo de Punto de Cultura del Ministerio de Cultura de la Nación y se realizará hasta el mes de mayo inclusive. Además, este año apuestan al desarrollo de talleres, como los de construcción de títeres y teatro de sombras, para seguir promoviendo la formación y el encuentro de artistas. La invitación para participar del festejo de cada domingo está hecha. Los que asistan recibirán un regalo en el que tienen lugar todas las artes, la fantasía, el disfrute y la gorra.