Que la escritora de esta saga, Erika Leonard Mitchell, haya sido elegida en 2012 por la revista Time como una de las 100 personas más influyentes del mundo, es una noticia que debería preocuparnos. Confieso que no leí sus libros, solo mire la flamante película y sin detenerme en detalles, como que es predecible, por ende aburrida, me asusta la historia. Aún no analizo el mensaje, pues restan dos entregas. El desarrollo es peligroso. Más acorde a la edad media que a los tiempos que corren. Según tengo entendido en este 2015, por lo menos en esta parte del planeta, una mujer no es menos que un hombre. El amor no es una mercancía. La voluntad de hoy, puede ser desinterés mañana, no se puede regir por un frío y absurdo contrato. Solo los tiranos sienten placer al someter a otros. El poder y sus exigencias suelen ser además de abusivas, aburridas. Las relaciones enfermizas solo terminan bien en las películas. Aclarado todo esto y suponiendo que la mayoría estamos de acuerdo, no logro entender el arrollador éxito de este filme, sobre todo con el género femenino. La autora por medio de Grey les ofrece 50 sombras, yo por medio de Simone de Beauvoir les alcanzo una hermosa linterna. Lean cualquiera de sus libros, o vean los videos de internet, y quizás el futuro no sea tan oscuro.