Párrocos de San Martín de los Andes, el intendente del parque Lanín y un lonko
mapuche se reúnen para destrabar un conflicto desatado cuando miembros de la comunidad originaria
impidieron pasar a una peregrinación católica que concurría a una capilla del paraje Quila Quina,
en el parque nacional Lanín.
Salvador Vellido, intendente del parque nacional, mediador
entre las partes, indicó que "los curas Carlos Martín y Fabián Rainone plantearon que en la capilla
se realizan actividades propias de la fe cristiana; y a partir de allí manifestaron su
predisposición a trabajar en mejorar la relación con la comunidad mapuche".
Tras tres horas de reunión, el representante mapuche
propuso pasar a un cuarto intermedio para informar a su comunidad sobre lo tratado.
Vellido explicó que el lote donde se construyó la capilla
es de propiedad de parques nacionales, y por un pedido expreso del Obispado de Neuquén fue cedido
en 1989. Pero el lonco Ariel Epulef resaltó que "fue construida sin consultar a nuestros mayores,
de los que teníamos mandato, en tierras que históricamente nos han pertenecido".
El lunes anterior, en el paraje Quila Quina, integrantes de
la comunidad Curruhuinca impidieron el ingreso de los fieles que participaban de la tradicional
peregrinación por el día de la Inmaculada Concepción de María a la capilla construida en el
lugar.
La columna, encabezada por el obispo de Neuquén Marcelo
Melani, se encontró con miembros de la comunidad ancestral, que le impidieron acceder al templo.
"Es una obra hecha sin nuestro consentimiento, por una religión que no nos pertenece. Es un
avasallamiento a nuestra cultura", indicaron.
Los curas Carlos Martín y Fabián Rainone señalaron que el
obispo se mostró sorprendido ante esta actitud de la comunidad, más aún con la Iglesia de Neuquén,
donde funciona la "Pastoral aborigen que defiende los derechos de los pueblos originarios, fundada
por Jaime de Nevares".
Por su parte, Epulef dijo: "Fuimos una vez más atropellados
y avasallados por las autoridades religiosas, como también por fieles que nos amenazaban con que
nos iban a sacar a la fuerza del lugar y a expulsar a las niñas de la comunidad del hogar de
Cáritas", que funciona en la parroquia San José, ubicada en pleno centro de la ciudad.