El docente tiene en sus manos una de esas libretas de tapas color fucsia. En las primeras hojas, nombre, apellido, foto (o dibujo del rostro) y firma. Después algunas preguntas para que cada lector o lectora elija un color, un número, sus gustos. Y después una suerte de ficha de cada libro, donde se pone título, autor, año de publicación, lugar y fecha de lectura, un puntaje (del uno al cinco) y unas páginas para observaciones: once espacios para el registro de las lecturas realizadas. La libreta tiene también un código QR desde donde acceder a una lista de textos recomendados. En el medio, un mensaje que es una invitación a la aventura: “Dicen que leer es un modo de viajar sin salir de casa y que el único límite para la aventura es la imaginación. Tengamos a mano nuestras valijas y este pasaporte, porque este año haremos un recorrido por destinos muy variados, yendo y viniendo en las fronteras que delimitan nuestra vida cotidiana con ese otro territorio que es la ficción. Confiamos en que, más allá de alguna que otra eventual turbulencia, la travesía resulte placentera y transformadora, un paréntesis que nos devuelva a nuestro punto de partida con una nueva mirada del mundo. Las páginas que siguen fueron diseñadas para recordar tus visitas a los distintos universos narrativos. Cada vez que leamos un cuento o novela, vas a hacer un registro de tu experiencia de lectura y tu docente, como buen inspectorx de aduana, lo revisará y dejará también allí su marca. ¡Comencemos!”
daix (1).jpg
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
daix (5).jpg
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
“La idea era pensar algún dispositivo que permita fomentar la lectura tanto dentro como fuera del aula, y para eso tomamos la decisión como docentes de corrernos de ese lugar que piensa a la literatura como un contenido a enseñar y generar otra dinámica que permita colocar a los estudiantes en un lugar activo, porque reconocemos que con la forma tradicional de hacer controles de lectura, guías de preguntas o cuando indagamos si un estudiante comprendió lo que nosotros creemos que tiene que comprender de la obra, se pierde lo más valioso que es la experiencia misma de lectura”, explica Gastón Daix, coordinador del Área de Lengua y Literatura de la escuela y responsable del proyecto, en el que estuvo acompañado por Clara Pereyra Risma y Santiago Hernández Aparicio, con quienes comparte el espacio curricular.
Así nació esta propuesta que destina una parte de la carga horaria semanal de lengua y literatura a invitar a los estudiantes de primer año a trabajar con una antología de cuentos y dos novelas: una para leer en el primer cuatrimestre otra en el segundo, a elección de cada estudiante. Y para poder hacer un seguimiento y dejar un registro de ese trabajo —que además se comparte oralmente en clase— diseñaron esas libretitas semejantes a los pasaportes. Las últimas páginas proponen una grilla de desafíos que, en la medida en que son desbloqueados, reciben un sello, como una forma de premiar simbólicamente la lectura de géneros literarios que presenten alguna dificultad o “que no formen parte del repertorio habitual de lecturas realizadas por cuenta propia o en el espacio de aula”. A futuro, planean diseñar un proyecto institucional con algún tipo de retribución a quienes completen una hoja de desafíos, como la participación en el sorteo de un libro o un voucher de librería.
Camino lector
El Premio Vivalectura reconoce desde 2007 proyectos que promueven prácticas innovadoras. El certamen es una iniciativa del Ministerio de Educación de la Nación, a través del Plan Nacional de Lecturas, coordinado y realizado por la Organización de Estados Iberoamericanos para la Educación, la Ciencia y la Cultura (OEI), con el patrocinio de la Fundación Santillana. Este año se presentaron 488 candidatos de todas las provincias en dos categorías: escuelas de gestión estatal y privada (de todos los niveles de la enseñanza) y sociedad (ONG, bibliotecas, hospitales, fundaciones, particulares y empresas). La experiencia presentada por el docente de General Lagos ganó el segundo premio en la categoría escuela y fue seleccionada por un jurado presidido por la escritora Claudia Piñeiro.
Gastón Daix tiene 35 años, es oriundo de Venado Tuerto y llegó a Rosario para estudiar letras en la Facultad de Humanidades de la UNR. A su vínculo lector en la escuela secundaria lo recuerda como “bastante tradicional” y entiende que siempre que se piensan propuestas pedagógicas se lo hace discutiendo internamente a favor o en contra de esas trayectorias previas. “Más que como estudiante, a mí lo que me marcó fue, ya como docente reemplazante en Rosario, encontrarme con proyectos parecidos pero muy centrados en la obra y no en la experiencia de lectura, con guías de preguntas infinitas o espacios de historia de la literatura donde no se leía literatura, entonces se estudiaba el simbolismo de García Lorca sin leer al autor”. El eco de esas prácticas frustrantes fueron el motor de una apuesta que, sin abandonar los contenidos disciplinares del plan de estudio, genere un paréntesis dentro de la semana escolar con un abordaje de la literatura más ameno. “Gastón tiene un trabajo impecable con los pibes y genera estos vínculos más informales que a los chicos los atraen”, destaca Emilia Carletti, directora de esta escuela preuniversitaria que recibe alumnos sobre todo de General Lagos, Pueblo Esther, Arroyo Seco y Villa Gobernador Gálvez.
