Ana Benítez tiene 50 años y habitualmente entrena y practica trote con un gran grupo de personas en el parque Raúl Scalabrini Ortiz, en la zona norte de Rosario y detrás del shopping Alto Rosario. La noche del viernes, cuando se encontraba junto a cuatro compañeros elongando a metros de la rotonda de acceso al predio, frente al barrio Inglés y en la calle cercada por el municipio con el fin de facilitar la práctica deportiva, un trío de asaltantes los atacaron y ella se llevó la peor parte. Recibió un disparo en el abdomen y tuvo que ser trasladada al Hospital de Emergencias, donde fue operada y le extrajeron un riñón. Además tiene comprometidos el hígado y el páncreas por lo que ayer su salud seguía siendo delicada pero estable.
El grupo que integraba Ana fue sorprendido por tres ladrones en dos motos. En el primer rodado se movilizaba una pareja; en la otra iba un hombre solo. Los tres maleantes esgrimieron armas de fuego y las mujeres no se resistieron. Como acción desesperada e intuitiva arrojaron sus pertenencias a cierta distancia para que no se les acercaran.
Según Paula F., de 37 años y víctima también del atraco, el grupo estaba en medio de los ejercicios de elongación cuando observaron que dos motos se acercaban. “Cuando los vimos nos asustamos. De una de las motos bajó una chica gordita y morocha, de unos 20 años, y se me vino encima. Yo primero no les quise dar nada. Entonces tiraron un primer tiro y yo les arrojé la plata y mi celular para que se fueran”, contó Paula aún espantada y mientras esperaba noticias de su amiga en la sala de guardia del Heca.
A los tiros. “Una vez que vieron el celular y la plata se abalanzaron a recogerlo y uno de los muchachos disparó dos veces más (sería con un revólver calibre 32). Nos miramos entre todos y Ana lo primero que dijo fue «me hirieron» y entonces nos enloquecimos”, agregó Paula.
La mujer, entre lo que pudo reconstruir de esa noche olvidable de viernes, recuerda que “las motos eran una bordó y la otra azul”, y agregó que “los ladrones eran jóvenes y tenían gorritas. Cuando tiraron se fueron rápido, esquivando las vallas municipales”.
En ese momento hubo gritos y corridas mientras los vecinos del barrio Inglés salieron a auxiliar a las mujeres. Minutos después una ambulancia del Sies trasladó a la víctima al Heca, donde fue operada.
Ana es contadora y madre de Franco y Ramiro, dos jóvenes de unos 25 años. Está separada y vive en Echesortu, aunque es oriunda de la ciudad bonaerense de San Nicolás. Franco dijo ayer a este diario que su madre “hace unos seis meses que va a correr ahí con el grupo”. Y con dolor contó: “Estamos conmocionados, pero la buena noticia es que le sacaron el respirador y las perspectivas de evolución son buenas. Está lúcida y ya me dio algunas indicaciones familiares”.
En tanto, sus compañeros de trote y gimnasia plantearon indignados: “No sabemos qué hacer, si contratar a una agencia de seguridad privada o a un policía adicional porque en estas últimas cuatro semanas hubo tres robos iguales y por la zona corre muchísima gente, hay muchos chicos, es un paseo público y parece que hay que arriesgar la vida para hacer gimnasia”.