El portero Jorge Mangeri, en una declaración más breve de lo que se esperaba y en la que no aceptó contestar preguntas, acusó ayer al juzgado a cargo de Javier Ríos de "armar" en su contra la causa por el crimen de Angeles Rawson y "plantar" una muestra de su ADN en las uñas de la adolescente para incriminarlo.
Al declarar ante el magistrado y la fiscal María Paula Asaro por primera vez como imputado en el marco de la causa (anteriormente se había negado en tres oportunidades), Mangeri, de 45 años, aseguró que en principio se autoincriminó por sentirse "presionado" por la policía.
En una declaración que pareció cuidadosamente preparada por sus abogados defensores, el portero no obstante incurrió en algunas contradicciones con su declaración como testigo antes de ser imputado y con el testimonio de su propia esposa ante la Justicia.
Mangeri está acusado de "homicidio agravado con alevosía" en perjuicio de Angeles Rawson (16), asesinada el pasado 10 de junio, y su cuerpo arrojado a un contenedor de basura y hallado en un predio del Ceamse en la localidad bonaerense de José C. Paz.
Tras explicar cronológicamente qué hizo el día en que desapareció la chica, el encargado del edificio de la calle Emilio Ravignani 2361 indicó que "nunca" tuvo contacto físico con Angeles, "ni ese día, ni nunca antes", al tiempo que acusó al magistrado o a sus auxiliares de "armar" la causa y de "plantar el ADN bajo las uñas de Angeles".
También disparó contra las pericias, en principal las que tienen que ver con el resultado del ADN, que resultó ser coincidente con su sangre, y le pidió al juez "la posibilidad de defenderse" y que "un grupo de expertos pueda revisar la prueba".
Incluso, Mangeri —quien se negó a contestar preguntas y titubeó cuando el magistrado le preguntó en forma directa si lo estaba acusando a él de armarle la causa en contra— pidió también que se investigue al "círculo íntimo" de la víctima, por entender que toda la pesquisa solo estuvo centrada en su persona.
"Mi familia está sufriendo y yo también", afirmó Mangeri ante el juez y la fiscal, con un tono firme.
Sobre lo ocurrido el 10 de junio, día en que se vio por última vez con vida a Angeles, Mangeri relató: "Niego rotundamente de lo que se me imputa. El día 10 de junio, estando en el edificio en el que trabajo, de las 6.30 a las 9.30, realicé las tareas de limpieza. Vi salir a Jimena y Juan Cruz Otapowski y Angeles, que fue la última en salir, a las 8.30".
Agregó que ese día no vio salir ni entrar "a nadie" más del departamento de la planta baja A, donde residía la joven, y agregó: "Salvo a las 17.30, con la llegada de Jimena. A la señora Dominga (empleada) no la vi entrar. A la señora Rosa, empleada de la planta baja B, tampoco la vi entrar".
Posteriormente dijo que fue a su casa a desayunar y a terminar algunos trabajos de pintura que realizaba allí, en el octavo piso, y que por la tarde, entre las 14 o 15 horas, se sintió mal "con síntomas de fiebre".
No obstante cumplió con su tarea a partir de las 17 y estuvo hasta las 19.30, cuando se fue a la casa de su suegra (en General Pacheco), donde estaba su esposa, y volvieron pasada la medianoche.
La declaración que realizó ante el juez Ríos, es básicamente igual que la efectuada frente a la fiscal Asaro, que era testimonial, aunque en esta ocasión sacó de la escena del edificio a su esposa, ya que en la primera ocasión había dicho que fue a tomar mate con ella, esa mañana.
El portero se refirió, al igual que en la testimonial, sobre el supuesto "apriete" que sufrió por parte de dos ocupantes de un automóvil Volkswagen Polo, negro, con dos personas en su interior, una de ellas armada con un revólver.
Mangeri explicó que en esa oportunidad, el que manejaba el automóvil le preguntó si era el portero del edificio de la calle Ravignani: "«Hijo de p..., vos sabés bien lo que tenés que hacer. Hacéte cargo y andá a declarar, si no te va a pasar lo peor», me dijo. No sabía si ir a mi casa o a la clínica. Para no asustar a mi esposa, decidí ir a la clínica. La llamé a mi esposa y fuimos a la casa de mi amigo en Marcelo T. de Alvear. Tenía miedo. En esas condiciones, me llevaron a declarar".
Además apuntó contra un subcomisario (cuyo nombre recuerda) y a un policía de apellido Martínez, a quienes acusó de "apretarlo".
"Me dijo que sabía todo lo que había pasado. Un policía me dijo que me tenía que hacer cargo porque mi esposa había declarado y se dieron contradicciones. Me sugirió que dijera que la chica me provocaba, que yo intenté abusarla, que la golpeé y sin querer la maté. Me decía que lo mejor era que me declarara culpable para que mi esposa no fuera presa", sentenció.