La nube de cenizas procedentes del volcán islandés Eyjafjalla mantuvo por segundo día aislada a parte del norte de Europa, afectada por el tráfico aéreo y ferroviario que dejó a centenares de miles de viajeros atascados.
La nube de cenizas procedentes del volcán islandés Eyjafjalla mantuvo por segundo día aislada a parte del norte de Europa, afectada por el tráfico aéreo y ferroviario que dejó a centenares de miles de viajeros atascados.
El volcán, situado a unos 120 kilómetros al este de la capital islandesa Reykyavik, cerca del glaciar Eyjafjalla, entró ayer en la fase más violenta de erupción. Una densa lluvia de ceniza cubrió de gris varias zonas rurales de Islandia, y la nube emitida por el volcán siguió avanzando ayer por Europa, paralizando el tránsito aeronáutico a tal punto que fueron cancelados unos 17 mil vuelos.
La agencia de tráfico aéreo Eurocontrol informó que casi dos tercios de los vuelos en Europa fueron cancelados ayer. El espacio aéreo quedó prácticamente cerrado en Gran Bretaña y en vastas zonas del norte y centro de Europa.
"Los cielos están totalmente vacíos en el norte de Europa", dijo Brian Flynn, subjefe de Eurocontrol, quien añadió que "habrá algunas alteraciones significativas del tránsito aéreo en Europa mañana (por hoy)".
La agencia informó que unos 17 mil de los 28 mil vuelos habituales diarios en el continente fueron cancelados ayer, el doble de anteayer.
Las aerolíneas estadounidenses cancelaron 280 de más de 330 vuelos trasatlánticos, y también fueron cancelados 60 vuelos entre Asia y Europa.
La Asociación Internacional del Transporte Aéreo informó que el volcán costaba a la industria unos 200 millones de dólares al día.
El volcán, debajo del glaciar Eyjafjallajokull, en Islandia, comenzó a hacer erupción por segunda vez en un mes, el miércoles último emitiendo una columna de cenizas de varios kilómetros de altura. Los vientos llevaban la nube al sur y al oriente a través de Gran Bretaña, Irlanda y Escandinavia hacia el corazón de Europa.
La lluvia de ceniza comenzó a caer cerca del glaciar, convirtiendo el día en noche. las autoridades pidieron a la gente con problemas respiratorios permanecer dentro de sus casas, y alertaron a todos que deben usar máscaras y anteojos protectores en el exterior.
En las principales ciudades europeas, reinaba el caos entre los viajeros. Hubo necesidad de enviar trenes adicionales en Amsterdam, y las filas para comprar boletos eran tan largas que la empresa ferroviaria debió repartir café gratis entre quienes esperaban.
El operador de trenes Eurostar informó que transportaba a casi 50.000 pasajeros entre Londres, París y Bruselas. Thalis, un grupo de trenes de alta velocidad formado entre las compañías de Francia, Bélgica y Alemania, permitía que los pasajeros compraran boletos incluso si todo el cupo en los trenes estaba reservado.
Los operadores de transbordadores en Gran Bretaña recibieron múltiples reservaciones de gente desesperada por cruzar el Canal de la Mancha rumbo a Francia, mientras que la compañía londinense de taxis Addison Lee informó que había recibido peticiones de recorridos a ciudades muy lejanas, como París, Milán, Amsterdam y Zurich.
Las cancelaciones afectaron a turistas, viajeros de negocios y dignatarios por igual.
La canciller alemana Angela Merkel debió ir a Portugal, en vez de a Berlín, cuando volvía a su nación, tras visitar Estados Unidos. El primer ministro noruego Jens Stoltenberg logró obtener un vuelo de Nueva York a Madrid, pero no estaba seguro de cuándo ni cómo volvería.
Los militares también tuvieron que ajustar sus planes. Cinco soldados alemanes heridos en Afganistán fueron desviados a Turquía, y no a Alemania, mientras que las evacuaciones de soldados estadounidenses heridos o enfermos en Irak y Afganistán se hacían directamente desde el frente de guerra hacia Washington, en vez de realizarse a un centro de atención en Alemania.
Además, los militares estadounidenses dejaron de usar las bases aéreas en el Reino Unido y Alemania temporalmente.
Expertos en aeronáutica dijeron que ésta era una de las peores afectaciones al transporte que hayan atestiguado en Europa.
Los científicos estaban estudiando los posibles efectos que la erupción del volcán podría tener sobre el cambio climático. Las grandes erupciones del pasado ocasionaron un enfriamiento temporal del planeta, según estudios. (AP, Reuters y DyN)