—La usina de Sorrento será tomada por los trabajadores si para fin de este mes no entra en
operaciones.
—Pero usted está loco Inocencio. ¡¿Mire qué cosas dice?! Además ya
se anunció que la usina entra en funciones a fin de mes y se prevé un amplio plan de inversión.
—Sí, pero repito lo que escuché de fuentes gremiales inobjetables:
la usina de Sorrento será tomada por los trabajadores si para fin de mes no está en funcionamiento.
—Desde hace meses, y por falta de inversiones en el sector, la
usina que pasó a manos privadas está inoperable y los muchachos, si bien aguardan que se cumpla con
lo que se ha anunciado, dicen que no van a permitir que se pierda no sólo una importante fuente de
trabajo, sino un centro que podría mitigar los problemas de corte de energía que afectan a la
ciudad de Rosario u otras zonas de la provincia y que sufre la gente. Reitero lo que escuché:
“Está bien, pero si para fin de este mes la usina no vuelve a entrar en operación la vamos a
tomar. Hace meses, muchos meses, que está fuera de servicio y eso no puede ser”.
—¡A la flauta! Y..., lo que pasa es que los muchachos están hartos
de cargar con un peso que no es responsabilidad de ellos.
—Ahora voy a reproducir una carta que enviara el ingeniero César
Cati, hace unos días atrás, en relación con la necesidad de un acuerdo social al que aludí. Pero en
esa carta hace mención al tema de Sorrento. Escuche: “Coincido ampliamente con que hace falta
un pacto social, pero ¿quién es creíble para convocarlo? ¿el Estado/gobierno? De otra manera:
¿quién le pone el cascabel al gato?, como concluyó Esopo en la moraleja de una de sus fábulas. El
Estado/gobierno no tiene autoridad moral, ya que ha subvertido los valores de la sociedad por
acción u omisión. Desde el poder se actúa con impunidad, mentira y desprecio por el orden jurídico
y la sociedad en general. Vayan como ejemplo el manipuleo de los índices de inflación. Cuando voy
al súper por más que le de vuelta a los números y use todos los métodos de cálculo por mí
conocidos, el aumento de los elementos de consumo cotidiano es muy superior al 8,5 por ciento,
parece que los números y los métodos de cálculo han dejado de ser herramientas técnicas para
convertirse en herramientas políticas. Nos subestiman pretendiendo que creamos que cambiando el
tipo de lamparitas vamos a salir de la crisis energética, cuando no se han realizado los controles
pertinentes a empresas generadoras de energía para que realicen no digo inversiones, sino un mínimo
de mantenimiento para mantenerlas operables. Un ejemplo, y a la vista de todos en nuestra ciudad:
no es necesario ser un experto en mantenimiento de usinas eléctricas para comprobar lo que digo. Lo
invito a que pase por la costanera y observe el avanzado estado de corrosión de la Usina Sorrento.
Es lo mismo que cuando uno ve un auto todo corroído, presupone que el motor tiene el mismo grado de
abandono (perdón me fui por las ramas y se me escapó el indio)...”. Añade después el
profesional: “Volviendo al tema central: es muy difícil, casi imposible, aplicar sanciones
cuando el primer trasgresor de las normas es el organismo de control. Mis más cordiales saludos.
Ingeniero César D. Cati”.
Candi II
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