El programa de la Universidad Nacional de Rosario (UNR) que abre su convocatoria tiene nombre de propuesta y es una iniciativa que da cuenta del compromiso social de la universidad pública. Se llama “Leete algo” e invita a toda la comunidad a participar en la generación de bibliografía sonora para los y las estudiantes con discapacidad visual. La experiencia ya sumó las voces de 1200 lectores voluntarios y el repositorio cuenta con más de 1500 textos académicos.
“Leete algo” depende de la Dirección de Inclusión y Accesibilidad del Área de Derechos Humanos de la UNR, el espacio que en estos días lanzó una convocatoria de voluntarios que se mantendrá abierta durante todo el ciclo lectivo. El objetivo es producir materiales accesibles en formato sonoro para estudiantes con discapacidad visual que transitan por la universidad, y de este modo, contribuir a su acceso autónomo a la educación superior. Una iniciativa que reafirma el respeto por los derechos humanos y busca hacer de las aulas de las facultades espacios mas inclusivos.
El programa cuenta con diferentes propuestas y modalidades de lectura que podrán ser realizadas por quienes participen como voluntarios, y que luego serán compiladas y adaptadas para pasar a formar parte de la biblioteca virtual accesible de la UNR.
La lectura como derecho
Leete algo tiene historia como iniciativa inclusiva y solidaria. Miriam Bidyeran es docente en la carrera de comunicación social y está a cargo de la Dirección de Inclusión y Accesiblidad. En diálogo con La Capital cuenta que el programa de lectura nació en el año 2011, cuando un grupo de estudiantes con discapacidad visual de la Facultad de Ciencia Política necesitaba textos en formatos accesibles. “La respuesta ante este pedido fue institucional. Desde el Área de Accesibilidad se armó un equipo de lectores, en aquel momento conformado por personal administrativo de la facultad, docentes y sus propios compañeros de estudios”, recuerda Bidyeran, y afirma que en esa respuesta primó la solidaridad de la comunidad universitaria, así como también una decisión de gestión institucional dispuesta a ampliar derechos.
Para la docente a cargo del área, desde el programa “Leete algo” es fundamental reconocer y visibilizar la lectura como derecho, lo que contribuye a reducir las brechas sociales y culturales. “La lectura y el acceso a ella enriquecen nuestra subjetividad, porque nos incita a formular preguntas, nos ayuda a pensar y a sentir, nos abre puertas a otras experiencias, a otras subjetividades. Un libro nos permite convertirnos en ciudadanos más críticos, nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a reconocer nuestro entorno”, afirma.
En aquel 2011 la tarea era amplia. Cuando comenzaron a planificar se dieron cuenta que no podían solos y que necesitaban de más voces. Así nació “Leete algo” como programa abierto a la comunidad. Desde entonces la convocatoria se lanza cada año, está abierta durante todo el ciclo lectivo y actualmente cuenta con un registro de mas de mil lectores.
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Unos 1.200 lectores voluntarios ya se sumaron a la propuesta.
Virginia Benedetto
De acuerdo a los datos que arroja el Área de Accesibilidad, actualmente hay mas de 70 estudiantes universitarios con discapacidad visual que pueden acceder a más de 1500 títulos en la biblioteca del campus virtual de la universidad pública. Un repositorio accesible donde se hallan títulos en audio y en otros formatos accesibles —como word, txt, block de notas, pdf readers—, que los lectores de voz que tienen las computadoras que utilizan los estudiantes con discapacidad visual pueden reconocer.
Otro dato que aporta el área son las carreras por donde usualmente transitan estos estudiantes. Son las que se cursan en las facultades de Psicología, Económicas, Derecho, Humanidades, Ciencia Política, Agrarias, Veterinarias, Bioquímicas y Medicina. Una variedad de disciplinas por lo que los contenidos producidos hasta el momento corresponden a estas carreras. Pero el mejor número que devela Bidyeran indica la cantidad de voluntarios que el programa supo convocar: “Tenemos 1200 lectores en el banco de voluntarios. Hay una organización previa que determina los perfiles de los lectores. Cuando un voluntario se inscribe tiene que contar qué hace, qué le gusta, si es jubilado de qué trabajó. Entonces, si la persona viene del ámbito de la administración tal vez se le asigne leer un texto de derecho, eso implica que las lecturas se hagan de acuerdo a los perfiles de los voluntarios”.
Ese banco de lectores se va ampliando año a año. Actualmente el registro cuenta con una amplia gama de voluntarios con diversos perfiles, entre ellos estudiantes universitarios y secundarios, docentes, ciudadanos que no son del ámbito de la universidad y miembros de centros de jubilados. También hay voluntarios para leer en otros idiomas.
Si bien el registro está abierto a toda la comunidad, para la docente los que más participan son los jóvenes, sean o no estudiantes. “En el caso de los voluntarios que son estudiantes, el programa aporta un sentido de compromiso que tiene la universidad con el derecho a la educación. La idea es que aquellos estudiantes que son lectores sepan que están trabajando por un derecho y asuman una responsabilidad social”, destaca.
¿Cómo sumarse a “Leete algo”? Los interesados en participar como voluntarios deben inscribirse en el registro de lectores y luego son convocados por un equipo coordinador del programa. Las lecturas son a pedido de los estudiantes y los lectores pueden elegir leer en sus domicilios o en el laboratorio sonoro de la Escuela de Comunicación Social de la UNR. Bidyeran explica estas dos modalidades de participación: “Hay dos formas de lectura para quienes quieren participar. Una puede ser la lectura domiciliaria, se le manda a la persona el texto por email, el voluntario lo graba en su casa con un celular y luego lo envía. La otra opción es que el voluntario se acerque al laboratorio sonoro de la facultad, donde lo espera un operador para grabar la lectura del texto”.
La docente cuenta que a veces se lee en forma individual, otras en grupo y hay jornadas que en el laboratorio se produce un montón. Luego todos estos textos se catalogan en formato de biblioteca, de manera tal que un estudiante con discapacidad visual pueda buscar el material que necesita en forma autónoma. “Se trata de un sistema que aporta a los estudiantes autonomía e independencia en su transito por la vida universitaria”, concluye.
Los interesados en inscribirse en el programa “Leete algo” pueden escribir a [email protected]