Madrid. — El primer ministro español Mariano Rajoy superó la prueba de fuego de las elecciones autonómicas en Galicia y el País Vasco, en unos comicios que se daban en medio de la ola de ajustes que está aplicando el líder nacional del Partido Popular (PP). En Galicia, la tierra de Rajoy, el PP no sólo mantendrá el gobierno regional con mayoría absoluta en el Parlamento gallego, sino que la ampliará. En el País Vasco, dos formaciones nacionalistas ganaron con holgura, como se vaticinaba. Pero la derrota mayor en Euskadi es para el gobernante socialismo, que contaba con apoyo externo del PP. En resumen, fue un domingo electoral que estuvo lejos de ser una derrota contundente para el jefe del gobierno central, como muchos medios españoles pronosticaban.
"No es habitual".El líder del Partido Popular (PP) en Galicia, Alberto Núñez Feijóo, dio oxígeno a su partido y a Rajoy con su cómoda victoria, con una mayoría absoluta ampliada. El PP gallego no sólo revalidó la mayoría absoluta de 38 diputados que tenía en la última legislatura, sino que la amplió a 41. En votos, esto significó un 45,79 por ciento de los votos. "No es habitual que en una crisis como ésta un gobierno reciba un apoyo como el que hemos obtenido en esta jornada", declaró un exultante Feijóo ante la prensa. El líder gallego se refirió expresamente a Rajoy y a su gestión, interpretando él mismo los resultados gallegos en clave nacional. "Si los ciudadanos no entendieran que pese a las dificultades y los esfuerzos se está gobernando con responsabilidad, esta victoria hubiera sido impensable", aseguró.
Feijóo, de 51 años, revalida su mandato por cuatro años y mantiene en manos del PP la comunidad autónoma, tierra natal de Rajoy y uno de los feudos tradicionales de la formación conservadora. Con este triunfo se posiciona además como posible sucesor de Rajoy, después de haberlo sido ya en Galicia del mítico Manuel Fraga, muerto este año y fundador de la formación que antecedió al PP. Además, ha conseguido convertirse en uno de los pocos gobernantes europeos que resiste al efecto de la crisis en las urnas, tras una campaña electoral en la que evitó "contagiarse" del desgaste de Rajoy, reduciendo las apariciones conjuntas a la mínima expresión y quitando las siglas del PP de su cartel electoral.
Socialistas en retirada.Los socialistas gallegos (PSG-PSOE), que aspiraban a evitar una mayoría absoluta del PP y pactar con los nacionalistas gallegos un gobierno de coalición, se hundieron: obtuvieron 18 diputados, siete menos que en las elecciones de 2009. En votos, lograron solamente el 20,53 por ciento. Estos resultados son un duro golpe que también podría afectar al secretario general del PSOE, Alfredo Pérez Rubalcaba, quien tras la debacle electoral frente a Rajoy en las elecciones generales de hace un año —obtuvo los peores resultados en la historia del partido— no ha logrado recomponer a la formación opositora. Los nacionalistas de izquierda del Bloque Nacionalista Galego (BNG), que tradicionalmente han sido la tercera fuerza gallega, cayeron a siete diputados, frente a los 12 que tenían, y se convirtieron en la cuarta fuerza gallega. La tercera en el nuevo Parlamento será una coalición de la que forma parte una escisión de ese partido, Alternativa Galega de Esquerda (AGE), que irrumpe con nueve diputados.
En el País Vasco. El nacionalismo y el independentismo vasco se hicieron fuertes en el País Vasco en las elecciones autonómicas celebradas ayer, las primeras sin la sombra de ETA, que justo hace un año anunció el cese definitivo del terrorismo. El Partido Nacionalista Vasco (PNV) ganó los comicios con 27 de los 75 diputados del Parlamento regional, tres menos que en las elecciones de 2009. La coalición independentista Bildu, en la que se integra la ex Batasuna, proscripto brazo político de ETA, consiguió 21 escaños, rentabilizando el fin de la violencia del grupo terrorista. En porcentaje de votos, el PNV logró 34,5 por ciento y Bildu 25 por ciento, mientras en tercer lugar quedó el socialismo del PSE (en el gobierno), que logró apenas 19 por ciento. Con los diputados del PNV y los de Bildu, 48 en total, la nueva cámara estará dominada por un eje nacionalista-independentista, con dos partidos que llevan el horizonte de la independencia en sus programas, en un momento en el que en Cataluña se vive un auge secesionista sin precedentes.
Nueva época."Empieza un nuevo tiempo", declaró el líder del PNV, Iñigo Urkullu, en una comparecencia en la que celebró que "por primera vez en la historia de Euskadi, la sociedad vasca ha podido elegir a sus representantes en plenas condiciones democráticas, sin la sombra de ETA". Urkullu será el nuevo jefe de gobierno vasco, aunque para gobernar necesitará de pactos postelectorales.
Los socialistas vascos del PSE, que de la mano de Patxi López gobernaron el País Vasco en la última legislatura, se hundieron ayer: obtuvieron 16 diputados frente a los 25 de la pasada legislatura. Y el Partido Popular (PP), que con su apoyo parlamentario al PSE permitió en 2009 la formación del primer Ejecutivo no nacionalista, cayó de 13 a 10 escaños.
Planteos a la vista. El temor del PP y de los socialistas es que Urkullu plantee desde el cargo de "lehendakari" (gobernador) un nuevo desafío independentista. El líder del PNV quiere abrir a partir de 2015 un debate sobre un "nuevo status político" del País Vasco. No ha aclarado qué significa eso y durante la campaña electoral aseguró que su "prioridad" será "buscar soluciones ante la grave crisis económica". Pero tras conocerse en estos días una reunión que Urkullu mantuvo con el presidente catalán, Artur Mas, a fines de septiembre en Barcelona, el gobierno de Mariano Rajoy teme la creación de una una pinza nacionalista vasco-catalana.