Las calles del barrio La Tablada fueron escenario de una nueva historia de nombres que se
entrecruzan con la vida y la muerte. Fue el jueves por la noche, cuando asesinaron de un balazo por
la espalda a Diego Matías Gómez, de 18 años. Toti, como lo conocían en el barrio, había salido el
pasado 30 de marzo del Instituto de Rehabilitación del Adolescente Rosario (Irar), donde estuvo
preso como principal acusado en el homicidio de María Simona Benegas, una mujer acribillada a
balazos el 30 de diciembre de 2008 en 24 de Septiembre y Necochea. Sin embargo, los allegados del
pibe muerto, aseguraron ayer que salió libre por falta de pruebas y, que el crimen no tiene nada
que ver con aquel hecho. Alguien le jugó una mala pasada por problemas personales y eso le costó la
vida, aseguraron.
Respecto del asesino de Toti Gómez, los investigadores sostuvieron ayer que se trata de un pibe
de 15 años llamado Brian, vecino de la víctima y reconocido en el barrio como La Base. Acerca del
motivo del homicidio, en La Tablada todos apuntan a un mero problema de convivencia entre los
muchachos. “Fue un problema entre pibes. El drama es que uno llevaba una pistola calibre 22
en la mano”, explicó sin demasiados rodeos una fuente allegada a la pesquisa.
Tierra de mortajas. “Ustedes preguntan mucho. Parecen de (la brigada de) Investigaciones.
Aca las cosas son como son y punto. Y no hay que andar generando más quilombo porque los familiares
saben qué es lo que tienen que hacer y acá hay que seguir viviendo”, dijo uno de los vecinos
de Chacabuco al 4100, escenario del crimen. El hombre, con una simpleza digna de asombro y una
frialdad preocupante para aquellos que creen que “vivir y morir es indiferente”, marcó
así el punto final a una charla del cronista con dos primas de la víctima y su ex novia, todas
adolescente menores de 15 años, en la vereda de la humilde casa celeste donde cayó mortalmente
herido Toti Gómez.
La historia de Toti y las palabras de los vecinos sirven, al menos, para tratar de imaginarse
cómo vive el día a día una parte de los adolescentes en La Tablada, un barrio ya estigmatizado por
la violencia, la droga y la muerte.
A los 18 años, Diego estaba en conflicto con la ley penal. Su ingreso a ese sistema quedó
registrado el 30 de enero de 2007 cuando tuvo su primera mancha prontuarial: una tentativa de robo.
Hasta el momento, dijeron fuentes policiales, acumulaba 16 antecedentes y desde hacía nueve días
había vuelto a la calle tras ser liberado del Irar en el marco de la investigación del homicidio de
Benegas, causa a cargo del juzgado de Menores número 2.
Hasta que salió de atrás de las rejas, Toti estuvo de novio con Micaela, una piba de 15 años que
ayer, junto con las dos primas de la víctima, se atribuía ser “la novia oficial” del
muchacho asesinado. “La piba que estaba con mi primo —una muchachita de 13 años—
era su novia desde hace sólo dos días. Y cuando lo mataron se tomó el palo (se fue)”, explicó
una de las familiares de Diego.
En tanto, Micaela, contenida por sus amigas y sin derramar una lágrima, contó que había llegado
a las 20.15 del jueves hasta la casa de Gómez para contarle que estaba embarazada de él, pero
entonces se topó con la amarga noticia de que lo habían llevado moribundo al hospital Roque Sáenz
Peña y que ahora deberá esperar sola la llegada del bebé.
El final. Los últimos días de su vida, Toti los vivió en la casa de su tía Graciela, junto a sus
primas y su nueva compañera, una nena de 13 años. Su madre vive en barrio La Paloma, en Salvá al
6700, y su papá en Ayacucho al 6500, dijeron los familiares. En este último domicilio, contaron
algunos conocidos de Toti, su cuerpo iba a ser velado ayer.
Pero fue en la vereda de tierra de una casa humilde, pintada de celeste, en Chacabuco al 4100,
donde lo hirieron mortalmente. “Todo pasó a las 19.30 de ayer. Es seguro, porque estábamos
mirando en la tele Niní —la comedía juvenil que se ve por Canal 5—. Escuchamos un sólo
tiro. Cuando salimos vimos a Diego que sólo decía: «Me pegaron, fue Brian» y cayó al suelo. No le
salía sangre de la herida”, recordó una de las primas.
Gómez recibió el balazo en el hemitórax izquierdo y sus familiares lo cargaron lo más rápido que
pudieron en un taxi para llevarlo al hospital Roque Sáenz Peña. Sin embargo, su vida se apagó en el
camino.
Costumbre. “Escuché un sólo disparo que sonó como un cuete. Un cliente entró y me dijo:
«Cerrá todo que andan a los tiros». Cerré, pero no ví nada”, aportó una comerciante de la
cuadra.
En tanto, la familia del pibe asesinado contó que Brian, quien caminaba con su novia al momento
del hecho, llegó hasta la casa de la tía de Toti y lo sorprendió cuando estaba de espalda. En el
lugar la policía secuestró una sola vaina servida de calibre 22. “La policía vino, nos
preguntó varias cosas y sin embargo Brian todavía anda dando vueltas por el barrio. ¿Qué tenemos
que hacer nosotros?”, dijo indignada una de las primas de Toti Gómez apoyada por algunas
mujeres de la cuadra.
El por qué de la agresión al adolescente tenía en el barrio varias hipótesis. La que más
resonaba era que Brian baleó a Gómez porque tenía problemas con uno de sus amigos. “Acá te
pueden dar un tiro porque sos amigo de alguien que ellos no quieren”, explicó una vecina.
También desmintieron que tanto Brian como Gómez hubieran compartido un tiempo de detención en el
Irar.
Brian vive junto a su madre a dos cuadras de la casa donde cayó herido Gómez. Lo que sí quedó
claro es que todos separaron esta muerte con cualquier problema en el submundo de la venta de
drogas en el barrio, un tema que ya se cobró varias vidas en la zona sur de la ciudad. El crimen de
Gómez es investigado por la comisaría 16ª y la sección Homicidios de la policía rosarina.