La sorprendente absolución de un policía blanco que mató a tiros a un adolescente negro desarmado en agosto pasado causó una ola de indignación y violencia en Estados Unidos. Al menos 14 grandes comercios fueron destruidos hasta los cimientos y decenas de autos quemados en Ferguson, un suburbio de población negra de Saint Louis, en el estado de Missouri. Las manifestaciones se extendieron a todo el país en la noche del lunes al martes, mientras grupos de jóvenes destruían todo lo que hallaban a su paso en Ferguson y la vecina Saint Louis. Hubo más de 80 arrestos y 14 heridos, pero de manera casi milagrosa no hubo que lamentar muertos.
El panorama en Ferguson era desolador ayer, con montañas de escombros humeantes donde hasta horas antes había grandes comercios. También fueron saqueados decenas de pequeños comercios, que quedaron casi totalmente destruidos o con graves daños. Ante la persistente tensión, el gobernador de Missouri ordenó el envío de refuerzos de la Guardia Nacional a Ferguson, donde se temía otra noche de protestas y violencia.
El caso del joven Michael Brown, abatido a tiros por el policía Darren Wilson, puso de manifiesto como ningún otro la tensión racial que existe en la sociedad estadounidense. Los abogados de la familia de Michael Brown condenaron en durísimos términos el dictamen del jurado que dictaminó no presentar cargos contra el policía Wilson.
Dictamen preliminar. La decisión, avalada por el fiscal de distrito, resulta particularmente criticable porque el jurado no debía condenar a Wilson, sino solamente indicar si había suficiente material de prueba para llevarlo a juicio. Es decir, era un jurado preliminar y no el del juicio definitivo. El nivel de prueba requerido en estos casos es sustancialmente inferior al del juicio penal, que puede terminar en una condena y en el que "debe haber certeza más allá de toda duda", según explicaron penalistas a los medios estadounidenses.
El sistema de jurados se usa extensamente en Estados Unidos. Pero cuando se trata de juzgar a policías, los jurados se demuestran sistemáticamente favorables a los uniformados, aún en casos que, en otros sistemas judiciales, terminarían sin dudas en duras condenas de los agentes, como sería el caso de Ferguson.
Otro elemento que ayer causó aún más irritación fue una entrevista del policía Wilson, quien declaró que no se sentía arrepentido y que volvería a actuar como lo hizo aquél día. En una entrevista con ABC News, la primera que ofrece, Darren Wilson dijo que lamentaba que se hubiera perdido una vida, pero que tenía clara conciencia de sus acciones. Wilson señaló que temió por su vida en el incidente que lo enfrentó con Brown, quien lo superaba físicamente. Brown fue abatido el pasado 9 de agosto por Wilson. La policía de Ferguson sostiene que el joven atacó a Wilson. La versión de Wilson y de varios testigos, resumida mediante una infografía interactiva por The Washington Post, señala que Michael Brown, de 18 años, y un amigo robaron una caja de cigarros en un negocio. Según Wilson, de 28 años, escuchó en su patrulla el mensaje de radio sobre el robo con la descripción detallada de Brown. Minutos después, Wilson vio a Brown y un amigo por la calle. Primero los amonestó por caminar por el medio de la calzada, pero entonces se dio cuenta de que Brown respondía a la descripción del autor del robo. Dio marcha atrás con el coche, se puso a la altura de Brown y comenzó a abrir la puerta del vehículo. Entonces, siempre según Wilson, el joven se la cerró. "Saqué mi pistola, y le dije: atrás o te disparo. Tomó la pistola y me dijo: «eres demasiado debilucho para dispararme»". Hubo un forcejeo a través de la ventanilla y Wilson disparó dos veces. Brown, herido, salió corriendo. Wilson salió del auto y —según él— le dio el alto. Brown se giró. Según algunos testigos el joven levantó los brazos; según Wilson no sólo no lo hizo sino que se que abalanzó contra él. El agente disparó diez veces. Brown se desplomó y murió. Su cuerpo mostró seis impactos. Brown carecía de antecedentes penales. Aquel mismo día hubo una fuerte reacción de cólera de la población de Ferguson. Durante semanas hubo saqueos y protestas, que ahora retornaron con aún más fuerza.
Los abogados de la familia Brown, Benjamin Crump y Anthony Gray, dijeron que el proceso no fue justo, porque el fiscal del caso tenía un conflicto de interés y Wilson no fue examinado de forma apropiada. Afirmaron que debió nombrarse un fiscal especial. "Este proceso está roto. Debería haber sido impugnado", dijo Crump. El presidente Barack Obama dijo anoche en un mensaje que "no tenía ninguna simpatía por los manifestantes que quemaron negocios en Ferguson".
Bronca y conmoción de los deportistas
Celebridades del deporte expresaron frustración y conmoción por el caso de Michael Brown. El legendario basquetbolista Magic Johnson dijo en Twitter que estaba “muy decepcionado con la decisión. Tenemos que trabajar juntos para detener la pérdida innecesaria de hombres jóvenes de color. La justicia no se hizo en Ferguson.” Su colega LeBron James publicó un dibujo de Brown caminado codo a codo con Trayvon Martin, otro joven negro muerto por la policía. Más duro fue Kobe Bryant: “El sistema permite matar a los jóvenes negros bajo la máscara de la ley”. La tenista Serena Williams comentó: “Simplemente vergonzoso ¿Qué más se necesita?”