El 30 de septiembre se cumplen 40 años de la muerte de Rodolfo Kusch, uno de los pensadores más originales de América Latina.
Por Matías Loja
El 30 de septiembre se cumplen 40 años de la muerte de Rodolfo Kusch, uno de los pensadores más originales de América Latina.
Nacido en 1922 en Buenos Aires, hijo de padres alemanes, Kusch se recibió en la UBA con el título de profesor de filosofía. Autor de obras como La seducción de la barbarie (1953), América profunda (1962) y La negación en el pensamiento popular (1975), en 1973 fue designado como profesor titular de la Universidad Nacional de Salta. Con el golpe de 1976, debió dejar la cátedra universitaria y se refugió junto a su familia en una humilde casita de Maimará, en la Quebrada de Humahuaca. Falleció en Buenos Aires en 1979, a los 57 años.
Un acercamiento a su vida y obra puede hallarse en el documental Hombre bebiendo luz (2012), dirigido por Jorge Falcone, que abre con una cita de Kusch: "Y es que en el altiplano volvemos a la pobreza, o mejor, perdemos esa sensación de fácil riqueza que nos brinda la ciudad. Bibliotecas, inteligencia, espiritualidad, instituciones, créditos, de nada valen. Ahí volvemos a cero, y dentro de él asoma nuestra pura vida. Y ahí comprendemos que vivir no consiste sólo en tener cosas, sino en este paso irremediable de lo blanco hacia lo negro, de preferir en pleno día a la noche, de estar alegre y pasar a estar triste, de ser culto y viajar a la barbarie, de ser bárbaro y viajar hacia la cultura, de ser bueno y querer ser malo y de la maldad pasar a la bondad. Vivir en suma es poner el pie en la huella del diablo".
El hedor de América
En el documental hay imágenes de su escritorio y su biblioteca, donde convivían Ser y Tiempo de Martín Heidegger con el Popol Vuh. El documental está basado en una versión libre de los textos Cuando se viaja desde Abra Pampa y América profunda, ambos pertenecientes al filósofo argentino. Junto a esos relatos, aparecen los testimonios de quienes conocieron y tuvieron acceso cercano a su obra. Como la descripción que hace el escultor Guillermo Paolino sobre las clases de Kusch, ya sean los sábados en su casa aplicando la economía del trueque, como en la cátedra a puertas abiertas en el aula: "Los que fuimos sus alumnos no nos olvidamos de Kusch".
Florencia Kusch, arqueóloga e hija del filósofo, destaca en el documental que "el hedor de América" es un párrafo central en el pensamiento de su padre. Y explica: "No es el hedor literalmente, sino el otro, el que vive de otra manera, el que no vive detrás de la pulcritud, disfrazándose de limpio y europeo. Pero esa crítica tiene un trasfondo político, no es solamente una visión de la realidad. Porque el hedor está marginado, golpeado y explotado. Ese hedor pide y exige encontrar una salida política". Osvaldo Maidana, maestro normal, dice que "ese rechazo profundo" se sostiene desde hace cinco siglos. Jorge Rulli, histórico militante peronista, agrega en el documental que el concepto de "hedor de América" le recuerda al golpe de Estado de 1955, "porque para los que éramos peronistas en aquel entonces estaba claro que nosotros éramos el hedor de América".
Entre el ser y el estar
Otro de los conceptos que se explican en el documental es la distinción clave entre el "estar siendo", el "estar" arraigado y el "ser" europeo. "Ambas son dos raíces profundas de nuestra mente mestiza —de la que participamos blancos y pardos— y que se da en la cultura, en la política, en la sociedad y en la psique de nuestro ámbito", escribe en América profunda.
"Kusch reivindicaba el estar, que es meramente dejarse, ser uno y vivir. Porque el ser es proyección, el hacer y recorrer un camino que se supone de progreso", explica en el documental el antropólogo y docente Mariano Garreta. "El estar —agrega por su parte Rulli— tiene mucho que ver con la ecología, con una reinterpretación del mundo en el que estamos, buscar las armonías, dejar de confrontar con la naturaleza, adaptarnos a una vida de mayor simplicidad, cuestionar el consumo y tratar de tener un futuro".
En el prólogo a Indios, porteños y dioses —obra publicada originalmente en 1966—, Mario Casalla destaca que Kusch "sabía muy bien que lo esencial era participar y entregarse a lo popular, antes que la fría mirada del turista o del arqueólogo académico".