daix (2).jpg
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
El profe muestra uno de los pasaportes que presentó como ejemplo para el concurso Vivalectura. Allí un estudiante cuenta que leyó Príncipe y mendigo, de Mark Twain. Y como reseña escribió: “Es un libro divertido, pero en el fondo es una novela que reflexiona sobre las diferentes clases sociales y el maltrato. Es un libro que demuestra que no todas las infancias son iguales”. Al final le puso 5 estrellas, la calificación más alta. Robinson Crusoe (de Daniel Defoe), La máquina del tiempo (H. G Wells) y Bajo la misma estrella (John Green) son otras de las novelas que formaron parte de esta propuesta lúdica de lectura. Entre los cuentos figuraban La fiesta ajena (Liliana Heker), Preámbulo a las instrucciones para dar cuerda al reloj (Julio Cortázar), El marica (Abelardo Castillo), Una noche de verano (Ambrose Bierce) y Esperar la tormenta (Juan Solá).
El docente cuestiona el lugar común que afirma que las y los adolescentes “no lean nada” y agrega un dato: muchas veces son los propios chicos y chicas quienes no consideran algo que leyeron en la plataforma Wattpad o en una novela gráfica como una experiencia de lectura. “Por eso es importante que puedan reconocer que leen y que esas lecturas son posibles de ser socializadas y compartidas con otras personas dentro y fuera de la escuela”, apunta.
daix (4).jpg
Foto: Celina Mutti Lovera / La Capital
Si bien la Escuela Sara Bartfeld Rietti comenzó a funcionar como tal hace tres años, recién se espera que para el segundo semestre de 2023 estén culminadas las obras del edificio propio que se levanta en el Polo Educativo de General Lagos. Mientras tanto, esta secundaria funciona en tres sedes, una de ellas en el Centro Cultural José Hernández. En una sala de este espacio barrial, un grupo de chicos y chicas de segundo año se acerca a La Capital para contar su experiencia con los pasaportes de lectura.
El curioso incidente del perro a medianoche, de Mark Haddon, es una de las novelas que Mía leyó y reseñó en su libreta. Aunque en tren de ser sinceros, dice que le gustan más los relatos policiales y psicológicos. Si hay que hablar de preferencias, Ana menciona el Diario de Ana Frank y Bautista los cuatro tomos de la novela gráfica Heartstopper, de Alice Oseman. El formato de lectura se mezcla en la charla y si bien admiten que leyeron textos en Wattpad coinciden en su predilección por el formato físico. “Cuando leo en una pantalla a veces me marea o me pierdo, por eso me gusta más el físico”, dice Alma. “El libro es más manipulable, dice”, Bautista. Y casi a coro también desmienten esa sentencia que dice que “hoy los chicos no leen”.
“Ese dispositivo de los pasaportes —apunta Gastón— lo utilizan a lo largo de todo el año en la materia y generó un fuerte arraigo identitario, al punto que tenemos estudiantes de segundo año que los siguen llevando en la mochila o en la cartuchera”. Una suerte de amuleto de una experiencia que fue gratificante.
Una distinción a quienes se empeñan en acercar la lectura a otros
daix1.jpg
Gastón Daix recibió su diploma en la Feria del Libro de Buenos Aires.
Los Premios Vivalectura 2023 se entregaron en la última edición de la Feria Internacional del Libro de Buenos Aires: hubo cuatro premiados en dos categorías y tres menciones especiales, sobre un total de 488 proyectos presentados y evaluados de todo el país.
La ceremonia estuvo presidida por la Silvina Gvirtz (secretaria de Educación de la Nación), Sandra Rodríguez (coordinadora del área de Cooperación e Innovación de la OEI Argentina), Natalia Porta López (coordinadora del Plan Nacional de Lecturas), Nilda Palacios (coordinadora de proyectos de la Fundación Santillana Argentina) y la escritora Claudia Piñeiro, presidenta del jurado.
En el acto, Silvina Gvirtz destacó la importancia de este premio porque “permite visibilizar el trabajo de todas las personas que tanto desde las escuelas como también desde todo tipo de espacios sociales, se empeñan en acercar la lectura a otros”, y que “es muy importante este tipo de espacios para seguir promoviendo la lectura en todos los ámbitos, y en todas las edades”.
Por su parte, la escritora Claudia Piñeiro resaltó la gran participación y presentación de proyectos en esta edición y remarcó que es importante saber y dar a conocer “la cantidad de personas que están preocupadas por impulsar la lectura, que trabajan con creatividad para que otros lean”.
Natalia Porta López subrayó el gran trabajo de todos los que hacen posible que el Premio Vivalectura siga vivo: “Quiero celebrar el maravilloso trabajo que están haciendo. Desde el Plan Nacional de Lecturas tomamos el compromiso de no soltarle la mano a nadie de los que mandaron sus proyectos, sabemos lo que están llevando a cabo cada uno de ustedes, sabemos cómo están y lo que necesitan”.
Entrega de Premios Vivalectura 2023