El pasado 19 de octubre falleció en EEUU mi padre, Julio Guido Barrera Oro. Su más destacado logro fue la vacuna contra la fiebre hemorrágica argentina, apodada “el mal de los rastrojos”. El desarrollo se hizo por convenio entre el Estado argentino y el estadounidense. La vacuna resultó eficaz para prácticamente eliminar esa letal enfermedad. La historia del combate contra el mal de los rastrojos se publicó en el periódico Millenium, de la ciudad de Chabás, en Santa Fe. Fuera de eso, creo que por haber estado involucrado el Ejército de EEUU en el convenio mencionado, poco se ha comentado aquí sobre esa vacuna. Por añadidura, mi padre se sentía solo parte de un equipo de científicos argentinos empecinados en derrotar a ese virus -el virus Junín- llegando a inocularse esa enfermedad voluntariamente como parte de la identificación del agente infeccioso. Fue en 1958, en el Instituto Nacional De Microbiología mucho antes del convenio mencionado y la radicación de mi padre en Estados Unidos. A pocos días de su fallecimiento, solicito que se publique, en su memoria.